Sáb 07.06.2003

EL PAíS  › OPINION

El Día del Periodista

Por Daniel Das Neves *

Siempre, las ideas estuvieron detrás del impulso. De aquel impulso original de querer contar lo que pasaba, casi siempre con el hombre como protagonista, declarado o no declarado. Y en ese irrefrenable afán por contar estaban las opciones: lo que importaba y lo que no; lo que interesaba y lo que se podía pasar por alto; lo que tendía a modificar hábitos, costumbres y lo que lo consolidaba; los relatos que conservaban una realidad y los que apostaban a cambiarla. Y a la hora de contar la vida, amortiguadas, casi ocultas, supuestamente detrás, las ideas.
Una vocación llena de palabras que, paradójicamente, tuvieron dificultades para nombrar una tarea indefectiblemente ligada con los tiempos históricos: la Revolución Industrial, la Primera y la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría y las tres décadas que llegan hasta estos días, cuando el desarrollo exponencial de las tecnologías de la comunicación, la caída del Muro de Berlín y de la Unión Soviética y el 11 de septiembre de 2001 son puntos clave de un recorrido ganado por una velocidad desconocida, en su último tramo, respecto de un sistema de dominación.
Fue un oficio; pretendió ser, para algunos, una profesión independiente y liberal; claramente el tiempo le dio anclaje, sin abandonar su carácter de profesión, en el lugar reservado para los trabajadores. En ese trayecto –dijimos como Utpba todas las veces que fue necesario– la lucha permitió conquistar derechos laborales y profesionales, por los que se sigue luchando día a día; peleamos codo a codo junto a organizaciones sociales y gremiales; creamos nuestros instrumentos de formación y capacitación; dispusimos de posturas respecto de políticas de comunicación; advertimos acerca de las gravísimas consecuencias del proceso de concentración monopólica de medios de comunicación y lo enfrentamos según nuestra real capacidad de fuerzas; entendimos el proceso de los medios alternativos apostando al desarrollo de la comunicación propia y contrahegemónica; apostamos al desarrollo integral –cultural, político, social, profesional, gremial– del periodista-trabajador de prensa rompiendo, al mismo tiempo, con superados mecanismos de participación.
Cuando la Utpba sostuvo que La Peor Opinión es el Silencio, además de dar cabida en esa frase a mucho más que a los periodistas-trabajadores de prensa insistía en la necesidad de dar un salto de calidad, del mismo modo que tiempo después afirmaba que no sólo estamos para contar lo que pasa, ni siquiera para rechazar lo que consideramos un ataque al ser humano sino para decir –junto a millones de hombres y mujeres– cómo queremos que sea vivir en este mundo.
El oficio, la profesión, el periodista-trabajador de prensa recorrieron un tiempo histórico donde esta última definición nos reconoce desde nuestra profesión y en nuestra condición de clase. Aquellos contadores, relatores están ahí, en ese lugar, aunque a algunos les cueste verse.
Desde ese lugar, en este 7 de junio. Luchando. Y dispuestos, una vez más, a Abrir el Juego. Con todos los que se reconozcan en la necesidad de ser dignos.
* Secretario general de Utpba.

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