Para las próximas elecciones, los porteños estrenarán el sistema de boleta única de candidatos a cargos locales, que reemplazará al actual, de múltiples opciones, a la vez que se implementarán las primarias simultáneas y obligatorias también para elegir jefe de Gobierno, legisladores y comuneros. Un proyecto que incluye ambas reformas al sistema electoral porteño fue aprobado ayer por la Legislatura porteña, en la última sesión antes del recambio parlamentario. La nueva metodología, además, habilita para la implementación en un futuro del voto electrónico. El proyecto obtuvo 47 votos a favor, 10 abstenciones del kirchnerismo y un voto en contra, de la izquierda.

De acuerdo con el proyecto, la boleta única incluirá todas las categorías (jefe de Gobierno, legislador y miembros de las juntas comunales) de todos los partidos políticos. Pero no estará detallada la lista completa de los candidatos a diputados, como ocurre ahora, sino los nombres de los tres primeros, en tanto que el resto estará exhibido en una lista, en la pared del cuarto oscuro. El elector tendrá que marcar con una cruz cuáles son los candidatos por los cuales vota. Es decir que si quiere “cortar boleta” no deberá llevar tijeras sino marcar candidatos de distintos partidos o alianzas.

El sistema de boleta única se aplica ya en las provincias de Santa Fe, Córdoba y Salta. El que se aplicará en la Ciudad de Buenos Aires es más parecido al cordobés, que incluye todas las candidaturas en una sola hoja, mientras que en el santafesino hay una boleta por categoría (gobernador, diputados, intendentes). En Salta se trata de una pantalla para el voto electrónico.

La ley de primarias abiertas simultáneas y obligatorias (PASO) extiende a los cargos locales lo que ya se implementaba en la ciudad para los nacionales (presidente, senadores y diputados). Contempla que todas las agrupaciones políticas que intervengan en la elección de autoridades locales tendrán que seleccionar sus candidatos a cargos electivos locales mediante internas abiertas.

En esas elecciones, los partidos competirán con su candidato a jefe de Gobierno, pero no incluirán en esa instancia la fórmula completa, con el vicejefe. Ese binomio se completará en los comicios definitivos (como ocurre en Uruguay o en Estados Unidos), de manera que el candidato vencedor en las primarias puede integrar la fórmula con alguno de los que sacaron menos votos en la interna.

El macrismo, que impulsaba la boleta única, se avino a incluir el proyecto de las PASO, propuesto por el bloque Nuevo Encuentro. En ese paquete se incluyó la aprobación de la Ley de Etica Pública (ver recuadro), con lo que se logró la adhesión de otros bloques. En la votación en general, aprobaron las PASO y la boleta única el PRO, Nuevo Encuentro, el Frente Progresista Popular (Aníbal Ibarra), la Coalición Cívica y Proyecto Sur. El Frente para la Victoria se abstuvo porque, según argumentaron Gabriela Alegre y Claudia Neira, “no se incluyen referencias al financiamiento de las campañas y a los espacios en medios de comunicación”; “se deja al vicejefe de Gobierno fuera de la fórmula”, y “sólo se incluye en la boleta a los tres primeros diputados de la lista, lo que potencia el principal problema de la lista sábana”. El único voto negativo fue el de Alejandro Bodart (MST).

En nombre del oficialismo, Helio Rebot (presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales) defendió el proyecto de boleta única, argumentando que así “desaparece la obligación de los partidos políticos de garantizar la presencia de las boletas en el cuarto oscuro, lo cual beneficia sobre todo a los partidos que no cuentan con un amplio aparato” de distribución y de fiscales. De esa manera se evitaría el problema del robo de boletas que suelen denunciarse en algunos comicios.

Fernando Sánchez (Coalición Cívica) coincidió en que “ahora será el Estado el encargado de la impresión y distribución de las boletas, y no los partidos políticos”. “Pasamos del siglo XVIII al XXI sin escalas”, sentenció.

Gabriela Cerruti (Nuevo Encuentro) destacó que la iniciativa “incorpora elementos del proyecto de Código Electoral que habíamos presentado con Aníbal Ibarra”. “Son pasos que van en el sentido de lo que queremos conseguir”, argumentó.

Oscar Moscariello (PRO) dijo en favor de ese sistema que “facilita la fiscalización y abre la posibilidad de que en un futuro se apliquen tecnologías digitales para la lectura de la boleta”.

Un discurso que llamó la atención fue el de María América González (escindida del bloque Buenos Aires para Todos) que, en lugar de justificar su voto a favor, negó su apoyo a la aprobación de un shopping en Caballito, un tema que debía tratarse al final de la sesión y que finalmente no se trató (ver página 21).

El proyecto de las PASO apunta a “dotar a los partidos políticos de un mecanismo más democrático y transparente, para dirimir internamente sus candidaturas y evitar así las distorsiones que puedan producirse por la falta de equidad en la competencia interna”, según los fundamentos de la iniciativa.

En la votación en particular, las PASO recibieron la misma votación que en general (47 a favor, 10 abstenciones, uno en contra), pero la boleta única recibió 43 votos favorables, 11 negativos (del Frente para la Victoria y Bodart) y tres abstenciones del ibarrismo.

La boleta única regirá tanto para las PASO como para las elecciones definitivas. En estas últimas ya no podrán presentarse a nivel local listas colectoras: un candidato no puede figurar más de una vez en la boleta.

A propuesta del diputado Pablo Bergel, se bajó a 200 el piso de avales necesarios para presentar una lista de candidatos a integrar las juntas comunales.