Mar 19.08.2003

EL PAíS

Una apuesta fuerte a un plan alternativo al ALCA

Chávez sumó a los cooperativistas argentinos a una táctica conjunta para impulsar la Alternativa Bolivariana de las Américas, opuesta al ALCA.

› Por Raúl Dellatorre

Consciente de que buena parte de su suerte se juega en la solidez de los puentes que logre tender con el resto de las naciones latinoamericanas, Hugo Chávez casi no deja pasar oportunidad para ir tejiendo lazos de solidaridad. Ayer, el encuentro del mandatario venezolano con cooperativistas no fue la excepción. “Es la hora de unirnos, les propongo integrar a los movimientos cooperativistas de nuestros países, en un proyecto que sea una línea de trabajo táctica hacia la construcción del ALBA, la Alternativa Bolivariana para las Américas que ofrecemos en vez del ALCA”, dijo el coronel en medio de la ovación de unos 500 participantes del encuentro realizado en el Centro Cultural de la Cooperación. “No es para el año que viene, sino para éste: les propongo como sede a Caracas y los invito a una reunión allí antes de fin de año”, lanzó para no dejar las cosas a medias.
Su estilo coloquial contrasta con la formalidad de los discursos tradicionales de otros presidentes visitantes y explica, en buena medida, su carisma. Estilo que, por otra parte, no le impide plantear frases fuertes sin necesidad de levantar el tono. “Para acabar con la pobreza hay que darles poder a los pobres”, sentencia, para de inmediato desgranar una acabada crítica a los planes asistencialistas.
Al igual que Fidel Castro, abunda en detalladas anécdotas sobre experiencias propias o cita a autores describiendo quién se la hizo conocer y en qué circunstancias. Con la misma naturalidad de quien platica con un viejo conocido, cuenta riéndose de sí mismo cómo una noche (y la mañana siguiente) conversó con Fidel Castro durante más de diez horas seguidas, sin tan siquiera levantarse para ir al baño. “No sé de qué nos vamos a morir usted y yo, pero seguro que no será de próstata”, recuerda que le dijo Fidel en la ocasión. Y sonríe y contagia.
Llegó a la conferencia nutrido de una voluminosa carpeta de datos y una minúscula Constitución. Casi no utilizó la primera –cuando requería un dato recurría a la memoria de sus asesores, sentados frente a él– pero aludió varias veces y leyó textualmente una vez el librito pequeño pero de un contenido enorme, según dejó en claro.
Con naturalidad, Chávez tomó el brazo de uno u otro de quienes lo flanqueaban en la mesa, Floreal Gorini (titular del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos) y Franciso Dos Reis (presidente de la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios), mientras hablaba. Generó simpatías con la primera alusión que hizo a la Argentina. “Ustedes enfrentaron el bombardeo inclemente del neoliberalismo, les aplicaron una sobredosis y resistieron: se merecen un monumento cuyo límite sería el Infinito.” Concitó todo el interés al describir las distintas etapas del neoliberalismo, desde su “sorpresivo surgimiento” hasta la implementación de un modelo alternativo, que debería ser el próximo. Y desató todo el entusiasmo al referirse al FMI como “ese organismo nefasto que tanto mal les ha hecho a nuestros pueblos, creo que habría que eliminarlo”.
A tono con la prédica antineoliberal, Chávez rescató el valor de la economía social para empezar a tejer nuevos vínculos sociales, rubro en el que inscribió a las cooperativas. Describió el papel que empieza a ocupar este tipo de organizaciones en la nueva economía venezolana con apoyo del Estado. Tras recordar la gesta de Bolívar, San Martín y otros que murieron pobres o en el exilio sin ver cumplidos sus sueños libertarios, Chávez afirmó que “llegó la hora de retornar al camino que no pudieron terminar de recorrer nuestros héroes, hace casi 200 años”. El momento, dijo, es óptimo, y comprometió a los miembros del gabinete que lo acompañaban a asumir como “una línea de trabajo táctica del ALBA (su proyecto para oponerse al ALCA)” la construcción de un movimiento cooperativista de toda Latinoamérica. “Empecemos con la Argentina y Venezuela, propongo a Caracas como sede –dijo al cerrar su discurso entre aplausos– y los invito a que nos reunamos antes de fin de año: así le estaremos dando vida al ALBA y a un nuevo proyecto socioeconómico, más social que económico.”

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