Mié 04.12.2013

EL PAíS  › OPINIóN

Cómo evitar ruidos molestos

› Por Martín Granovsky

La reunión que mantendrán hoy a las cinco dos figuras de Brasil y las dos figuras más importantes de la Argentina entre la gente que acaba de estrenar empleo público puede marcar un modo de administrar la transición de los próximos dos años entre los dos países.

Por el lado de Brasil, la decisión de cómo se integró la comitiva parece indicar una señal. Por un lado, indica que la presidenta Dilma Rousseff quiere darle peso político específico. Eso representa la elección del consejero presidencial Marco Aurélio García, que ya ocupó el mismo puesto con Lula y está en el Palacio del Planalto desde el 1º de enero de 2003. Sus relaciones con funcionarios argentinos son inmejorables. Por otro lado, hay un signo de qué tipo de cosas hacen ruido en la relación. De ahí la presencia de Fernando Pimentel, el poderoso ministro de Desarrollo, Industria y Comercio de Brasil.

Del lado argentino estarán el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y el ministro de Economía, Axel Kicillof. Kicillof ya participó en junio de una reunión similar de Pimentel y García directamente con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Pero no era la cabeza económica de un ministerio en ese momento jibarizado. Y, por otro lado, aún estaba en la administración el funcionario a quien los brasileños consideraban un productor de ruidos: Guillermo Moreno. En cuanto a Capitanich, si hay decisión de Cristina de avanzar con Brasil no es factible conjeturar roces ni animadversión previa.

El embajador Everton Vieira Vargas trabaja en la identificación de ruidos molestos desde que se hizo cargo de la delegación diplomática en reemplazo de Enio Cordeiro, promovido al primer cargo económico de importancia de Itamaraty. García acaba de protagonizar en Chile una cumbre sobre la integración que abrieron la semana pasada Lula y el ex presidente chileno Ricardo Lagos. Brasilia apuesta a una victoria de Michelle Bachelet el 15 de diciembre en el ballottage y el Partido de los Trabajadores no dudó en apoyar incluso durante la campaña electoral. Lo mismo que hizo la Argentina con la visita a Chile de dos funcionarios el día de la primera vuelta, los secretarios de Estado Rafael Follonier y Oscar González, de amplios contactos en Santiago.

Brasil está ocupado en garantizar la continuidad de la ola reformista sudamericana o la vuelta de la ola en el caso chileno. El objetivo empieza por casa. Dilma tiene elecciones presidenciales en octubre de 2014. El PT comenzará a organizar sus fuerzas la semana que viene en Brasilia, en su Quinto Congreso, donde Marco Aurélio García jugará un papel importante junto con Lula. El último sondeo de Datafolha, empresa que no simpatiza con el gobierno, le otorgó el último sábado una intención de voto del 47 por ciento. Si Lula fuera el candidato, cosa que el ex presidente viene desmintiendo, las cifras superarían el 50 por ciento y garantizarían hoy una victoria del PT y sus aliados en primera vuelta.

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