Sáb 19.07.2003

EL PAíS

Moneta quiere vetar por anticipado a una precandidata para la Corte

La jueza de la Suprema Corte mendocina Aída Kemelmajer de Carlucci criticó a Moneta en su provincia y ahora soporta una campaña con acusaciones alimentada también por Manzano y Vila.

› Por Luis Bruschtein

Raúl Moneta, el banquero preferido de Carlos Menem, quiere participar en la formación de la nueva Corte Suprema. También Daniel Vila y el ex ministro del Interior de Carlos Menem José Luis Manzano, que controlan medios en Mendoza y América a nivel nacional. Buscan involucrarse a su modo: si no pueden influir en las designaciones, al menos aspiran a ponerles bolilla negra a los nombres en danza. Y lo hacen a su estilo: con información falsa. El nuevo blanco es la abogada experta en Derecho Civil Aída Kemelmajer de Carlucci, jueza de la Suprema Corte mendocina y uno de los nombres que circulan para la Corte Suprema nacional.
El órgano de operaciones especiales El Guardián, de Moneta, empapeló Mendoza con carteles. “La jueza cuestionada. Los detalles secretos de por qué Kirchner la bajó de candidata a la Corte Suprema de la Nación”, dicen. Las versiones falsas incluso consiguieron intoxicar algunos programas de televisión. El domingo último Jorge Lanata dijo en América que Kemelmajer no sería jueza de la Corte Suprema y blandió una carpeta con supuestas irregularidades. Ya antes, el ex bodeguero Mario Centarti había lanzado una campaña contra Kemelmajer. Pero la jueza pudo demostrar judicialmente la falsedad de esas denuncias, lo que le valió a Centarti una condena a prisión. La jueza acaba de anunciar que también iniciará acciones legales contra el periodista (ver aparte). Consultado por Página/12, Lanata prefirió no contestarle.
En medios judiciales se señala que la aversión de Moneta hacia la jueza Kemelmajer comenzó en 1995 con el fallo de la alta magistrada por la adjudicación del Banco Mendoza al grupo que encabezaba el empresario. En esa oportunidad, la jueza criticó las condiciones tan favorables para Moneta con que se hacía el traspaso y puso de manifiesto que, de todas maneras, a la Corte le era imposible anular la transacción ya que, por razones políticas, las autoridades habían desistido de todos los recursos legales para hacerlo.
Por otra parte, Kemelmajer fue una de las pocas en el ámbito de la Justicia mendocina que no se sumó a la campaña desatada por el poderoso empresario contra el entonces juez Luis Leiva. Leiva, que terminó destituido por un jury, había ordenado la captura de Moneta por la investigación de la caída del Banco Mendoza, del que era accionista mayoritario.
De la misma manera, el grupo económico de Daniel Vila y José Luis Manzano, también relacionado con Moneta, tiene gran cantidad de litigios en los tribunales locales. En varios recibió fallos adversos.
La jueza integra la Suprema Corte de Justicia de Mendoza desde el año 1984 y muchos de sus fallos han sido contrarios a las autoridades del momento, desde el justicialista José Octavio Bordón, actual embajador en los Estados Unidos, hasta el actual gobernador radical, Ricardo Iglesias. Esa trayectoria, en la que sus fallos no han sido condescendientes con los grupos económicos ni con el poder político, le labraron un sólido prestigio en el ámbito judicial. Por sus antecedentes, el posible acceso a la Corte Suprema de la Nación dificultaría la operación de los lobbies empresarios que dirimen causas millonarias en el alto tribunal.
Las denuncias del ex bodeguero Mario Centarti se remontan a varios años atrás. El hombre acusó al Banco Crédito de Cuyo por quiebra ilegal y falsificación de firma pero el juicio le fue desfavorable. Trató entonces de iniciar juicio político a 26 jueces, entre ellos a Kemelmajer, y realizó más de 40 denuncias en distintos juzgados. La jueza inició un juicio por injurias y en la primera audiencia Centarti se disculpó de sus acusaciones, pero la jueza insistió en que la causa prosiguiera por entender que se ponía en entredicho a un funcionario público y que los ciudadanos tenían derecho a conocer el descargo. Finalmente, en julio del 2000, Centarti fue condenado por injurias al máximo de la pena de prisión prevista en el Código Penal por la Cámara Penal de San Martín, Mendoza.

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