Lun 18.02.2002

EL PAíS

Baja la imagen de Duhalde y sube mucho la exigencia de reactivación

Un estudio de Catterberg y Asociados al que tuvo acceso exclusivo Página/12 revela también que el dólar está en las cifras esperadas. Los precios, gran preocupación.

› Por Martín Granovsky

La imagen del Presidente entre la población empeora día a día. Pero Eduardo Duhalde tiene un aliado político importante en una parte del carácter nacional: el acostumbramiento al desastre y el relativo alivio por el hecho de que las cosas no anden aún peor. Por ejemplo el 47 por ciento de los argentinos creía antes del debut de la flotación que el dólar estaría entre 2 y 3 pesos y solo el 18 por ciento ubicaba la cotización por debajo de los 2 pesos.
Los datos surgen de un estudio de Catterberg y Asociados, dirigido por el sociólogo Eduardo Fidanza, sobre la base de 600 entrevistas telefónicas en Capital Federal, Gran Buenos Aires, Gran Córdoba, Rosario, Gran Mendoza y Gran Tucumán.
La principal demanda que plantean los ciudadanos al Gobierno es la reactivación de la economía. Ocupa el 46 por ciento de las menciones, lejos de la segunda prioridad que es compartida, con el 15 por ciento, por disminuir drásticamente el gasto político y dar alimentos a los más pobres. Levantar el corralito viene recién en tercer lugar, con el 13 por ciento.
Es interesante el cambio de composición de las demandas en solo un mes. El estudio anterior de Catterberg y Asociados, que este diario publicó, ubicaba la reactivación de la economía más abajo, con el 35 por ciento, y daba el doble de menciones al achicamiento del gasto político: 30 por ciento.
El nivel casi parejo del reclamo de menor gasto y de arranque económico varió, pues, radicalmente hasta desequilibrarse en favor del segundo.
La combinación no es favorable a Duhalde cuando se analizan otros puntos del estudio. “A medida que se eleva el reclamo por al puesta en marcha de la economía, hecho que claramente no se ha producido todavía, el gobierno nacional enfrenta un aumento del pesimismo de la población sobre el futuro cercano”, dijo Fidanza a Página/12. “En un mes el pesimismo ha sobre pasado las expectativas positivas que se habían generado al comienzo de la gestión duhaldista.”
La última afirmación surge de una serie de cifras que pueden leerse en conjunto:
- La imagen positiva de Duhalde bajó del 29 por ciento en enero al 21 por ciento en esta medición.
- La regular subió del 32 al 37 por ciento.
- La negativa, del 24 al 35.
- La mayoría de los consultados, con un 51 por ciento, sigue pensando que Duhalde debe quedarse hasta el 2003, como fue establecido por la asamblea legislativa del 1 de enero. Pero en la medición anterior este sector llegaba al 57 por ciento.
- El sector de los partidarios de llamar a elecciones antes creció del 36 al 41 por ciento.
- Cuando se pregunta a los consultados no lo que piensan que debe pasar sino lo que creen que va a pasar realmente, son más los que opinan que Duhalde dejará la presidencia antes del final estipulado: lo cree el 43 por ciento, contra el 40 por ciento que estima lo contrario y el 17 por ciento que no sabe o no contesta. En el interior el pronóstico es más pesimista: trepa al 49 por ciento la cifra de quienes no le dan chance de terminar a Duhalde.
Para Fidanza, uno de los datos clave es que “se ha acentuado el pesimismo respecto al porvenir, sobre todo en relación a la sitaución social (51 por ciento opina que la situación empeorará, 24 por ciento que seguirá igual y 19 por ciento que mejorará), seguida por la situación económica (43 por ciento, 27 y 23, respectivamente) y por la situación política (32, 34 y 24 por ciento)”. Las expectativas frente al dólar son sorprendentemente alarmantes. El estudio de Catterberg se inició antes de que quedara abierto el mercado libre de dólar flotante, por lo cual las respuestas son aún más jugosas. Casi la mitad de los consultados (47 por ciento) pensaba que el dólar oscilaría entre los 2 y los 3 pesos y el 18 por ciento calculaba el precio por debajo de los 2 pesos. Es decir que un 65 por ciento vio en la última semana que coincidían sus pronósticos con la realidad. En términos políticos, el acuerdo entre pronóstico y realidad suele ser muy tranquilizador, aunque tanto el pronóstico como la realidad sean negativos. Y si se tiene en cuenta que, además, un 22 por ciento pensaba que el dólar pasaría los 3 pesos, cosa que no ocurrió, el panorama es que casi todos los argentinos se están acostumbrando a una devaluación real mayor que la brasileña de 1999 en solo un mes de vigencia.
Para los próximos días, el 48 por ciento espera que los aumentos de precios sean significativos, un fenómeno que, por otra parte, no escapa a ningún sector: el 66 por ciento percibió que los precios aumentaron mucho o bastante.
Quizás sea este tema, el de una posible inflación alta, el que complemente la demanda de reactivación económica y forme el dúo dinámico de las exigencias para los meses que vienen. Si, a la vez, disminuye la presión por el corralito y por el achicamiento del gasto político, la agenda pública de la Argentina quedará fuertemente centrada en una economía cuyos datos son, todavía, horripilantes.

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