EL PAíS
› SEGUN DUHALDE PODRIAN ADELANTARSE LAS ELECCIONES
Si es que se calman las aguas
El Presidente sostuvo que terminará su mandato. Pero aclaró que, si la situación mejorara, podrían adelantarse los comicios 6 o 7 meses. Ayer inició una jura con actos por el interior.
Lo desvela la posibilidad de que la historia lo recuerde como otro presidente devorado por la crisis. En un mes y medio de gestión, repitió varias veces que cumpliría hasta el final el mandato de la Asamblea Legislativa. Y ayer insistió en la misma línea. “Nadie puede abandonar lo que queremos, que es nuestra patria, en situaciones dramáticas”, dijo Eduardo Duhalde sobre un eventual adelantamiento de las elecciones presidenciales. Pero luego admitió –por primera vez desde que asumió la Presidencia– que, si mejora la situación nacional, se podría anticipar la fecha de los comicios. “Cuando estemos en aguas tranquilas, siendo yo un presidente de transición, y falten 6 o 7 meses, se podrán adelantar.” Después, Duhalde negó otra vez que fuera a dolarizar la economía y viajó a Tucumán con la ilusión de ampliar su base política en el interior.
Las declaraciones de Duhalde fueron interpretadas como un cambio de táctica ante sus adversarios internos, José Manuel de la Sota y Néstor Kirchner, que reclaman el adelantamiento de los comicios presidenciales. Esta diferencia está obstaculizando la negociación sobre el reparto de los fondos coparticipables, como reconoció ayer el propio Duhalde, quien contó que el martes discutió “fuerte” con Kirchner en Olivos. “Los dirigentes del justicialismo, cuando estamos solos y entre cuatro paredes, discutimos fuerte. A veces las posiciones son fuertes, pero siempre terminamos bien, como pasa a veces en las reyertas familiares”, señaló.
Sin embargo, eso de que “siempre terminamos bien” parece ser, más bien, una expresión de deseos. Tal vez por eso, ayer Duhalde emitió un gesto conciliador a sus rivales internos: dijo que las opiniones de Kirchner y De la Sota son “respetables” y coherentes con lo que plantean desde hace tiempo. Claro que la posición es muy diferente cuando se trata de Carlos Menem, el enemigo histórico del Presidente. Aunque en estos tiempos Duhalde parece estar optando por la cautela y deja en manos de su esposa Chiche la confrontación directa con el riojano. Ayer, por caso, en una entrevista a La Metro, le preguntaron si sabía que “en pocos días Menem podría ir preso”. “No sé nada”, se limitó a contestar Duhalde.
De cualquier forma, para el presidente la cuestión más urgente es tratar de superar la crisis. Según sus pronósticos, “en 90 días el cambio de ánimo va a ser generalizado en Argentina, cuando se advierta que el rumbo es el trabajo y la producción”. Es más, Duhalde agregó que “en 60 días se va a haber” una tendencia distinta. Si este panorama llega finalmente a concretarse, el Gobierno podrá empezar a especular con un adelantamiento de las elecciones presidenciales, como sostuvo el propio jefe de Estado. “Mientras las cosas estén mal sé perfectamente que el país no puede aguantar un proceso de 90 días. Sería una irresponsabilidad absoluta”, argumentó. Por ahora las cosas siguen siendo complicadas: el Ejecutivo ya anunció que no puede garantizar el pago de los sueldos estatales por la caída de la recaudación.
Una vez en Tucumán, adonde llegó pasadas las seis de la tarde, Duhalde intentó compensar las malas noticias con una promesa a los jubilados. Desde el balcón de la Casa de Gobierno provincial, afirmó que el gobierno nacional fijó prioridades, y que una de ellas es que “los primeros que cobran son los jubilados” (ver asimismo páginas 2 y 3). “En segundo lugar se pagan los programas sociales tanto alimentarios como dirigidos a los jefas y jefes de hogar, luego se pagarán los restantes compromisos del Estado y por último quedarán los que ganen más”, prometió.
Duhalde busca ganar apoyo para su Gobierno, al que muchos consideran muy débil. Intenta conquistar a los jubilados y a los beneficiarios de los planes sociales. Esa es la fórmula que podría darle estabilidad en el cargo. Este deseo se revela también en su queja contra los dirigentes del campo, a quienes considera favorecidos por el programa económico de Jorge Remes Lenicov. “Lo que me gustaría es que el campo hubiera sacado una solicitada diciendo `gracias al gobierno por haber pesificado uno a uno’.”
El Gobierno dice estar seguro de que no apelará a la dolarización como último recurso ante la crisis. “No vamos a dolarizar”, destacó Duhaldeantes de viajar a Tucumán. El Presidente parece estar resuelto a mantener la flotación del dólar y a castigar a los funcionarios que hablen del tabú, la dolarización. El primero en sufrir el reto fue su vocero Eduardo Amadeo, quien había afirmado que “antes de dolarizar, Duhalde se va”. Cuando le preguntaron por esas declaraciones, Duhalde se sorprendió: “¿Cómo dolarizar?, no hay posibilidad de dolarizar”, contestó enojado.