EL PAíS
› HOMENAJE A LOS CINCO MASACRADOS
Altares en 5 esquinas
“Juicio y castigo a los autores materiales e intelectuales de estos crímenes”, clamaba una voz femenina desde un megáfono mientras pegaban en el piso una placa que recuerda a Gustavo Benedetto, muerto durante la represión policial del 20 de diciembre. Así comenzó ayer la procesión que recorrió todas las esquinas cercanas a Plaza de Mayo en las que fueron asesinados cinco manifestantes. En cada vereda se instalaron pequeños altares y se colocaron las placas recordatorias con los nombres de las víctimas.
En tanto, a dos meses de la masacre con la que se despidió Fernando de la Rúa del gobierno, se realizaron ayer varios actos en conmemoración a los 30 muertos por la represión de la policía. Frente al banco HSBC, en Avenida de Mayo y Chacabuco se encontraron El Polo Obrero junto con la Coordinadora de Desocupados Aníbal Verón y el Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados que lidera Raúl Castells para realizar un homenaje “a los compañeros caídos en esta esquina”. El Polo Obrero abrió el acto y se refirió al día 20 como “una jornada heroica del pueblo argentino que echó a De la Rúa y Cavallo”. “Ellos están presentes en cada lucha gritó Nina Pelloso del MIJD. Por su parte, Néstor Pitrola, del PO, anunció que tienen una tarea: “Acabar con el gobierno de Duhalde igual que como lo hicieron con el de De la Rúa”.
Ahora la vereda del HSBC, que ayer estaba tapiado con una gran chapa negra de zinc y bien custodiado por una decena de policías, es la esquina de Gustavo Benedetto, quien cayó muerto por una bala que, según los testigos, provino desde el interior del banco.
Los encargados de llevar a cabo los homenajes en las esquinas del centro fueron la Correpi, Colectivo de Acción Directa, HIJOS, Mesa de Escrache Popular, el Grupo de Arte Callejero y los familiares de las víctimas. Su misión fue volver a instalar los altares y las placas, ya que los habían colocado en oportunidades anteriores, pero habían sido removidos. “Queremos dejar una huella histórica en la ciudad, estamos empeñados en conservar este espacio para la memoria”, aseguraron los manifestantes.
En Hipólito Yrigoyen y 9 de Julio se hicieron dos homenajes. Uno para Diego Lamagna de 17 años que vivía en Sarandí y fue asesinado por un perdigón de plomo disparado desde un auto particular. El otro fue para Carlos “Petete” Almirón, de 23 años, militante de la Correpi y que murió de un balazo en el tórax. Su mamá, Marta Almirón, cada vez que pasa por el lugar, prende una vela en el altar de su hijo. “Una espera, pero después se da cuenta de que Carlos no vuelve más y el dolor avanza”, relató Marta. Si bien la mamá de la víctima aseguró que tiene confianza en la Correpi, cuyos abogados llevan adelante la causa por la muerte de su hijo, todavía no tienen ningún otro dato que impulse la investigación. “Espero que aparezca algún otro testigo”, musitó cabizbaja.
En Tacuarí y Avenida de Mayo se instaló el altar a Gustavo Riva, un motoquero de 31 años, casado y con tres hijos. Su esposa, María Mercedes, estuvo en el acto y no levantó los ojos de la placa con el nombre de su marido que pegaban en el piso. Miembros del Sindicato Independiente de Mensajeros y Cadetes (Simeca) estuvieron presente para hacer sonar las bocinas y los motores de sus motos en homenaje a su compañero muerto. La última esquina fue la de Sarmiento y 9 de Julio, en donde murió Alberto Marques, de 57 años, quien no se sabe si fue baleado desde una camioneta o un Fiat Palio blanco.
Todos los 20 de cada mes este grupo de familiares y manifestantes prometió pasar por cada una de estas esquinas para conservar “estos espacios de memoria pública”, aseguraron, y les pidieron a los vecinos y a todos los ciudadanos “que no falten flores ni velas”.
Informe: Gimena Fuertes.