Dom 08.07.2012

EL PAíS  › UNA ENCUESTA MUESTRA UN ALTO APOYO

La cultura de los derechos humanos

El 79 por ciento de los consultados dice apoyar las políticas del Gobierno en ese campo, un aumento masivo en menos de diez años. Tres cuartas partes considera la democracia como la mejor forma de gobierno posible.

› Por Raúl Kollmann

“Lo que caracteriza al kirchnerismo es su voluntad y eficacia en las llamadas batallas culturales. Un primer ejemplo es la nueva comprensión que los argentinos tienen del terrorismo de Estado de los años setenta y, más aún, de la forma de enfrentar este pasado. Hoy en día, la gran mayoría de los argentinos (79 por ciento) apoya la política de derechos humanos del kirchnerismo. Esto no siempre fue así. Durante los primeros años del gobierno de Néstor Kirchner este apoyo no superaba el 30 o 35 por ciento. Y agrego otro elemento: la gente no considera al actual gobierno como autoritario. Por ejemplo, nada menos que el 78 por ciento dice que hay libertad de opinión y expresión y hay elecciones libres, limpias y competitivas.” La afirmación pertenece a Gerardo Adrogué, titular de la consultora Knack, que encabezó un estudio de opinión en grandes ciudades del país.

Adrogué es un consultor muy conocido que ha revistado como responsable técnico en algunas de las empresas más tradicionales de la Argentina. Hoy conduce Knack, que concretó 513 entrevistas en Ciudad de Buenos Aires, Gran Buenos Aires, Córdoba, Rosario y Mendoza. El trabajo se hizo mediante encuestas telefónicas teniendo en cuenta las proporciones por edad, sexo y densidad poblacional.

“Los actores políticos relevantes siempre dejan una marca que perdura –señala Adrogué–. Una marca que le vuelve al actor como rasgo dominante de su identidad. Una marca que lo identifica y que completa el significado de su nombre. Ejemplos que hoy pueden parecer obvios. La marca del radicalismo fue la incorporación de amplios sectores de las clases medias al sistema político argentino. El radicalismo encarnó el reconocimiento de los derechos civiles y políticos como forma de vivificar las instituciones. Este rasgo ha fundado la identidad del radicalismo por más de cien años. La marca del peronismo fue la inclusión política y social de los trabajadores y de los sectores más humildes y desprotegidos de la sociedad. Entre 1946 y 1955, a través de la decidida intervención del Estado, el peronismo dio respuesta a un amplio conjunto de derechos políticos, económicos y sociales. Aun en la actualidad, el bienestar social de esos años completa el significado de la identidad peronista.”

La pregunta que se formula entonces Adrogué está centrada en cuál es el perfil más dominante de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. “Quienes están cerca del kirchnerismo podrán argumentar que su marca es la recuperación del poder político estatal. Frente al Estado bobo y ausente que imperó por décadas, el kirchnerismo reconstruyó un Estado con voluntad política, responsable y activo, capaz de disciplinar las furias del mercado y de asignar con mayor justicia los recursos, bienes y servicios. En mi opinión, no es éste el rasgo que completa el significado del kirchnerismo, sino parte de la información genética que lo liga al peronismo en la historia argentina”, analiza el consultor.

“Por otro lado –agrega Adrogué– quienes se sienten lejos del kirchnerismo querrán sostener que su rasgo es el populismo autoritario y crispado, propio de América latina a comienzos del siglo XXI. Creo que el tiempo disolverá esta interpretación simplemente reñida con la realidad. A pesar de la tinta y de la saliva dedicadas a convencer de lo contrario, entre siete y ocho de cada diez argentinos afirman que en la actual democracia argentina está vigente la libertad de opinión y de expresión, las elecciones libres, limpias y competitivas y la libertad de asociación y de movimiento. No es ésta la opinión de una sociedad que padece de asfixia en manos de un régimen autoritario.”

Descartando las anteriores alternativas, Adrogué sostiene su hipótesis de que la clave del kirchnerismo está en los derechos humanos y en la transformación de la opinión de los argentinos en ese terreno. “Hoy en día se ve el acuerdo que la casi totalidad de los argentinos manifiesta con las tres ideas rectoras de esta política: verdad, justicia y memoria. En efecto, sólo una vez que la inmensa mayoría de los argentinos comprendió y abrazó el sentido de estas ideas, pudo un estudio de opinión pública registrar el amplio consenso que hoy existe en calificar de genocidio a la represión del terrorismo de Estado (83 por ciento), y reclamar que se juzgue y se cumplan las condenas no sólo de los militares y policías que participaron de la represión (89 por ciento) sino también de los civiles que colaboraron activamente en la matanza y el saqueo”.

El estudio de Knack muestra que el 72 por ciento sostiene que la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno, un 18 afirma no tener preferencias y el diez dice que en algunas circunstancias un gobierno autoritario puede ser preferible. Esto significa que dos de cada tres parecen demócratas muy convencidos, pero todavía hay un núcleo con poca convicción democrática y tentaciones autoritarias.

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