A un mes de las elecciones porteñas, cada uno de los candidatos a jefe de gobierno hace el juego que más le conviene. Aníbal Ibarra y Mauricio Macri saben –porque así lo indican además todas las encuestas– que son los protagonistas de la pelea de fondo del próximo 24 de agosto y no gastan pólvora en otros adversarios, sino que dedican todas y cada una de sus apariciones de campaña a marcar sus diferencias y sacarse ventajas. Mientras tanto, el resto de los anotados en la carrera electoral tratan de no quedar atrapados en medio de la polarización y reparten sus críticas entre el ex fiscal y el empresario.
“Hay miles de ñoquis”, denunció días atrás Macri en referencia a la administración de Ibarra, y ayer volvió a explotar ese discurso en desmedro de su principal adversario. Concretamente, el candidato de Compromiso para el Cambio señaló que hay que “bajar los contratos políticos” y que “los cargos en la ciudad tienen que concursarse hasta completarse”.
Macri no dijo eso en cualquier lado, sino que lo hizo un encuentro que mantuvo con delegados del gremio municipal de distintas dependencias oficiales. Con el doble objetivo de seducir a sus interlocutores y cargar contra Ibarra, agregó que “hay que privilegiar el empleo de planta permanente sobre el contratado político, que tiene que ver más con la rosca política y con el parentesco”. También afirmó que “queremos que se cumplan las normas y es el Estado quien tiene que dar el ejemplo”, y añadió que “no puede ser que el Estado les pague en negro a miles de empleados”.
Sin dejar de apuntar contra Macri, el actual jefe de gobierno en busca de su reelección al frente de Fuerza Porteña trató de ponerle a la campaña un tono distinto al de los últimos días, en el que predominaron las acusaciones cruzadas con el empresario. Así, alertó que “se está ingresando en un nivel de campaña sucia” y aseguró que no va a “entrar en ningún nivel de agresividad”. Por el contrario, declaró que “quiero discutir lo que tenga que ver con propuestas hacia adelante y con lo que se hizo” porque “las ideas diferentes hay que confrontarlas y no hacer una suerte de disputa verbal sin ningún tipo de contenidos”.
El discurso de Ibarra responde a la estrategia que delineó con sus asesores, con quienes llegó a la conclusión de que el electorado no ve con agrado el aumento de la agresividad entre los candidatos y que, por otro lado, es necesario seguir forzando a Macri a una discusión mano a mano. No por nada el ex fiscal aclaró que “no soy yo quien va a ingresar en campañas sucias, no lo he hecho nunca y en definitiva es la sociedad la que juzga quién utiliza esos elementos y quién no”, y volvió a desafiar a su principal adversario a un debate. “Hasta he ofrecido que dispongan el día, la hora y el lugar para realizarlo y no he encontrado respuesta”, recordó Ibarra durante la inauguración de la primera incubadora tecnológica de la ciudad. Mostrar hechos concretos de gestión es, justamente, otro de los pilares de la campaña de Ibarra.
Los demás candidatos, como Patricia Bullrich, siguen haciendo esfuerzos para remontar la cuesta de la polarización. En ese marco, la candidata de Unión para Recrear –cuya otra carta es mostrarse como lo hizo ayer junto a Ricardo López Murphy– calificó a Ibarra como la cabeza de “un progresismo que va para atrás” y a Macri como “el zorro que cuida las gallinas, pero que al final se las va a comer”.
“Son lo viejo”, dijo del ex fiscal y del empresario, el radical Cristian Caram y aseguró que sabe “cómo resolver para siempre los problemas de la ciudad”. Caram encabezará hoy a las 19 junto al primer candidato a diputado de la UCR, Nito Artaza, un acto en la Federación de Box en el que se mostrará también con el senador Rodolfo Terragno.