“Nunca más –decían los volantes de colores– persecución y castigo a docentes y estudiantes.” Volaron libres entre la multitud que se concentró ante la Jefatura de Gobierno para exigirle a Mauricio Macri que dé marcha atrás con la separación del cargo de seis docentes que habían hecho una parodia del jefe de Gobierno y de su ministro de Educación, Esteban Bullrich. Los gremios UTE y Ademys cumplieron ayer con un paro que –según señalaron– tuvo una adhesión del 90 por ciento. “El paro fue acatado por el 35 por ciento. NO a la política en las escuelas”, tuiteó el jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta. Los docentes recibieron la solidaridad de otros sindicatos y de la oposición porteña. “Macri nos persigue porque la escuela no es un negocio”, advirtió el titular de UTE-Ctera, Eduardo López. En la marcha, los seis docentes sancionados llevaron mordazas para dramatizar el ataque a la libertad de expresión.

Bullrich separó por faltar a la “moral y las buenas costumbres” a seis docentes y a un auxiliar de portería de la escuela Monte Castro. Lo hizo a raíz de una representación que habían protagonizado ante los alumnos y sus padres en un recreo. En ella cuestionaban el cierre de cursos que en ese momento impulsaba el ministro. La medida se suma al 0800 “para denunciar intromisión política en las escuelas” que el ministro lanzó y que esta semana fue restringido por la Justicia.

Los docentes fueron al paro para rechazar que se los separe “por pensar distinto”. Según los gremios, la huelga tuvo un acatamiento de entre el 85 y el 90 por ciento. Como es habitual ante los paros, desde la gestión PRO intentaron desmentir esos números y sostuvieron que la adhesión no pasó del 35 por ciento. “El bajo acatamiento es el éxito de una sociedad que quiere aprender frente a un pequeño grupo de sindicalistas que pretenden parar la educación para obtener beneficios políticos”, afirmó Bullrich, uno de los posibles candidatos del PRO en 2013 (ver aparte).

A las 11.30, la marcha recorrió unas cuadras hasta la Jefatura de Gobierno. A los docentes los acompañaba el titular de una de las CTA, Hugo Yasky, el dirigente de ATE-Talleres Protegidos del Borda, Marcelo “Nono” Frondizi, así como el secretario general de La Cámpora, Andres “Cuervo” Larroque, el diputado Martín Sabbatella y los legisladores Juan Cabandié, Francisco “Tito” Nenna, María Elena Naddeo, Aníbal Ibarra, entre otros. El sindicato del subte expresó su solidaridad con el paro docente. “Quienes trabajamos en el subte porteño conocemos la forma arbitraria en que, desde el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, se persigue y sanciona a quienes piensan distinto y repudiamos esta manera de gobernar, que parece alejada del concepto de democracia”, afirmaron los metrodelegados.

“Macri actuó con estos docentes con la misma actitud antidemocrática que lo llevó a crear el 0800 para denunciar a militantes políticos o que lo impulsó a organizar escuchas telefónicas a opositores”, consideró Sabbatella. “El jefe de Gobierno no sólo quiere cerrar espacios educativos y achicar la inversión pública. Además, quiere prohibir que la comunidad educativa hable de ese tema. Es una actitud fascista”, sostuvo el líder de Nuevo Encuentro. “Macri se ofende por una dramatización, pero su gestión es una tragedia para la escuela pública”, afirmó Tito Nenna. “Es parte de una política de erosión de la escuela pública”, sostuvo el secretario de Relaciones Parlamentarias nacional, Oscar González.

En el acto habló uno de los docentes separados del cargo, el maestro bibliotecario Guillermo Di Fini. “No estábamos parodiando. Estábamos dramatizando. En el marco del plan de lucha por el cierre de grados, simplemente quisimos explicar a los padres lo que estaba pasando y las políticas que estaban viniendo. Dijimos nada más y nada menos que la verdad. Nos sancionan por decir lo que ellos hicieron”, definió. “Pedimos disculpas por no quedarnos callados, no agachar la cabeza, por pensar distinto. Pido disculpas por defender la escuela pública”, ironizó el docente. Los distintos oradores llamaron a no ocupar los cargos vacantes hasta que no se restituya a los docentes separados.

“Macri sanciona el disenso, persigue ideológicamente y acá castigó por luchar contra el cierre de cursos. Que nos sancionen a todos, entonces”, reclamó Carlos Oroz, de Ademys. “Macri nos castiga porque la escuela pública no es un negocio. El Borda tampoco es un negocio”, afirmó López, de UTE-Ctera. “Nos persigue porque la educación es un derecho social y el objetivo es que los alumnos aprendan a pensar, a decir y a convivir. Vamos a seguir peleando por eso aunque nos echen”, definió el docente de geografía, que utilizó el eslogan de campaña del PRO en su discurso.

“Son todos bienvenidos a la escuela pública, que es intercultural, de diálogo y democracia. Entra el hijo del cartonero y va a seguir entrando mal que le pese a Macri. Y si él quiere mandar a sus hijos, son bienvenidos”, afirmó López. “¿Saben por qué nos ataca Macri? No porque somos metrodelegados, piqueteros, sindicalistas. No. Porque enseñamos a no discriminar. Cuando con el Parque Indoamericano, Macri dijo que el problema era la inmigración descontrolada, yo les dije a mis alumnos de Villa Cartón-Soldati algo en contra del jefe de Gobierno –recordó López–. Les dije que el problema no son los inmigrantes. Macri: echame. Les leí un documento político a mis alumnos para explicarles que ellos o sus padres (muchos de ellos inmigrantes) no son el problema. El documento que les leí era el Preámbulo la Constitución. Son bienvenidos los inmigrantes, los de provincia y mis alumnos de Soldati, desde ya. Macri tendría que leer el Preámbulo. Le decimos al jefe de Gobierno, que continúa en su trabajo procesado por asociación ilícita, que reincorpore a los docentes separados de su cargo.”