Sáb 01.03.2014

EL PAíS

“Se robaron hasta las canillas”

“Entraron de noche a casa y después de golpear a mi madre y mi padre, la patota se dedicó a robar todo lo de valor, pero también se llevaron las canillas de la casa, las fotos y chucherías”, dijo ayer la testigo Verónica Bogliano a los jueces del Tribunal Oral Federal Nº1 de La Plata, que juzga los delitos cometidos en el centro clandestino de detención La Cacha por parte de 21 represores. Bogliano es hija de María Susana Leiva y Adrián Bogliano, secuestrados el 12 de agosto de 1977 de su casa de la localidad platense de Villa Elisa por un grupo de tareas, después torturados y asesinados, y sus restos restituidos en 2010. La testigo contó que, después del secuestro de sus padres, “las mismas personas que se los llevaron nos entregaron a mi hermana y a mi abuela, Delia Cendagorta de Bogliano, en su casa de City Bell. En ese momento le dijeron a la abuela que no se preocupara por mis padres porque estaban bien, aunque los vecinos que me contaron los vieron muy golpeados cuando los sacaba de la casa”. Y agregó que “el ‘están bien’ fue una respuesta recurrente y perversa que siempre se le dio a la familia cuando hicieron gestiones en todos lados para encontrarlos”. También prestaron declaración los hermanos Ramón y Leticia Baibiene, hijos de Arturo Baibiene y Elba Leonor Ramírez Abella, secuestrados durante un procedimiento ocurrido el 26 de abril de 1977 en la localidad de Berisso.

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