EL PAíS › LA PRESIDENTA HABLO TAMBIEN A UNA PLAZA COLMADA DE BANDERAS Y DE ENTUSIASMO
Fue breve, pidiendo “piedad” por haber hablado ya varias horas, y elogió a la militancia que se presentó multicolor por las banderas y carteles de sus referentes. Precios, YPF y la felicitación de la ONU.
› Por Ailín Bullentini
“Esto no es un relato”, advirtió la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, y encendió entre los hombres y mujeres que permanecieron hasta el final de su discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso nacional los aplausos más estridentes y sostenidos de la tarde en la Plaza del Congreso y las calles aledañas. Los aplausos, que aparecieron en determinados momentos y ante algunas declaraciones de la jefa de Estado, y el apoyo que en persona recibió cuando habló al público desde las escalinatas del Palacio Legislativo, fueron los denominadores comunes en una convocatoria signada por una multiplicidad partidaria que revelaron las decenas de banderas, remeras, pasacalles y globos aéreos que pujaron por delimitar procedencias territoriales y personalistas. “Todo eso que algunos llaman relato tiene puertas y ventanas, son escuelas, son trabajadores, son fábricas”, reiteró, tras agradecer la convocatoria y pedir piedad: “Hablé dos horas y cuarto. Tengan piedad de mí”.
El sector frontal de la Plaza del Congreso se mantuvo colmado desde la mañana de ayer hasta minutos después de la partida de la Presidenta. La militancia alimentó la convocatoria desde Rivadavia y activó el recambio por Hipólito Yrigoyen. En el momento de mayor concentración, en pleno mediodía, las banderas colmaron la plaza.
“Aquí estamos con la recuperación de YPF, reconocidos por instituciones como Naciones Unidas o el Banco Mundial por los avances con los jubilados, por nuestra campaña de Precios Cuidados, que vamos a seguir adelante”, reiteró como una especie de resumen la Presidenta desde las escaleras del Congreso, tras inaugurar las esculturas de Lola Mora en la entrada principal del edificio legislativo. Esos ejes fueron los más aplaudidos de la exposición que el público escuchó y vio a través de varias pantallas y columnas de parlantes ubicadas a lo largo de la Plaza.
A grandes rasgos, los testimonios surgidos de la convocatoria resaltaban la necesidad de “estar” para mostrar “apoyo a Cristina”. Las diferentes banderas para hacerlo reflejaron la variedad inacabable de la familia kirchnerista en la actualidad. Los colores, las pancartas y remeras repartían por distrito, provincia, agrupación o referente político a los asistentes. La generación entre los 20 y los 30 años fue, sin duda, mayoritaria. A ellos, “la Jefa” agradeció “por el aguante”, ya retirándose de la jornada. “Los quiero mucho, son mi debilidad. Les veo la cara y veo el futuro y el presente de la patria”, les dedicó antes de bajar las escaleras y poco después de instarlos a “cuidar su bolsillo” y “convencer” a los comerciantes de que “no cobren de más”: “Cada argentino, piense como piense, tenga partido o no, le caiga simpática la Presidenta o no la aguante, cuide su bolsillo, que no permita que le robe nadie”, solicitó. El aplausómetro estalló, aunque algunos micros comenzaban a devolver a los militantes a sus territorios de pertenencia.
El verde de Kolina ganó la primera línea de la plaza. Bastante después de haber comenzado a hablar la jefa de Estado, el rojo y negro de la JP Evita y el azul del Movimiento aportaron abanico cromático y un imponente caudal de gente. La columna embanderada detrás de la figura del intendente de José C. Paz, Mario Ishii. “Gabriel Mariotto conducción” y “Miles con Luis D’Elía” identificaban al público por las remeras, en una pugna de filiaciones en la que dominaron La Cámpora, Peronismo Militante y la Jotapé. Encuentro Nacional y Popular reunió adeptos de varios puntos del conurbano –los que llegaron desde el sur lo hicieron a cántico limpio: “Acá estoy, en la calle voy dejando el corazón”–, lo mismo que el Frente Transversal. De remera negra con un gran “Moreno” en letras blancas, Roberto y Mirtha extrañan al ex secretario de Comercio interior “porque hay tanta lacra que se abusa”, remarcaron.
“Ishii 2015.” “Uribarri conducción 2015.” “Randazzo presidente.” Los pasacalles que enarbolaron en la Avenida de Mayo instalaron las aristas que el kirchnerismo proyecta para el próximo fin de mandato. Para Luis, que viajó desde Santiago del Estero, “el próximo presidente es Zamora”, en referencia a Gerardo, el flamante presidente provisional del Senado.
El redondel amarillo “Cristina Kirchner/Julio Pereyra” –el intendente de Florencio Varela– se destacaba entre otros globos que anunciaban presencias desde el cielo, colgados de la reja que encierra al monumento a la Nación Argentina. Así bailaban al viento el globo del gremio de la Construcción, que dirige Gerardo Martínez, y el de Antonio Caló, de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM).
La segunda plaza fue el territorio de los “sin bandera”. “Vine para escucharla y apoyarla desde acá. Nos necesita, esto está difícil”, reflexionó Carola, mientras escuchaba el discurso formal de la jefa de Estado con sus tres hijas. De aquel sector surgieron algunos “hijos de puta” cuando Fernández de Kirchner mencionó los precios de las hectáreas en el campo bonaerense, al inicio de su informe. “Por que sí, porque se quejan y están llenos de guita y siempre quieren más”, justificó el insulto un hombre que prefirió no dar su nombre. Los aplausos de aquel sector también demostraron su contento cuando la mandataria habló sobre el presentismo de los docentes o cuando criticó los cortes de calle como métodos de protesta y, por elevación, defendió la condenas recibidas por un grupo de trabajadores de Las Heras, en la Patagonia. “No- sotros confiamos en ella”, confirmó Silvio, con la remera de Nuevo Encuentro, mientras daba sus últimos aplausos.
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