Las palabras de Hugo Moyano, llamando “masoquistas” a quienes volvieran a votar a la presidenta Cristina Fernández, siguieron repercutiendo en la dirigencia sindical. La primera reacción había sido la de Guillermo Pereyra, secretario adjunto del sector que lidera el propio Moyano, quien dijo abiertamente que él sí la volvería votar. En esa línea se sumaron ayer más voces opositoras al camionero: el dirigente de los bancarios Eduardo Barrozpe aseguró que “la inmensa mayoría de los trabajadores votaría otra vez” por la Presidenta e incluso agregó que “debería tener derecho a esa posibilidad”. En el mismo sentido se pronunció el titular del Sindicato de Docentes Privados (Sadop), Horacio Ghilini, que volvió a criticar la actitud de Moyano. Pero el más pícaro fue el secretario general de la Unión Obrera Molinera Argentina, Carlos Barbeito, quien se agarró de las palabras de Pereyra para pronosticar que se podría “encontrar antes de lo previsto la unidad de la CGT”.

Las definiciones políticas de Hugo Moyano no encontraron demasiado eco en el mundo sindical, incluso entre los propios integrantes del sector de la CGT que él conduce. En declaraciones radiales, el camionero había adelantado el martes que “sería imposible” apoyar a Cristina Fernández si se presentara a una nueva elección. Definió como “masoquistas” a aquellos sindicalistas que así lo hicieran: “Si nosotros hemos dicho que estamos reclamando que no hay respuestas, seríamos masoquistas si volviéramos a votarla”, sentenció.

Las voces disonantes no tardaron en llegar. Un hombre de su entorno, Juan Carlos Schmid, titular del gremio de Dragado y Balizamiento, sostuvo que “son cuestiones que pueden ir variando en su momento” y pateó la pelota para más adelante: “Estamos lejos todavía de un proceso eleccionario”, completó. A eso se le sumó el petrolero Pereyra, recientemente asumido como secretario adjunto de Moyano. “A título personal pienso que los trabajadores tenemos que reconocer la tarea realizada por Néstor y Cristina desde 2003”, dijo, desnudando las diferencias políticas con el camionero.

Barbeito sostuvo que las declaraciones de Pereyra fueron tomadas de manera muy positiva “porque plantea la cuestión de fondo”. “Sin renunciar a la autonomía sindical, ni a las demandas comunes, como los reclamos por salarios y la cuestión del Impuesto a las Ganancias, en el fondo de todo esto hay una cuestión política, que es lo que reconoce Pereyra: el proyecto iniciado el 2003 por Néstor Kirchner, que ha transformado el país; en eso coincidimos”, remarcó. Aunque reivindicó las luchas gremiales del camionero, sostuvo que “este tipo de oposición al Gobierno es inadmisible en un dirigente como Hugo Moyano”.

Más duro fue Ghilini, quien le achacó “lanzar una agrupación política encolumnada con el peronismo disidente”. En ese sentido, aseveró que su “problema” con Moyano es que “el fin no justifica los medios, él puede tener los objetivos que quiera, pero en pos de alcanzar esos objetivos, no puede decir las cosas que dice. No puede decir que este gobierno se parece a una dictadura, esas son palabras propias de un enemigo, no de alguien que tiene diferencias momentáneas”.

Berrozpe manifestó su apoyo a CFK y planteó la necesidad de que se le habilite un nuevo mandato. “Debe tener derecho”, dijo, aunque manifestó también diferencias con el gobierno nacional. “Por ejemplo, la necesidad de una reforma financiera real que involucre una reforma tributaria progresiva y un nuevo ordenamiento legal de los servicios financieros, que incluso comprenda una progresiva centralización de los depósitos y consecuente orientación del crédito por el Banco Central”, explicó.