EL PAíS › EL MOVIMIENTO EVITA REALIZO TRABAJO SOLIDARIO EN EL NUEVO ALBERDI DE ROSARIO
Después de los tiroteos, con un muerto, el barrio rosarino tuvo una semana de intentar bajar la tensión que culminó ayer con un festival solidario. Las obras que realizaron los militantes y la atención médica básica que llevaron al lugar.
› Por Luis Bastús
El trabajo solidario de 300 militantes del Movimiento Evita logró bajar la tensión en el barrio Nuevo Alberdi de Rosario, donde el 10 de enero un grupo de narcos baleó a tres militantes sociales y desató una serie de incidentes violentos, coronada esta semana con el asesinato de otro joven en circunstancias aún no esclarecidas. Este sábado hubo una fiesta popular en una plaza recuperada, que empezó con los vecinos mirando de lejos y terminó con todos sumados.
Para los organizadores, el objetivo político se alcanzó y fue “ocupar con militancia espacios donde el Estado no se encuentra y ayudar a que la gente se apropie de su barrio y entienda que no está sola, que tiene capacidad de organización propia”, como definió el diputado nacional Leonardo Grosso, uno de los referentes que construyeron la marcha “Ni un pibe menos”, que unió Tribunales con la delegación local de la gobernación.
El baldío sucio del centro del barrio ayer ya estaba en condiciones de llamarse plaza y llamarse Evita. El enjambre de jóvenes con remeras azules y rojas del movimiento pintó a nuevo los arcos de fútbol e instaló hamacas y trepadores. Limpiaron y ensancharon las zanjas, blanquearon postes, cercos y alambrados, cortaron pasto, dieron vuelta al centro comunitario y estamparon murales con consignas como “Mi barrio es mi patria”, “Ni un pibe menos”, “La Patria existe, la liberación es posible”. El show, que arrancó con un taller de murga, siguió con Los Chamameceros de Nuevo Alberdi, Los Cumbieros, y cerró con el grupo Los Charros. Toda música, nada de discursos.
“No quisimos bajar línea. La gente sigue con miedo, es una situación delicada. El subcomisario (Marcelo Fabián) Mendoza dice que el delito bajó desde que él está; pero la gente nos dice que han ido a denunciar hechos y no los atendieron. O sea que no bajó el delito, sino que no toman las denuncias. Bastó la asamblea que hicimos para que la gente pudiera sacar afuera lo que vivió en estos días”, señaló el diputado provincial Eduardo Toniolli.
“Hoy los vecinos entendieron que no están solos, que tienen a los compañeros del movimiento. Acá la presencia más cercana del Estado es la subcomisaría, y justamente es a lo que temen”, marcó el diputado Grosso. “El objetivo político fue ocupar desde la militancia lo que el Estado no hace, y lo logramos. Los vecinos reafirmaron su identidad al recuperar el espacio público. Hoy unas señoras nos decían que sus hijos pudieron salir a jugar a la calle”, agregó.
Venido desde Florencio Varela, José Basualdo, de una de las cooperativas del plan Argentina Trabaja, que se sumó a la jornada solidaria, comparó: “El barrio no es tan humilde como los que conocemos, pero se nota mucho la inseguridad, el miedo que la gente siente por la droga, la delincuencia. Eso me llamó la atención”. Mientras sus compañeros descansaban agotados tras dos días de trabajo duro, Nacho Rico, referente local de la JP Evita, definió la postal del momento como “una respuesta social y política, militante, al caos que dominó al barrio, y luego de haber perdido un referente como Ramón”, en alusión a Ramón Ferreyra, padre de dos de los jóvenes baleados hace quince días. El hombre que debió acogerse al Programa Nacional de Protección de Testigos por haber sido amenazado luego de denunciar connivencia entre los distribuidores de drogas de la zona y la Subcomisaría 2ª.
Somoza al 3400 es la cuadra donde ocurrió aquel tiroteo, y donde funcionaba el kiosco de drogas que los vecinos demolieron. No fue casualidad que ayer los jóvenes eligieran la columna de enfrente para instalar la primera farola de las que irán colocando en los días siguientes. Junto al trailer que sirvió como escenario musical, funcionó un consultorio de pediatría, clínica, ginecología y odontología. Las madres y niños que hicieron fila bajo el camión sanitario hicieron concluir a los voluntarios que “falta control de embarazos, se ven heridas sin tratarse, carnets incompletos de vacunas y los chicos que se vienen a controlar los dientes solos”, observaron.
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