EL PAíS
› MARCELO RAMAL DEL PO
“Por un salario de 900 pesos”
El candidato a jefe de Gobierno porteño por el Partido Obrero, Marcelo Ramal, critica la alianza de Izquierda Unida y cuestiona a los dos candidatos por más intención de voto en la ciudad. El militante de base, Juan Cymes, candidato a legislador porteño por Convergencia Social, tiene reparos sobre Aníbal Ibarra, pero lo apoya porque “Macri es la dictadura”.
Las imágenes del Che Guevara y de Lenin decoran su despacho 226 de la Legislatura. Hasta las elecciones del 24 de agosto ocupa un cargo como secretario parlamentario del bloque que encabeza Jorge Altamira. Su deseo, y entre mate y mate lo repite, es conservar la bancada que el Partido Obrero consiguió hace tres años para “continuar la lucha por un salario de 900 pesos para todos los trabajadores”. De saco y voz firme, además de profesor de Economía Industrial en la UBA, Marcelo Ramal es el candidato a jefe de Gobierno y a primer legislador porteño del PO.
–¿El Partido Obrero quiere la unidad de la izquierda?
–El PO quiere una unidad de izquierda, pero sobre la base de una independencia política respecto del régimen existente y de sus partidos. Pero es evidente que hay otra unidad, que encabeza Izquierda Unida, que no logra cuajar con nosotros, y que es la que tiene que ver con la izquierda que hoy me animaría llamar kirchnerista. Un sector que en la ciudad se opone a Ibarra, pero que en la provincia forma coalición con el socialismo, aliado del jefe de Gobierno porteño. Por eso decimos que es en el terreno de la rebelión popular, de las fábricas recuperadas y de los desocupados, donde nuestro partido es extremadamente unitario.
–¿Cuáles son las principales propuestas de su candidatura?
–En primer lugar, planteamos la necesidad de luchar por una ley de salario mínimo de 900 pesos para golpear sobre dos problemas centrales del movimiento obrero como son la flexibilidad laboral y la desocupación. Una segunda cuestión es terminar con las cajas negras del presupuesto. Existe un presupuesto en blanco de la Ciudad de 3500 millones de pesos que se discute en la Legislatura, mientras hay otro presupuesto paralelo que es de las sociedades autónomas, accionariamente controladas por la ciudad pero independientes de las auditorías. Es el caso de las Corporaciones Puerto Madero o de Autopistas Urbanas. Otra propuesta tiene que ver con la necesidad de establecer gobiernos de comunas en los barrios, con una injerencia en aspectos como la educación, la salud y la seguridad.
–¿Qué autocrítica hizo el partido después del resultado que obtuvo en las últimas elecciones presidenciales?
–Naturalmente que la elección se ubicó por debajo de nuestras expectativas y en esto influyeron un conjunto de factores políticos muy amplios. Pero voy a ir al corazón del problema. El PO denunció las elecciones del 27 de abril como un operativo político dirigido a restaurar la autoridad de un régimen que venía siendo golpeado por una rebelión popular. En la medida que el operativo político logró su objetivo es evidente que una de sus principales pretensiones era confinar aquellas representaciones políticas que procuraban identificarse con el proceso de la rebelión popular. En ese cuadro político es que el PO retrocedió.
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