Vie 22.02.2002

EL PAíS

La UCR no dio el quórum para votar el Presupuesto

El Gobierno no consigue terminar de acordar la ley con sus propios gobernadores. Menos aún con los radicales. El debate sigue atado a la coparticipación. Pasó para la semana que viene.

› Por Felipe Yapur

Era prácticamente un hecho consumado, al menos así lo anunciaban. Pero la falta de acuerdo del gobierno nacional con los gobernadores sobre la nueva coparticipación, amenazaba la posibilidad de que Diputados debatiera el ansiado Presupuesto 2002. Y así ocurrió. Las diferencias internas del PJ, que impidió incluso una discusión pormenorizada en el bloque oficialista, provocó que en una lavada conferencia de prensa el justicialismo anunciara la postergación hasta la semana que viene del proyecto. La culpa, según el PJ, es de los gobernadores del radicalismo, quienes ordenaron a sus legisladores no bajar al recinto dejando al oficialismo sin los dos tercios que necesitaba para comenzar la discusión.
El presupuesto es una ley que genera conflicto tanto en el PJ como para lo que queda de la Alianza. La sesión, suspendida ya en dos oportunidades, iba a concretarse ayer a las cuatro de la tarde. Pero la falta de acuerdo entre los mandatarios provinciales y Eduardo Duhalde era un mal presagio para la suerte del presupuesto. El pálpito de buena parte de los integrantes de la Cámara baja se fue concretando cuando las horas transcurrían y no había ni noticias de la hora de inicio de la sesión.
La UCR resistió el debate llevando a sus gobernadores al Congreso. Los mandatarios se sentaron a conversar con el titular de la Cámara baja, Eduardo Camaño, quien estaba acompañado del presidente de la comisión de Presupuesto, el manzano-menemista Jorge Matzkin. Junto a ellos estaba el secretario de Hacienda, Oscar Lamberto. Tras un par de horas de intensa negociación, los gobernadores de la oposición salieron casi a las corridas evitando a la prensa. El único que habló fue jefe del bloque radical, Horacio Pernasetti, quien deslizó la posibilidad de que no hubiera debate al afirmar que “es conveniente esperar antes un acuerdo con los gobernadores”.
Lamberto también se fue. Serio y sin hacer declaraciones se dirigió hasta el Senado masticando bronca. Desde allí, hizo decir que dijo que “el contenido del presupuesto es inamovible”. Sonó a expresión de deseo. Y se confirmó horas más tarde, cuando el pampeano Matzkin aseguró que había entre 20 y 25 modificaciones al texto de la ley.
Las negociaciones continuaron durante toda la tarde. Pero nadie daba un centavo por un buen resultado. Y el dato más significativo estuvo en que los gobernadores del PJ no habían alcanzado un acuerdo con Duhalde. Los radicales menos. Por lo que el permanente anuncio de postergación del inicio de la sesión –que emitía la presidencia de la Cámara– sonaba cada ves más a una broma pesada.
A las siete de la tarde, el PJ confirmó la suspensión del debate hasta la próxima semana. Humberto Roggero y Matzkin tuvieron a su cargo el anuncio. A su lado estaba un reducido grupo de legisladores. Había dos detalle: la mayoría era duhaldista y entre el resto se notaba la ausencia de los principales referentes de los gobernadores.
Roggero no perdió tiempo y aseguró que en su bloque hay “voluntad de tratar el presupuesto”, pero reconoció que “al mezclarse la discusión con la coparticipación, la sesión se hizo imposible”. A su turno, y con cierto tono compungido, Matzkin se lamentó de la postergación. Realizó una síntesis de las mejoras de “alto contenido social” que se le hizo al proyecto oficial, entre las que se encontraba la elevación del piso del descuento a los jubilados y el financiamiento al PAMI.
En el radicalismo, entre tanto, la situación no era muy diferente de sus socios del PJ. Los pocos gobernadores que responden al centenario partido insisten con la necesidad de alcanzar previamente acuerdo sobre la deuda pública y los fondos coparticipables antes que votar el presupuesto. Esto socava las pretensiones del alfonsinismo de acompañar a Duhalde en este gobierno de transición. Sucede que la resistencia de los mandatarios provinciales abre el debate interno, incluso dentro del propio alfonsinismo que ve cómo un sector suyo empieza a insistir con una diferenciación del gobierno “porque Duhalde está haciendo lo mismo que(Fernando) De la Rúa”. Al mismo tiempo, el delarruismo –que aglutina a un sector de diputados que ellos llaman provinciales– empieza a encontrar en la debilidad de Duhalde la posibilidad de cobrarse algunas cuentas pendientes con los alfonsinistas, a quienes consideran los responsables de la debacle del ex presidente.
Enmarañado en esta serie interminable de internas, el Gobierno intentará aprobar el presupuesto la próxima semana.

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