Con el presunto objetivo de cerrar un acuerdo para los próximos tres años, arribará hoy al país una misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) encabezada por el inglés John Dodsworth, representante del organismo para la Argentina. En el corto plazo, el Gobierno enfrenta la acumulación de vencimientos por 6 mil millones de dólares en el último trimestre del año y la presión de los acreedores privados que reclaman un plan para salir del default. Si los enviados del Fondo desean reunirse con el ministro de Economía, Roberto Lavagna, tendrán que esperar hasta el próximo jueves, día en que el titular del Palacio de Hacienda regresará de Montreal, hacia donde viajó anoche para participar de un encuentro de ministros de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
El Gobierno espera de los representantes del FMI la misma disposición que mostró el director gerente del organismo, el alemán Horst Köhler, durante su visita a Buenos Aires. El presidente Néstor Kirchner volvió muy optimista de su reciente gira por Europa y los Estados Unidos, donde cosechó el apoyo de los líderes del Viejo Continente y del presidente estadounidense George W. Bush. El mandatario norteamericano llegó a sugerir durante su encuentro del miércoles con Kirchner que el Gobierno “negocie hasta el último centavo con el FMI” antes de cerrar un nuevo acuerdo.
Roberto Lavagna, que se reunió la semana pasada con el subsecretario del Tesoro norteamericano John Taylor, aseguró que “están dadas las condiciones para el acuerdo”. En los últimos días, el titular del Palacio de Hacienda se había mostrado confiado respecto de la marcha de la economía argentina. “Todos los indicadores, públicos y privados, de producción física y de confianza de los consumidores, apuntan hacia arriba”, afirmó el lunes pasado. Estimó en medio punto porcentual el crecimiento de la economía argentina para este año, situando como “nuevo techo” el 5,5 por ciento.
La llegada de la misión se produce en la misma jornada en que se espera el pronunciamiento del Fondo sobre la marcha del programa de transición firmado con la Argentina el 8 de enero y que rige hasta el próximo 31 de agosto. “Estamos esperando la aprobación de la tercera revisión”, sostuvo ayer el vocero del Ministerio de Economía, Armando Torres, que se mostró confiado en el “sobrecumplimiento de varias metas cualitativas, como el superávit fiscal” que en junio fue de 738 millones de peso.
Sin embargo, no todas son rosas para el Gobierno. El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, reconoció que “faltan todavía reformas estructurales que debemos llevar adelante”, aunque aclaró que las decisiones se tomarán “en los tiempos y en las condiciones que la sociedad argentina permita, sin que signifiquen más martirio para los argentinos”. Esta fue la respuesta que dio Fernández a la difusión la semana pasada en la página web del Fondo de un informe que calificaba como “decepcionante” el grado de avance de ciertas reformas en nuestro país.
El default con los acreedores privados es otro de los puntos calientes de la negociación con el Fondo. La moratoria por 76 mil millones de dólares (sobre 137 mil millones que constituyen la deuda total de nuestro país) alcanza a 700 mil tenedores de bonos, lo que la convierte en la mayor de la historia. Con el objetivo de disuadir a los acreedores para que acepten una quita razonable, el secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, recorrió la semana pasada Japón y varias ciudades europeas y llegará hoy a Nueva York. La idea del Gobierno es presentar una propuesta de reestructuración de la deuda a fines de septiembre en Dubai durante la Asamblea anual conjunta del FMI y del Banco Mundial.
Otro de los temas que tienen en carpeta los integrantes de la misión que llega hoy a Buenos Aires es el de la compensación que el Estado argentino deberá otorgar a los bancos por la “pesificación asimétrica” que sufrieron el año pasado. Según la carta de intención firmada con el FMI, la cifra en discusión superaría los 30 mil millones de pesos. La pelota se encuentraahora en el Congreso, que tendrá la última palabra sobre las compensaciones a las entidades financieras.
El acuerdo provisorio de enero entre la Argentina y el FMI incluye la refinanciación de vencimientos de deuda por 6.700 millones de dólares. El Gobierno y el Fondo buscarán cerrar en estos días un nuevo acuerdo por un plazo de tres años. La aspiración argentina es firmar la nueva carta compromiso antes del 9 de setiembre. De no mediar una reprogramación, durante el último trimestre del año nuestro país debería afrontar vencimientos por unos 6 mil millones de dólares, lo que equivale a la mitad de las reservas del Banco Central.