Más que hacer un acto de cierre de campaña, Elisa Carrió aprovechó la televisación en directo de la reunión en una de las salas del complejo La Plaza para enviar un mensaje al país. La candidata presidencial del ARI convocó a “hacer memoria” antes de votar para “no repetir errores históricos” y exhortó a “terminar con el voto especulativo y votar con la conciencia porque ése es el voto de la dignidad”. A su turno, el candidato a vicepresidente, Gustavo Gutiérrez, presentó una rendición de gastos de la campaña y desafió a los postulantes de los otros partidos a imitarlos para transparentar sus cuentas.
Los casi 450 participantes del encuentro, entre los que se encontraban buena parte de los diputados nacionales y legisladores porteños del ARI, acompañaron con aplausos y cánticos el último acto de Carrió antes de los comicios del domingo.
Afuera, unos 200 se quedaron a la espera de poder conseguir un lugar y sin poder escuchar las palabras de la candidata ya que, como reconoció uno de los organizadores, “no nos quedó plata para poner un equipo de sonido en la puerta”.
El voto a conciencia y un recurrente pedido a tener memoria fueron los ejes centrales del discurso de Carrió que, a diferencia del realizado el miércoles en la Federación de Box, no fue ni encendido ni flemático sino más bien intimista, reflexivo y por momentos hasta sereno. “Los que no tienen memoria viven una agonía perpetua, los que la tienen miran hacia el futuro y hacen nuevos países”, dijo con voz pausada pero firme.
En tren de hacer memoria, Carrió dijo que en los últimos 15 años se “fue estableciendo un modelo económico y social de saqueo y exacción que atacó a la clase media, provocó un empobrecimiento brutal y la exclusión del 60 por ciento de la población”. Es por ello que la candidata presidencial rechazó de plano la teoría del voto útil al sostener que “acá lo que vale es el voto a conciencia, el de la dignidad nacional. Por eso les digo que el domingo los que voten serán héroes porque no ensuciaron sus manos y mucho menos su conciencia. Qué bueno que es luchar cuando se tiene la conciencia limpia. No tengan miedo”.
Carrió aseguró que su partido busca construir una nueva síntesis histórica que “nunca será gorila” porque “creemos profundamente en el sustento republicano de (Leandro) Alem y la justicia social de alguien que amo mucho como es Eva Perón”, dijo para terminar con un “hasta la victoria”.
De buen humor, Carrió esperó el comienzo de su último acto en su casa durmiendo una larga siesta. Ya en el teatro, se le acercó otro sodero que también cultiva las encuestas y que le entregó el último sondeo que realizó y que, como su colega de Sarandí, la da como ganadora. “Si gano ustedes van a tener que cambiar de profesión”, dijo entre risas e ingresó a los camarines.
Detrás de bambalinas y mientras sus colaboradores le indicaban a la fórmula del ARI cómo debían ubicarse para los reporteros gráficos, Carrió le susurró a su jefe de campaña, Rafael Romá: “Ya me siento toda una actriz”. No fue la única broma que lanzó, antes de traspasar el telón la chaqueña giró sobre sus talones para decir en medio de una carcajada: “Tengo miedo escénico”.
El rol de Gutiérrez no sólo fue presentar a su candidata presidencial sino que también se encargó de rendir los gastos de la campaña. El mendocino buscó ser estricto en los datos al asegurar que se utilizaron 414.707 pesos con 45 centavos.
El candidato a vicepresidente, que por sumarse a la fórmula del ARI fue suspendido en su partido por 4 años, aseguró que la campaña fue complicada: “Fue bravo enfrentarse al Ejército para decirles que en caso de ser gobierno anularemos las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Y ayer, junto a Rubén Lo Vuolo, también fue tensa la reunión con las empresas petroleras cuando les dijimos queregularemos la renta petrolera. Pero así hablamos los que somos coherentes”, dijo mientras su compañera de fórmula aplaudía sus dichos.
Cuando todo terminó, Carrió y Gutiérrez recibieron el apoyo y la solidaridad personal de la senadora Vilma Ibarra y el jefe de Gabinete de Aníbal Ibarra, Raúl Fernández (ver aparte). Luego se recluyeron en un bar cercano para disfrutar un café y a esperar el domingo.