Lun 17.03.2014

EL PAíS  › HOY SE CUMPLEN 22 AñOS DEL ATAQUE A LA EMBAJADA DE ISRAEL

La conmemoración del atentado

El acto se hará mañana, en la plaza seca ubicada en el lugar donde estaba la sede diplomática. La embajadora Dorit Shavit y un familiar de las víctimas serán los oradores principales. Estarán el ministro Julio Alak y el vicecanciller Eduardo Zuaín.

› Por Raúl Kollmann

Se cumplirán hoy 22 años del atentado contra la Embajada de Israel en Buenos Aires. El acto de recordación se hará recién mañana, a las 14, en la plaza seca ubicada en el lugar donde estaba la sede diplomática, Suipacha y Arroyo, con la embajadora Dorit Shavit y un familiar de las víctimas como oradores principales. La razón por la que el acto se hace un día más tarde es porque hoy es la festividad judía de Purim, siempre asociada a la alegría. Por el gobierno argentino estarán en el acto el ministro de Justicia, Julio Alak, y el vicecanciller Eduardo Zuaín. La investigación del atentado fue tan deficiente que las consecuencias se perciben hasta el momento actual: los organizadores siguen hablando de 29 muertos, cuando la primera investigación seria ordenada por la Corte Suprema, cinco años después de la explosión, y a cargo del secretario penal, Esteban Canevari, determinó que el número de víctimas fue 22.

La idea era que para este aniversario llegara a la Argentina un funcionario del máximo nivel de la cancillería israelí, el viceministro Zeev Elkin, que –según estaba previsto– se reuniría con su par argentino. Israel ha manifestado su disgusto por la firma del Memorándum de Entendimiento de la Argentina con Irán y por ello tenía la intención de que llegara al país un funcionario de alto perfil. El viaje se frustró porque en la Cancillería israelí hay una huelga que llevó a suspender todos los viajes de sus funcionarios al exterior. Es más, en una negociación durísima, los trabajadores de la Cancillería amenazaron con cerrar las embajadas en los próximos días. La información oficial es que, de todas maneras, estará el encargado de para América latina.

Por el lado del gobierno argentino, desde la Cancillería informaron a este diario que concurrirán al acto el ministro Alak y el vicecanciller Zuaín. El debate con los israelíes es tenso, pero al mismo tiempo “el vínculo sigue normalmente y en todos los aspectos”, le dijo a Página/12, hace un mes, el canciller Héctor Timerman. En medio de las polémicas, en enero, el ex embajador de Israel en la Argentina Itzhak Avirán se despachó con una frase asombrosa: “Los autores de los atentados ya no están en este mundo y lo hicimos nosotros, los israelíes”. Dos días más tarde, la Cancillería desmintió al ex embajador, que está retirado desde hace más de quince años. Igualmente, el fiscal Alberto Nisman envió un exhorto a Jerusalén para que Avirán responda concretamente sobre lo que dijo: quiénes fueron los autores y cuándo se los ejecutó. Las preguntas tienen que ser formuladas por un juez israelí, pero hasta el momento no vino ninguna respuesta concreta. El fiscal le dijo a Página/12 que de Jerusalén sólo vino una nota en la que dicen que el exhorto se está tramitando. Y ya se cumplieron dos meses del requerimiento.

La investigación sobre el atentado contra la embajada fue aún más deficiente que la del ataque a la AMIA. En realidad, nunca hubo un sospechoso y menos todavía un detenido: existió una imputación general a Hezbolá y a su jefe militar, Imad Mughniyieh, asesinado en Damasco en 2008. Aún hoy, hay publicaciones y hasta entidades de la comunidad judía que siguen hablando de 29 muertos y dicen que, de ese total, hay siete no identificados. Nadie explica por qué no podría identificárselos, además de que Canevari –el secretario penal de la Corte– se basó en la cantidad de cuerpos encontrados: no hay cuerpos sin identificar. Canevari llegó al número final en 1999, siete años después del atentado y dos después de que tomara a su cargo la pesquisa.

La imprecisión sobre los muertos exhibe lo que fue la investigación en los primeros cinco años. Por tratarse de una embajada, el expediente quedó a cargo de la Corte, cuyo presidente era Ricardo Levene (hijo), acompañado por lo que se llamó “la mayoría automática menemista”. Es cierto que quienes debían resolver el caso eran los policías y servicios de inteligencia, la Policía Federal y la SIDE, supuestamente entrenados para eso. Las conclusiones fueron pocas: hubo un suicida, se usó una camioneta Ford F100 comprada en una agencia de la avenida Juan B. Justo, se utilizó un documento brasileño a nombre de un tal Ribeiro Da Luz para la adquisición y el vehículo fue estacionado en una playa ubicada a unas cuadras de la embajada. A simple vista, el formato fue calcado al que se usó dos años más tarde contra la AMIA.

Fuera de eso, no se pudo avanzar ni un milímetro: no se sabe dónde estuvo escondida la camioneta en los días previos, dónde se le pusieron los explosivos, de dónde salieron esos explosivos, quién fue el supuesto suicida, cómo entró al país y quiénes lo ayudaron en el plan terrorista. Desde 1992 hubo varios conatos de cerrar la causa, pero no se llegaron a concretar por el reclamo de los familiares, la AMIA, la DAIA y, en menor medida, el Estado de Israel, que no se presentó como querellante. Oficialmente, desde Jerusalén, también le adjudican el ataque a Irán.

El lema central de este aniversario es “Acá había vida”, poniendo como eje en la recordación al ministro consejero de la embajada, David Ben Rafael, y el presbítero Brumana de la parroquia cercana a la sede diplomática, ambos víctimas de la bomba.

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