EL PAíS
› LUIS ZAMORA, CANDIDATO DE AUTODETERMINACION Y LIBERTAD
“La alternativa es Macri o nosotros”
No quiere hablar “de la canilla de Parque Rivadavia, si gotea o no gotea” porque jura que a los vecinos de la ciudad les interesan otras cosas. Sus críticas a Ibarra, al Gobierno y al voto de nulidad en el Congreso.
› Por Eduardo Tagliaferro
Viernes, 20 horas, en Corrientes y Medrano. “Luis, ¿por qué no votaste la nulidad de las leyes?”, le pregunta una parroquiana del Bar Gildo. Sábado, 11.30, en Rivadavia y José María Moreno: “Usted es el único honesto”, “estuvo bien en no darle la mano a Macri”, “no se olvide de votar la lista 187”, “lo voy a votar”, son algunos de los comentarios que Luis Zamora recibe en su recorrida. En un intervalo de campaña, el candidato a jefe de Gobierno porteño por Autodeterminación y Libertad, dialoga con Página/12. Critica a todos y a todo. Califica de traidores a los diputados que impulsaron la nulidad de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, porque dieron argumentos “para evitar las extradiciones” y porque “no abrieron realmente los caminos de la Justicia al reclamar la anulación de todas las sentencias y reapertura inmediata de todos los juicios” contra los genocidas. Critica a Aníbal Ibarra por hacer crecer a los Macri, a Néstor Kirchner por salir contento de su encuentro con George W Bush. “Hay dos alternativas claras: o (Mauricio) Macri o nosotros”, afirma al hablar de las próximas elecciones en la ciudad de Buenos Aires.
–Macri se arrepintió de haber participado del debate que generó la televisión por cable. ¿Usted cómo analiza ese debate?
–No soy muy partidario de los debates porque terminan siendo shows televisivos o mediáticos, tal como sucede en los Estados Unidos. Por supuesto que no los eludimos. Participamos en ellos con los mismos argumentos que venimos repitiendo todos los días. Se vio lo que se sucedió en toda la campaña: no hay propuestas alternativas entre Ibarra y Macri a la hora de analizar el gobierno, la ciudad, el país y el mundo. No hablan del mundo, no existe el país, sólo hablan de la canilla del Parque Rivadavia, si gotea o no gotea. Nosotros mostramos que somos una forma distinta de hacer política. Patricia Bullrich evidenció que es la vieja política. Los Ibarra hacen crecer a los Macri. ¿Cómo puede ser que en esta ciudad existan los Macris? Hay dos alternativas claras: Macri o nosotros.
–¿No reivindica lo que hizo Ibarra en Salud o en Educación?
–No. La atención en los hospitales es muy mala. En toda la gestión De la Rúa-Ibarra, porque estamos hablando de una gestión que hay que evaluarla como una sola, no hay ninguna mejora. El mismo Ibarra reconoce que lo hecho en salud es desastroso.
–Criticó lo de Ibarra en Salud. ¿Qué propone usted?
–Estamos hablando de que los vecinos tengan equipos ambulatorios, porque el derecho a la salud parte del derecho a no enfermarse. Estamos pensando en médicos visitando a las familias y en contacto directo con los vecinos. El presupuesto de salud es de unos 800 millones de pesos, mire si hay plata para tener equipos ambulatorios. Estamos pensando en centros barriales de salud equipados. Luego en el tercer nivel están los hospitales.
–¿Qué le piden los porteños cuando se le acercan?
–Hay mucha preocupación por el país. En todos lados plantean la falta de laburo, miedo por la inseguridad, la situación económica. “¿Salimos?”, me preguntan con insistencia. No están pensando en la Jefatura de Gobierno sino en el país. Los vecinos hablan de (Néstor) Kir-
chner con grandes expectativas. “¿Qué opina de Kirchner?”, me dicen a cada rato.
–¿Y qué responde?
–Todo indica que no hay cambios de fondo. El hecho de que luego del encuentro Bush-Kirchner ambos hayan salido contentos marca algo. No seré original pero alguien ya dijo que luego de una reunión con Hitler no se podía salir contento. Es un momento delicado para reunirse con un genocida. Reunirse sin mostrar su rechazo al mundo que Bush propone son hechos significativos. Que Aznar y Blair lo feliciten y lo respalden son signos importantes. Con la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final se propuso parar la extradición a los militares. No se anularon los fallos que sobrevinieron a esas leyes y así perdimos uno de los elementos más grandes que teníamos para juzgar acá: la presión de los jueces del exterior.
–¿Es ése un elemento suficiente para abstenerse?
–En la reunión que tuvieron el martes por la mañana, duhaldistas y menemistas con Carrió, con Patricia Walsh, con la gente del Frente Grande, negociaron sacar los indultos del proyecto original. Quitaron del proyecto la propuesta de anular todas las sentencias y reabrir todos los juicios. Cedieron en lo más importante y se perdió el arma más importante que era la presión de las extradiciones. Fue una transacción inmoral.
–Cuando estaba finalizando la sesión, Walsh y varios legisladores más presentaron un proyecto pidiendo la derogación de los indultos.
–Eso indica que cedieron. El problema fundamental es que ahora nos mandan a seguir luchando durante 15 o 20 años más, en lugar de afirmar la idea de reabrir de forma inmediata las causas, como decía el proyecto de Walsh que ella copió casi textualmente de uno mío.
–¿Entonces por qué no lo votó?
–Porque de diez artículos que había copiado del mío dejó uno solo. Fue una transacción. Fue una traición clara. No de Carrió que nunca luchó por esto, ya que ella fue funcionaria de la dictadura, pero sí de Izquierda Unida. El MST y el PC esto lo conocían perfectamente. Ellos habían asesorado a Walsh para que reprodujera mi proyecto casi textualmente. Ella no entiende nada de esto porque se sumó recién hace tres años. Nunca estuvo en la lucha por los derechos humanos. Pero está rodeada de abogados que conocen el tema y que le aconsejaron transar. Perón decía: “Cuando los ricos hablan de democracia será mejor que los pobres se agarren el bolsillo”. Si el Congreso habla de Justicia, los que luchamos contra la impunidad tenemos que preocuparnos.
–Los partidos de izquierda le critican querer diferenciarse permanentemente. ¿Qué les responde?
–No estamos en el afán de diferenciarnos. Somos diferentes. Nosotros ya recorrimos ese camino dogmático, rígido. En general, ni solemos hablar de la izquierda.
–¿Se autocritica de algo, desde su retorno a la política en el 2001?
–Haber comenzado tarde la campaña para elecciones generales en todos los cargos. La campaña para que se vayan todos. La fuerza de diciembre del 2001 estaba decayendo. Creo igualmente que ese proceso sigue abierto. Los tiempos que tiene Kir-
chner para dar respuesta a las expectativas que generó son cortos.