EL PAíS › NICOLáS DEL CAñO, DIPUTADO NACIONAL DEL FIT
› Por Adriana Meyer
“Nuestra presencia ya molesta, y mucho”, dice Nicolás del Caño, y se refiere a los pasillos del Congreso que ahora frecuenta, donde nota que su “discurso antisistema” genera rechazo. Sin embargo, el diputado del PTS (Partido de los Trabajadores Socialistas) en el FIT (Frente de Izquierda) apunta que “hay sectores entusiasmados porque somos la única fuerza que votaría en forma compacta a favor de ciertos proyectos en los que el resto tiene diferencias internas”, al citar, por ejemplo, la posibilidad de que la iniciativa sobre el aborto recobre estado parlamentario. Del Caño, de 34 años, elegido por Mendoza, dice que recién se está adaptando al ritmo porteño. “Todavía no conseguí casa, estoy aprendiendo los recorridos del subte porque se viaja más rápido”, cuenta. Viste remera pero, mientras sirve café previo a iniciar el diálogo con Página/12, comenta que se acostumbró más a vestir camisas porque las vendía. Antes de llegar al despacho de Diputados, decorado con un enorme retrato de Trotsky, era cuentapropista de ropa. Además, mientras estudiaba Sociología trabajó en un call center, en bares e hizo encuestas. “Por eso no puedo ganar ahora más que antes”, explica.
–Usted dijo que el aumento de los diputados, que pasaron a ganar 50 mil pesos, era “obsceno”, y anunció que iba a ganar sólo 8500 pesos, por lo que cosechó tanto apoyos como críticas. ¿Qué hará con el resto del sueldo?
–Es ya una tradición del FIT. En Neuquén, Raúl Godoy cobraba lo mismo que en su puesto en la recuperada Zanon, y ahí volvió cuando, por la rotatividad de la banca, en su lugar asumió Angélica Lagunas. Las chicanas son porque estamos planteando en el Congreso un proyecto de ley para que los funcionarios de los tres poderes del Estado ganen lo mismo que una maestra con 20 años de antigüedad. Nosotros ya lo hacemos, pero apuntamos a que no exista una casta de políticos que viven como empresarios y alejados de la vida cotidiana de los trabajadores. Este aumento de la dieta representa dos sueldos de lo que gana la mitad de la clase trabajadora. ¿A quién representan los diputados? A un sector privilegiado al que el gobierno y la oposición, que avala esta devaluación, han favorecido.
–Pero, ¿qué hizo con el resto de su sueldo?
–Adelantamos 10 mil pesos para el fondo de lucha de los compañeros de Lavalle, en Mendoza. Lo mismo hicimos para los de la empresa Liliana (Rosario), Kromberg (Pilar) y textil Elemento, que fueron despedidos por organizarse en estos talleres clandestinos de esclavitud. Más que una donación es un aporte para sostener su lucha.
–¿Es cierto que el FIT pidió el doble de cargos de asesores, es decir 8 en lugar de 4, invocando que sus bancas son rotativas?
–No es verdad. En primer lugar, cada asesor va a ganar los 8500 pesos y el resto se aporta, como expliqué. La banca de Del Caño tiene cuatro asesores, de los cuales dos son del PO y dos del PTS, y en la de Néstor Pitrola hay cuatro, dos compañeros nuestros y dos del PO. En cambio, en la de Salta, de Pablo López, sus asesores son todos del PO porque en esa provincia no había alianza. Estamos rindiendo cuentas públicamente de cada centavo que cobramos, cómo lo repartimos, apoyamos al Instituto de Pensamiento Socialista que publica libros sobre marxismo, a los abogados que defienden a los trabajadores procesados, que son 5 mil en todo el país. Que quieran sembrar estos ataques significa que molesta mucho nuestra presencia en el Congreso, que estamos haciendo las cosas bien. Otros legisladores anunciaron que van a donar su dieta, pero no se trata de que se haga individualmente, por eso impulsamos el proyecto de ley.
–¿Qué riesgo hay de que las bancas del FIT se transformen en testimoniales, que sus proyectos jamás lleguen al recinto?
–Hay proyectos que ya existen y vamos a apoyar, como el de amnistía para todos los luchadores. Nos vamos a reunir con organizaciones de mujeres por las objeciones a las modificaciones del Código Civil y vamos a impulsar que el aborto vuelva a tener estado parlamentario. El proyecto de la campaña nacional no es nuestro y lo apoyamos igual. Ahora vamos a presentar un proyecto de emergencia para que la crisis la paguen los capitalistas, exigiendo un salario igual a la canasta familiar, el 82 por ciento móvil y la prohibición de los despidos, pero no sólo del empleo formal sino de todos, los tercerizados o contratados, que son los primeros de los que prescinden las patronales. Es decir, la labor parlamentaria del FIT excede lo que suceda en el recinto. Si lo que hacemos ayuda a darles confianza a los trabajadores para que se organicen, para darles voz a quienes no la tienen y se aglutinen en una fuerza revolucionaria de la clase trabajadora, para nosotros eso no es testimonial.
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