EL PAíS
› REPORTAJE A EL JEFE DE GOBIERNO PORTEÑO ANIBAL IBARRA
“Criterio progresista en la crisis”
A una semana exacta de las elecciones porteñas, Página/12 invitó a los cuatro candidatos mejor colocados a exponer sus ideas. Ibarra, Bullrich y Zamora lo hacen en las próximas páginas. El candidato Macri se negó.
› Por Santiago Rodríguez
Aníbal Ibarra está complicado de tiempo porque los compromisos de campaña lo tienen de un lado para el otro, pero se hace un rato para atender a Página/12. Una vez que empieza a hablar, no deja pasar demasiado antes de enumerar sus “propuestas hacia adelante” y también arremete contra Mauricio Macri: “¿Desde qué lugar hacemos un gran discurso sobre el Estado, cuando siempre lo violamos y nos enriquecimos a costa del Estado?”, se pregunta en obvia alusión al empresario. Poco después suena el teléfono de su despacho. “Me tengo que ir ya a otro acto”, se excusa al cortar la comunicación, aunque se compromete a seguir la entrevista en otro momento. Para que pueda cumplir ese compromiso, su secretaria hace malabares con su agenda y así al día siguiente retoma la charla. Entonces, destaca que el respaldo del presidente Néstor Kirchner y Elisa Carrió a su reelección es “muy bueno” para la ciudad y afirma estar seguro de que ganará las elecciones.
–¿Está conforme con la forma en que se desarrolló la campaña?
–Sí, porque arrancamos de muy abajo en virtud de los momentos muy difíciles de la Argentina y la ciudad y haber reunido al propio Presidente, a Elisa Carrió, al socialismo y la CTA y todo el espacio que armamos significó sintonizar con la nueva época del país. Más allá de que la campaña tuvo mucha agresividad, está muy fuerte la discusión nacional y desde ese lugar estoy conforme. Estamos comprometidos con el nuevo proceso que se abrió en la Argentina y eso se traduce en la campaña.
–Usted habla de la agresividad de la campaña, ¿no le parece que además faltó discusión de los temas propios de la ciudad?
–Tenemos muchas propuestas hacia adelante. Vamos a ampliar la línea A de subterráneos hasta Nazca y la B hasta Monroe; a techar el ferrocarril Sarmiento; a empezar a construir una nueva Casa Cuna; vamos a seguir construyendo escuelas y con la enseñanza bilingüe; a seguir con el centro metropolitano del diseño, a seguir desarrollando un fuerte perfil cultural vinculado con el turismo. Son todas propuestas concretas, pero también es cierto que una elección no se define por las propuestas que uno pueda exponer. Nosotros hablamos con el compromiso de lo que hicimos desde la gestión, mientras otro se puede sentar en un escritorio e imaginar sin hacerse cargo de dónde estuvo cada uno. Esta no es una elección neutra; acá se está debatiendo también qué modelo de Argentina queremos: el que defienda los valores de la Justicia y los derechos humanos o que defienda la impunidad. ¿Desde qué lugar hablamos del empleo, cuando siempre estuvimos comprometidos con el desempleo? ¿Desde qué lugar hacemos un gran discurso sobre el Estado, cuando siempre lo violamos y nos enriquecimos a costa del Estado?
–¿En el caso de su campaña, no se detuvo demasiado en exponer cómo tuvo que gobernar en medio de la crisis?
–Sería poco creíble si hablara sólo del futuro. Además, durante mucha tiempo la gente no tenía necesidad ni ganas de escuchar nada bueno noticia con la bronca del corralito, el desempleo, los escraches, el dólar. Ahora mucha gente se sorprende las cosas que hicimos y tiene capacidad de absorberlas. No puedo hablar desde afuera, diciendo qué es lo que voy a hacer, como hacen los otros candidatos.
–¿Por qué cree que hay una franja importante de porteños que considera que su gestión no es buena?
–Por lo que decía, porque a veces no cobramos dimensión de la crisis que nos tocó vivir y de que sin embargo, la ciudad se mantuvo de pie. Que faltaron muchas cosas, sin duda, pero fue fruto de decisiones incluso estratégicas. Gracias a lo que hicimos elevamos la agenda de discusión en la ciudad; hoy ningún candidato puede venir a decir que va a rescatar la ciudad del default, que va a devolverle el 15 por ciento que Ibarra le sacó a los empleados públicos, que va a recuperar los días perdidos de educación porque ya superamos los 180 días de clase y no perdimos ni unosolo, que va a rescatar los bonos que emitió Ibarra o que va a reabrir las obras del subte que fueron paralizadas.
–¿Es sólo un problema de falta comprensión?
–Es que a nadie le gusta admitir que le pasó un tractor por encima. Uno querría que todo siguiera de la misma manera, pero el desempleo, la pobreza y la indigencia crecieron en toda la Argentina. Ahí está cómo se posiciona el Estado: confronta desde lo autoritario, como hacía Macri, y trata a los cartoneros de delincuentes, o trata de organizar eso que es fruto de la realidad. No estoy de acuerdo con no hacer nada, pero tampoco con las soluciones autoritarias, y por eso estamos tratando de organizar a los cartoneros. Lo mismo hicimos con la venta ambulante: defendimos el espacio público, pero dimos alternativas como el Paseo El Retiro, le dimos un galpón a vendedores ambulantes. Insisto hoy hay otro humor y la gente vuelve a creer en la posibilidad de que la política le sirva. Algunos dirán que hicimos poco y otros no conocen todas las cosas que hizo y que sostuvo el Gobierno de la Ciudad con criterio progresista en medio de la crisis. Tal vez la gente esperaba más.
