“Están todos los que estaban antes y no se ha hecho una sola reforma”, sostiene Nito Artaza lanzado ya de lleno a la carrera política como primer candidato a diputado del radicalismo. El actor promete que, en caso de obtener una banca va a impulsar, entre otras cosas, la reforma política, el fin de las listas sábanas y la transparencia en la financiación de los partidos, así como el juicio político de los legisladores que anularon la ley de intangibilidad de los depósitos bancarios. “Ojalá los pueda convencer con lo charlatán que soy”, dice a propósito de la resistencia que admite que puede llegar a encontrar, incluso dentro mismo del radicalismo. Artaza tampoco deja pasar el diálogo con Página/12 sin hablar de la Corte Suprema de Justicia y afirma que los cambios en el Tribunal se hicieron para evitar que saliera el fallo a favor de los ahorristas.
–Cuando encabezaba las marchas de ahorristas usted aseguró que no lo hacía como una plataforma para lanzar su candidatura, pero ahora es candidato. ¿Cómo lo explica?
–Cuando me lo preguntaron en las primeras marchas, me habían hablado de la candidatura a vicepresidente por un sector del justicialismo y por otro lado que me presentara a presidente. Me pareció una total desmesura y por eso negué siempre que fuera a ser candidato. Cuando se reabrieron las listas acá el destino quiso que fuera candidato. Siento que tengo vocación política y por eso acepté este desafío.
–¿Y cuándo concluyó que debía dar el salto a la política partidaria?
–Cuando vi que mucha gente me veía más como un político que como un actor. Recibo mails y cartas permanentemente en las que me piden otras reivindicaciones y no sólo la de los ahorros. Entonces dije voy a llevar esta lucha y otras reivindicaciones al Congreso.
–En su momento usted cuestionó a la Corte, pero una vez que Kirchner avanzó contra sus miembros la defendió, ¿por qué?
–Eso de que cuestionaba a la Corte fue una muy buena campaña de la SIDE. Siempre defendí los fallos Schmidt y San Luis; sobre los otros casos de la Corte nunca hice referencia a nada. El Ejecutivo y el Legislativo, anulando la ley de intangibilidad de los depósitos y devaluando, estafaron a la población y la única que puso las cosas en su lugar fue la Corte.
–Ahora ya en su papel de político, ¿qué piensa de la Corte?
–La transparencia de la Corte es absolutamente necesaria. Ahora se están aplicando los mecanismos de transparencia que pidieron en el Diálogo Argentino y las ONG, pero lo que objeto es el momento. El 4 de julio debió salir el fallo de Lema y este cambio que hicieron fue para evitarlo, independientemente de si (Julio) Nazareno tenía cargos; si así era, deberían haberlo juzgado antes. Además, acá hay intereses millonarios de los bancos y hay que investigar a los miembros de la Comisión de Juicio Político. También me hago otra pregunta: ¿Para cuándo el juicio político a los legisladores que anularon la ley de intangibilidad y que sancionaron la ley tapón que detuvo el amparo?
–¿Usted va a promover ese juicio político?
–Sí y también voy a llevar al Congreso la reforma política, que está en absoluta contradicción con los intereses de quienes están ahí. Voy a ser coherente con lo que he trabajado con más de 200 ONG, que incluye el fin de las listas sábanas, la transparencia en la financiación de los partidos, el voto electrónico y la reducción presupuestaria de las gobernaciones y las legislaturas.
–¿Le parece que va a tener eco? ¿No cree que tal vez ni siquiera lo acompañe el radicalismo?
–Depende. Tengo que convencer a quienes están y a quienes van a entrar que hay una deuda latente con la sociedad. Cuando el Gobierno empiece a gobernar, van a venir medidas que no sé si a la población le van a gustar mucho y hay que estar preparados de nuevo para la protesta social. Las instituciones deben haber hecho el cambio que pidió la gente el 20 de diciembre: sesionar a puertas abiertas y hacer la reforma política, si no vamos a volver a lo mismo; están todos los que estaban antes y no se ha hecho un solo cambio.
–Por lo que dice no lo conforma el gobierno de Kirchner.
–Creo que tiene muy buenas intenciones, pero debe empezar a gobernar y además, desde mi punto de vista, la Argentina está intervenida por el FMI. Espero que Kirchner tenga la mejor suerte y de mi lado va a encontrar una oposición inteligente. Por eso también elegí la UCR, porque en este momento hay un desequilibrio enorme: gobierna el peronismo y la oposición es peronista. Lo mismo pasa con las listas de Macri e Ibarra, están llenas de peronistas.
–¿No tiene miedo de que lo hayan convocado como candidato de la UCR sólo por ser una figura taquillera?
–Corro ese riesgo, pero no vengo como una figura farandulesca, sino como la única expresión política nueva después de la crisis en el peor momento de la historia del radicalismo. Lo hago porque confío en que hay que rescatar esta herramienta que es la UCR, que es la democracia misma.
–Convengamos que la UCR también demostró, como el PJ, tener dirigentes con los peores vicios de la política.
–El gran desafío de todos los partidos es cambiar. Es una gran responsabilidad de los nuevos dirigentes hacerles entender a los viejos dirigentes que así van de nuevo al fracaso. De eso estoy hablando con gobernadores, legisladores e intendentes de la UCR.
–¿Y qué le dicen?
–Del bloque me trajeron todos los proyectos de reforma política que tienen presentados. Ojalá los pueda convencer con lo charlatán que soy.
–¿Qué siente frente al rechazo de un amplio sector del radicalismo a su candidatura?
–Está muy bien que se haya discutido mi incorporación porque puedo ser un paracaidista; es una reacción lógica de un partido orgánico que se haya debatido.
–Pero hay dirigentes que renunciaron a las listas radicales porque está usted.
–Ya tenían decidido irse a buscar cargos a otro lado. Me duele ver que hay quienes dicen ser radicales y se van a otras listas en el peor momento del partido.
–¿Le parece bien que separe del partido a aquellos que son candidatos de otras fuerzas?
–Me parece correcta la moción de Cristian Caram en ese sentido. Algunos fueron en busca de empleo y en el momento de las espinas al partido hay que venir a ponerle el corazón.