EL PAíS › UN MUERTO, CIEN HERIDOS, 52 DETENIDOS Y MIL COMERCIOS DEVASTADOS
A la noche y durante la mañana, grupos de personas saquearon más de mil locales. La ciudad permaneció paralizada todo el día: no hubo actividad oficial ni privada. A la tarde fue regresando la normalidad en forma paulatina, mientras volvía la policía a las calles.
La capital de Córdoba amaneció paralizada: registrados un muerto, alrededor de 100 heridos, 52 detenidos y más de mil locales saqueados entre la noche del martes y la mañana del miércoles, los estados provincial y municipal declararon asueto. Las clases fueron suspendidas, no hubo recolección de residuos ni expendio de combustible en estaciones de servicio. Recién a media tarde comenzaron a circular los taxis, y hacia medianoche, los colectivos urbanos. Los distintos gremios habían supeditado su regreso a la rutina a la presencia policial en la calle, algo que sólo comenzó a suceder paulatinamente desde el mediodía, luego de que la fuerza acordara con el gobernador José Manuel de la Sota. Los saqueos comenzaron el martes, tibiamente, con la caída del sol, y se incrementaron notablemente por la noche en distintos puntos de la ciudad. En la mañana de ayer, mientras las negociaciones continuaban, también se registraron saqueos en comercios céntricos y hasta en el móvil del canal de televisión local Teleocho, que acababa de transmitir lo que sucedía cuando fue despojado de su equipo satelital.
Con el correr de las horas, mientras la policía volvía a las calles, parte del supuesto botín obtenido durante los saqueos comenzaba a ser exhibido en redes sociales: los propios saqueadores subían fotos a Internet para comentar lo sucedido. Hacia la noche de ayer, también luego de convocarse por redes sociales, algunos pequeños grupos se habían reunido en las calles afectadas por los destrozos para comenzar a limpiar. Al cierre de esta edición, los patrulleros recorrían nuevamente la ciudad de Córdoba.
Los disturbios habían comenzado el martes a la tarde, horas después de que la policía provincial se autoacuartelara en la sede del barrio Cerveceros, de la capital cordobesa. Por la tarde, comenzaron a sucederse robos en supermercados y tiendas barriales, pero entrada la noche los disturbios se agravaron y multiplicaron. En el centro de la ciudad y en el barrio Nueva Córdoba, a los comercios empezaron a ingresar, tras violentar cortinas metálicas o destrozar vidrieras, jóvenes organizados en pequeños grupos que se movilizaban en motocicletas o en autos. Los saqueos arrasaron con supermercados, locales de indumentaria, de electrodomésticos, colchones y hasta joyerías. En algunos comercios, los saqueadores se encontraban con sus dueños, que habían permanecido en el lugar armados para defender su propiedad y repeler los ataques. En algunas zonas de Nueva Córdoba, los vecinos armaron barricadas en las esquinas y vigilaban con armas de fuego y palos, para evitar que pasaran por allí jóvenes en moto.
Mientras la noche transcurría, los enfrentamientos entre vecinos y saqueadores se multiplicaban tanto como los rumores. En Cerveceros continuaba el autoacuartelamiento, pero unos pocos policías se mantenían en sus puestos. A la vigilancia se sumaron, también, los integrantes del grupo de elite ETER (Equipo Táctico Especial Recomendado), que enfrentaron con balas de goma a grupos que llegaban a saquear en lugares como el hipermercado Carrefour de Colón al 400. El hipermercado Libertad del barrio General Paz, el Makro de avenida Colón y la casa de electrodomésticos Saturno Hogar, la tienda de celulares de Movistar de la calle Tucumán, la de motos Team Motorace en Colón y Sarmiento y hasta mueblerías y zapaterías fueron sólo algunos de los comercios saqueados por toda la ciudad.
Desde sus casas, habitantes de distintos barrios de la capital registraron lo que sucedía con sus teléfonos celulares y, vía Internet, lo compartieron con canales de televisión o a través de redes sociales. Los pequeños grupos avanzaban de manera casi compacta por las calles, hasta llegar a un comercio, donde se dispersaban y turnaban para romper vidrieras o forzar protecciones metálicas y, luego, ingresar para emerger cargados de mercaderías de todo tipo. Durante toda la noche, se escucharon disparos en diversos puntos de la ciudad. Las escenas, dijo el abogado Miguel Ortiz Pellegrini, representante de los policías autoacuartelados, le hicieron recordar “a las películas del Apartheid de Africa”.
En esas horas fue herido de un disparo en el tórax un joven de 20 años, cuya identidad hasta anoche aún no se había establecido. Vecino del barrio Ciudad Evita, fue llevado por familiares al hospital San Roque. El muchacho llegó muerto, “con una herida de arma de fuego en el tórax. Ingresó en ese estado, no tuvimos oportunidad de asistirlo”, confirmó el director del hospital, Daniel Mercado, quien al contar el episodio en una entrevista con radio Vorterix rompió en llanto. Otros profesionales del mismo hospital informaron que entre la madrugada y la mañana habían ingresado al menos dos personas con heridas de armas de fuego y muchas otras heridas producidas por balas de goma, pero no con señales de haber sido atacadas con armas blancas.
Durante algunas horas también se computó como fallecido a causa de los saqueos a un hombre de 85 años, quien presuntamente se había descompensado al ser asaltado en su vivienda. Sin embargo, por la tarde, el subdirector del Hospital de Urgencias, Rodolfo del Boca, quien había informado sobre ese fallecimiento, se desmintió a sí mismo, en diálogo con el diario cordobés La voz del interior.
Las cerca de 40 horas que duró el autoacuartelamiento fueron traducidas en números preliminares por las cámaras comerciales, que anunciaron la realización de un relevamiento pormenorizado. En la mañana, el vicepresidente de la Cámara de Supermercados de Córdoba y propietario de la cadena Buenos Días, Benjamín Blanch, había estimado en al menos 50 los locales afectados. “Es una cosa nunca vista, no se puede comparar con nada de lo que hemos visto en el ’89 ni en el 2001, no hay punto de comparación. Grupos de delincuentes en moto rompían y saqueaban alguna cosa y después, la gente común venía y se llevaba mercadería, realmente es para un estudio sociológico por qué el ciudadano común se suma a esta actitud”, dijo.
Por su parte, el presidente de la Cámara de Comercio cordobesa, Horacio Busso, dijo en la tarde que “al menos mil negocios” resultaron afectados. “Como mínimo, se puede hablar de mil comercios, entre ferreterías, locales y supermercados con pérdidas millonarias”, explicó, antes de agregar que “la principal preocupación debe estar centrada en apoyar al pequeño comerciante, que no puede pagar ni la restitución de la vidriera, porque las grandes cadenas cuentan, por ejemplo, con seguros”.
Mientras que por la televisión y los medios digitales se reproducían escenas de los saqueos registradas por vecinos de los comercios perjudicados, parte del presunto botín robado fue exhibido en las redes sociales por quienes se identificaban como saqueadores. Perfiles de Facebook mostraban fotos de ropa deportiva, puñados de teléfonos celulares en apariencia nuevos y productos electrónicos, acompañados por frases como “me cansé de sacar ropa y tillas en Dexter todo”, “alta chorriiada” y “alto saqueo con los pibes”.
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