EL PAíS › OPINIóN
› Por Federico Conditi y Juan Manuel Valdés *
Cuenta Borges que el emperador chino Shih Huang Ti ordenó que se quemaran todos los libros del pasado para que la historia comenzara con él. En Buenos Aires se quiere quemar los trenes más antiguos del mundo en funcionamiento para “hacer un asado” (sic Rodríguez Larreta). La gran diferencia es que el emperador edificó la casi infinita Muralla China y el alcalde porteño paró la construcción de la escasa red de subterráneos.
Macri pretende comenzar la historia del subte el 1° de enero de 2013. Todo lo anterior no sirve. Ni las 9 estaciones que le dejaron sus antecesores, ni las 3 estaciones que construye la Nación, ni los 45 coches chinos comprados también por el gobierno de Cristina Fernández, ni los antiguos trenes de madera más seguros de la red y los más fáciles de mantener. Antes de asumir trató de estúpidos a las anteriores gestiones por no poder construir 15 km de subte por año, pero él en cinco años apenas logró hacer 0,4 km, menos de 0,1 km por año. ¿Cómo se debiera calificar su desempeño hasta hoy?
Sus declaraciones y decisiones políticas priorizan el marketing por sobre las cuestiones de fondo. Duran Barba aconsejó que debía sorprender a los porteños con una medida de gran impacto que demuestre lo poco que se había hecho antes y lo mucho que él haría en adelante. Por eso anunció el cierre de la línea A para cambiar los trenes “0 km” fabricados en China por los centenarios “Le Burgueoise” fabricados en Bélgica sin importar las penurias ocasionadas a los usuarios. También desconociendo el valor histórico de aquellos vagones, traídos junto con la fundación del servicio, de cuya inauguración se cumplirán 100 años en este 2013.
La decisión es política y no técnica. Para Macri, los consejos del publicista ecuatoriano valen más que las opiniones de especialistas, trabajadores y funcionarios del transporte: “... la flota ha ido cambiando en los últimos 15 o 20 años y esta sería la primera vez que ocurre esta situación...” (ex presidente de Sbase ing. Alejandro Nazar Anchorena); “... en ningún momento se paró el servicio cuando el gobierno nacional realizó la obra de modernización de la línea A...” (ing. de Sbase Raúl Avila) “... no puede ser que para cambiar 45 coches vayan a cerrar un servicio tan importante... “ (Ministro del Interior y Transporte Florencio Randazzo); “... cerrar el subte argentino para ponerlo en condiciones sería una aberración...” (auditor del Metro de Barcelona Miguel Bonilla Ruiz).
Los equipos que Macri incorporó a Sbase no tienen capacidad ni experiencia para gestionar el subterráneo. Durante sus dos primeros años cambió cuatro presidentes y sus correspondientes equipos. Su titular actual es Juan Pablo Piccardo, cuyos antecedentes son haber sido CEO en una cervecería y creador de la parapolicía contra indigentes UCEP en la función pública. Federico Young, otro integrante del directorio, fue juez en la dictadura, apologista del terrorismo de Estado y colaborador de Cecilia Pando. Otros miembros del Directorio de Sbase son emprendedores inmobiliarios. Ninguno tiene experiencia en transporte y menos aún en transporte subterráneo. Tampoco consultan a los profesionales de carrera, pero no dudan en contratar a consultoras por cifras millonarias para que escriban obviedades.
El PRO busca ocultar los fracasos de su gestión en Sbase. No se amplió la red a 10 kilómetros por año tal como lo había prometido en campaña a pesar de tener el presupuesto per cápita más alto de Latinoamérica. Los resultados de la gestión macrista saltan a la vista: endeudamiento, subejecución de presupuesto, obras paradas por un año, sobrecostos, promesas incumplidas, cuatro presidentes en la misma gestión y funcionarios de la dictadura.
Los más perjudicados fueron y serán los usuarios, que debieron afrontar hace un año el tarifazo del 127 por ciento que redujo en más de un 20 por ciento la cantidad de pasajeros, además de soportar la perversa estrategia del macrismo de asustar a la población reviviendo el fantasma de la tragedia de Once y predicando la inseguridad del subte porteño a pesar de que la auditoría del Metro de Barcelona y las estadísticas afirmaran lo contrario.
Macri pretende ser el “refundador” del subte. Asumir el control y fiscalización del servicio al tiempo que la línea A cumple 100 años y en el marco de un año electoral, ése es su objetivo principal: el gran golpe de efecto cuando los porteños viajen en los confortables trenes nuevos con aire acondicionado que compró el gobierno nacional en reemplazo de los antiguos trenes belgas de madera.
* Integrantes de la Agrupación Scalabrini Ortiz.
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