–¿Y usted esperaba más?
–En medio de la crisis pensé que se nos caían muchas más cosas de las que realmente pudimos sostener y mejorar. Hicimos más de lo que se puede hacer, incluso, en situaciones de tranquilidad económica.
–¿Se puede solucionar el tema de la seguridad sin el traspaso de la policía a la seguridad?
–No completamente. La ciudad puede comprometerse, colaborar, participar, pero no definir la política de seguridad porque carece de una herramienta fundamental para cualquier política de seguridad, que es la policía. De todos modos, la seguridad no es sólo un tema policial; algunos se sienten tentados por la consigna efectista, pero lo que hay que hacer son políticas integrales entre las distintas áreas y la ciudad está trabajando fuertemente en atacar las causas.
–Usted asumió como candidato de la Alianza en el mejor momento de Fernando de la Rúa, ¿por qué no se hizo entonces el traspaso?
–Porque De la Rúa no tuvo la menor voluntad política de hacer el traspaso. En realidad fue mucho más sincero Eduardo Duhalde al decir que la suya era una transición y que dejaría el traspaso para el próximo gobierno. Debo decir que ahora estamos trabajando muy bien con el Gobierno nacional, avanzando en un proceso de transferencia de competencias judiciales. Por primera vez, además, un Presidente consulta al Jefe de Gobierno por el jefe de policía.
–¿Por qué no denunció esa falta de voluntad en aquel momento?
–Lo dije y me llamaron del Gobierno por mis declaraciones. Formábamos parte de la misma Alianza, pero por delante era Jefe de Gobierno.
–¿Qué estrategia se plantea para la segunda vuelta?
–No me planteo alianzas con otros candidatos porque la gente va a decidir quién le transmite más confianza, más coherencia, más capacidad y no lo que le diga otro candidato. En la segunda vuelta habrá mucha discusión sobre el futuro de la ciudad y de la Argentina.
–¿Es posible algún acuerdo con Patricia Bullrich o con Luis Zamora?
–Creo que muchos de los sectores que acompañan a Bullrich nos van a acompañar en la segunda vuelta; ella expresa un sector de centroderecha mucho más serio que el que expresa Macri. Con Zamora, más allá de la dureza de sus declaraciones, todo su electorado sabe que no soy lo mismo que Macri y que nosotros somos expresión del progresismo. También creo que en la primera vuelta nos van a acompañar sectores del radicalismo no delarruistas y que reivindican el radicalismo profundamente democrático.
–Medio gabinete nacional le expresó esta semana su apoyo, ¿puede haber algún gesto de respaldo todavía más explícito de parte de Kirchner?
–Más explícito es difícil porque el Presidente no se puede introducir en un acto de campaña. Tal vez haya algún acto de gestión.
–¿En qué medida puede condicionar su próxima gestión, si es que gana, el respaldo de Kirchner?
–Al contrario, es muy bueno estar en muy buena sintonía política con el Presidente, como también tener el apoyo de Elisa Carrió. Es una fortaleza, pero no para Ibarra, sino para la ciudad. Sin tener el mismo vínculo, la relación institucional que mantuvimos con Duhalde permitió, por ejemplo, que la ciudad tuviera un porcentaje de coparticipación.
–Es la segunda vez que menciona a Duhalde con quien siempre reconoció tener una buena relación. ¿Esperaba un respaldo de su parte?
–No, y lo digo con sinceridad porque no sé si me daba o me sacaba votos. Debo reconocer que no conocía a Duhalde y que en su gobierno con todos los problemas que hubo siempre tuvo una buena actitud con la ciudad.
–¿Cómo se traduciría en términos políticos la composición de Fuerza Porteña en un eventual segundo gobierno suyo?
–El gobierno debe ser una expresión de la coalición, pero no un calco matemático; yo gané con la Alianza, pero desde el primer día hubo dos ministros del peronismo en mi gabinete.
–¿Cuál cree que será el resultado de la primera vuelta?
–Soy optimista. Va a ser peleada, pero que vamos a estar arriba.
–¿Y la segunda?
–Estoy seguro que ganamos también en la segunda y por más diferencia, pero no hay que bajar los brazos ni cometer errores.
–¿No hay posibilidades en la ciudad de que un candidato como Macri llegue al gobierno?
–Tiene su espacio. Domingo Cavallo sacó el 33 por ciento y venía de una competencia presidencial. Cavallo, incluso, tenía más cabeza; Macri tiene más bolsillo. Macri se rodea del aura de empresario exitoso a partir de lo de Boca y de persona ajena a la política; en realidad no es empresario exitoso ni ajeno a la política, porque nunca escondió sus vínculos con el menemismo y con la UCeDé y actuó en consecuencia. Lo acompaña, además, la estructura más conservadora del PJ.