EL PAíS
› PATRICIA BULLRICH, CANDIDATA DE RECREAR
“Siempre fui una rebelde y una transformadora”
En el tramo final de la campaña, se define como alguien “del cambio” frente a “las corporaciones” que representa Macri. Para ella, Ibarra “hizo un mal gobierno”, no consiguió el control de la Federal y le dió rienda libre a los piqueteros.
› Por José Natanson
En el final de la campaña, Patricia Bullrich busca desesperadamente quebrar la polarización entre Mauricio Macri y Aníbal Ibarra, los dos favoritos para las elecciones del 24 de agosto. Convertida en la candidata porteña de Ricardo López Murphy, la ex ministra defiende a su jefe político, cuestiona la gestión de Ibarra y explica sus planes de gobierno. “Yo le pido a Ibarra que discuta conmigo, porque discutir con Macri es muy fácil”, desafía.
–¿Cuál es la diferencia entre su proyecto y el de Macri?
–No tienen nada que ver. El representa las corporaciones, vivir a costa del Estado, y yo quiero cambiar esas cosas.
–¿Macri es la derecha?
–Lo corporativo en la Argentina es aideológico. Si uno lo piensa en términos de liberalismo europeo, Macri no es eso. Pero en términos de lo que ha sido siempre la derecha en la Argentina, el símbolo del poder, Macri sí es la derecha.
–¿Y usted?
–Si algo me caracteriza a mí es ser transformadora y rebelde a las estructuras.
–¿En serio?
–Sí. Yo soy una persona transformadora. Lo que pasa, en esta elección, es que para Ibarra discutir con Macri es fácil. Discute con Macri porque sabe que representa lo que representaba Menem en la segunda vuelta.
–¿Qué opina la gestión de Ibarra?
–Es mala. El se escuda en la crisis. Y en la capacidad de transformación en la crisis es donde surgen los líderes. El no demostró ese liderazgo. No apareció como el que se pone al hombro la crisis y sale adelante, tratando de cambiar estructuras, cambiar las cosas de fondo. El sobrevivió en la crisis, y un líder en la crisis transforma, no flota.
–Uno de los ejes de la campaña es la inseguridad. ¿Se lo puede responsabilizar a Ibarra teniendo en cuenta que no contaba con la policía?
–Pero no la consiguió.
–Bueno, ese depende de una ley nacional.
–No la peleó, ni en los primeros días, ni con Duhalde. Ni siquiera logró un convenio para elegir el jefe de policía. Y creo que a propósito. No quería asumir esa responsabilidad.
–Si usted gana las elecciones y después consigue el control de la Policía, ¿qué haría con los piqueteros?
–Los piqueteros no se tienen que manifestar más cortando calles. Hoy hay una organización y son parte del sistema. No es la rebelión de Tartagal y Cutral-Có. Hoy los atiende el Presidente, los ministros, consiguen lo que quieren, no necesitan cortar las calles todos los días.
–El planteo podría formularse al revés: si no se organizaran, si no cortaran las calles, no conseguirían respuestas.
–Eso significa que la única lógica es la de la presión. Y el Estado tiene que ser capaz de administrar los recursos sociales sin que se repartan sólo por presión, porque así se van a repartir de manera injusta.
–En concreto, si usted es jefa de Gobierno y maneja la policía...
–No me van a cortar la calle todos los días.
–Usted lo dice como si fuera inocuo, pero implica represión y muertos.
–No es así.
–La masacre de Avellaneda es un ejemplo.
–Eso fue algo armado por la Bonaerense, y hasta que no se decidan a limpiarla puede volver a pasar. Lo primero que voy a hacer es limpiar la Federal. Pero hoy en día las manifestaciones se han convertido en algo folklórico. Además, la ayuda social debe llegar a todos. Y hoy a veces hay una lógica corporativa y prebendaria en las organizaciones sociales.
–¿Se puede cuestionar a los piqueteros por no tener un nivel de justicia en la distribución y eficiencia como si se tratara de una ONG primermundista, como si fueran Transparency International?
–Por supuesto que no, y para pedir transparencia hay que serlo. No les voy a pedir que no haya clientelismo a los piqueteros si en el gobierno hay clientelismo. Pero parto de la idea de educar con el ejemplo.
–¿Coincide con la propuesta de López Murphy de devolverle a la policía la facultad de interrogar sospechosos?
–Según la circunstancia. Si se detiene a una persona con cien kilos de cocaína, y esa persona dice que su cómplice se está tomando el barco para ir a Uruguay, la policía tiene que poder hacer algo. Eso pasa en cualquier policía del mundo.
–El problema es que la policía torture al señor de la cocaína para que delate a su socio, que es lo que ha ocurrido cada vez que ha tenido la facultad de interrogar.
–En un país con instituciones degradadas nada se puede hacer. Nosotros pensamos en salir de la degradación, utilizar la política para transformar esa realidad, con funcionarios que cumplen su deber, con reglas claras: así se puede construir una policía con capacidad de acción.