EL PAíS › MALESTAR Y AGRESIONES DEL GRUPO PRO CARAPINTADA DE VETERANOS DE LAS ISLAS MALVINAS
El mismo grupo que golpeó al diputado Díaz Bancalari agredió al ex combatiente Edgardo Esteban este domingo. No quieren que se denuncien los maltratos a los soldados y reivindican la guerra que declaró la dictadura.
› Por Julián Bruschtein
Cuando el ex combatiente de Malvinas Edgardo Esteban comenzaba a hablar este domingo en la Feria del Libro, el mismo grupo que había atacado el 7 de febrero pasado al diputado José María Díaz Bancalari en la puerta de la Casa Rosada irrumpió entre gritos, golpes y empujones. La agresión volvió a poner de manifiesto la dura disputa que se produce en las organizaciones de veteranos de Malvinas, tras el discurso de la presidenta Cristina Kirchner que reivindicó los derechos argentinos sobre las islas, pero cuestionó con mucha dureza la guerra desatada por la dictadura militar. En ese discurso que la Presidenta formuló en Ushuaia, Esteban fue uno de los ex combatientes a los que saludó en público.
El debate tiene muchos años, pero el grupo que exalta la guerra, reivindica a Pedro Giachino (pese al conocido rol de torturador del marino muerto en Malvinas) y que rechaza a los ex conscriptos que denuncian haber sido estaqueados u objeto de malos tratos, siempre fue sostenido por sectores cercanos a militares retirados y en actividad, simpatizantes de la dictadura y carapintadas. La otra corriente de ex combatientes se mantuvo alejada de esa influencia y recién ahora es más reconocida de manera oficial.
El rumbo que decidió el Ejecutivo causó inquietud en el grupo que reivindica la guerra, referenciado en el ex combatiente César Trejo, que durante el menemismo fue presidente de la Comisión Nacional de ex Combatientes de Malvinas y actualmente es funcionario de la Cancillería en el área de los Cascos Blancos. Este grupo, que reivindica a Seineldín, a los carapintada e incluso a represores de la dictadura, es muy hostil con las agrupaciones de derechos humanos y es el que participó en la agresión a Díaz Bancalari y al ex combatiente Edgardo Esteban, que escribió el libro Iluminados por el fuego sobre su experiencia en la guerra.
El pasado 19 de abril, la Presidenta “adecuó” por decreto a la comisión como expresión de los combatientes “civiles”, por lo que no tendrá representantes militares. El sector de Trejo se sintió desplazado y una expresión de esa inquietud fueron las críticas públicas de este personaje a la decisión de Cristina Kirchner de pedir la identificación de los soldados que están enterrados como NN en Malvinas. Pero, además, el lugar que eligió para expresar esas críticas fue el diario Clarín, lo que seguramente habrá puesto en apuros al jefe de Cascos Blancos, Gabriel Fuks, el hombre del cual depende en ese organismo.
“El discurso militarista de defensa de la guerra, ya no va más”, señaló a Página/12 el secretario de Relaciones Institucionales del Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas de La Plata, Ernesto Alonso, recuperando el mensaje presidencial del dos de abril. “La decisión de la Presidenta de identificar los restos de los caídos en el cementerio de Darwin es muy importante”, agregó Alonso, a la vez que recordó que la Asociación de Familiares (cuyo apoderado es Trejo y se opone a esa medida) es una entidad “creada desde las Fuerzas Armadas y la Vicaría castrense que no representa a los familiares de todo el país”.
En la otra vereda, Trejo, funcionario actual en Cascos Blancos, fue el primer presidente de la comisión creada en 1994 durante el menemismo. Trejo solía visitar en la cárcel a Seineldín, luego fue allegado a la secretaria de la Gestión Pública Claudia Bello y supo permanecer cerca del poder a pesar de los cambios políticos. A Trejo lo acusan también porque entre sus aliados “se encuentran personajes siniestros como Héctor Taranto, un subteniente acusado de torturas a los soldados durante su estadía en las Malvinas”, confió un ex combatiente a este diario.
El subteniente Taranto está acusado por distintos soldados de haber infligido torturas y vejámenes durante la guerra en 1982. La denuncia se inició en el 2007 en el Juzgado Federal de Río Grande y la jueza Lilian Herraez falló a favor de reconocer los hechos como “delitos de lesa humanidad”. El caso de Taranto, aliado de Trejo, es emblemático: en su página de la red social Facebook, Taranto colgó una foto del contraalmirante Carlos Busser, preso y procesado por delitos de lesa humanidad durante la dictadura, en la que se lee: “Héroe de Malvinas, libertad ya!”. También colgó una foto del ex combatiente y periodista Edgardo Esteban junto a la presidenta de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo y escribió en el comentario: “Mientras patriotas como el almirante Busser están presos, estos crápulas trafican y comercian con los derechos humanos”.
En ese contexto se produjo la agresión del domingo. Esteban recibió la solidaridad de organizaciones de ex soldados como la Comisión de Ex Combatientes Islas Malvinas platense que señalaron en un comunicado que “desde hace un tiempo sectores que reivindican y militan el olvido y la impunidad se oponen al proceso de Memoria, Verdad y Justicia que en el país es una política de Estado, así como también lo es la desacralización de una guerra decidida por la dictadura militar”, firmado por su presidente Mario Volpe.
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