EL PAíS › “PRIMER PROYECTO ESTRATéGICO” EN EL MAR ARGENTINO
El programa prevé investigar cinco puntos clave del Atlántico sur, donde se concentra la mayor presencia de fitoplancton, biodiversidad y riqueza pesquera.
La productividad del océano se mide en su riqueza: cuanta mayor presencia de fitoplancton, el alimento que está en la base de la mayoría de las cadenas alimentarias, más rico es el ambiente. En el Atlántico sur, la plataforma continental argentina, la más extensa del Hemisferio Sur, y en el talud continental, la presencia de fitoplancton es tan elevada que convierte a la región en una de las más fértiles de los océanos mundiales. Por ello, a la zona se aplica la metáfora de “pampas azules”, la misma expresión que retomó el proyecto científico “Pampa Azul”, al que la Presidenta definió ayer como “el primer proyecto estratégico sobre el mar continental”.
El proyecto “Pampa Azul” es una “iniciativa estratégica” que investigará el Atlántico sur durante los próximos diez años, explicó el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, que está a la cabeza del proyecto. A lo largo de la década que comienza este año, el proyecto permitirá profundizar el conocimiento científico como fundamento para la conservación y el manejo de los recursos naturales marítimos, algo para lo cual llevará adelante campañas interdisciplinarias en cinco áreas, sirviéndose de buques oceanográficos y vehículos submarinos tripulados a distancia. Por eso, el trabajo también incluye el desarrollo tecnológico de sensores remotos y otros métodos para monitoreo ambiental, gestión y protección de recursos mediante registros automáticos in situ y satelitales, y de las capacidades para generar y mantener bases de datos con registros continuos y públicos. La iniciativa, informó el Ministerio de Ciencia, “promoverá innovaciones tecnológicas aplicables a la explotación sustentable de los recursos naturales y al desarrollo de las industrias vinculadas con el mar, fortaleciendo la conciencia marítima de la sociedad argentina y respaldando con información y presencia científica la soberanía de nuestro país en el área del Atlántico sur”, en zonas donde, además, debe investigarse qué transformaciones podría implicar el cambio climático sobre sus propias dinámicas.
Las cinco áreas geográficas establecidas como prioritarias son el llamado “Agujero Azul” del talud continental, el banco Burdwood-Namuncurá, el Golfo San Jorge, las zonas subantárticas (los espacios marítimos de las islas Georgias del Sur y Sandwich del Sur) y el estuario del Río de la Plata. El “Agujero Azul”, en el talud, detalló el Ministerio de Ciencia, es “el mayor y más productivo de los frentes marinos”, el mismo en el que entran en contacto las aguas jurisdiccionales argentinas con el océano. La investigación en el “Agujero Azul” aportará información “para el manejo integrado de las pesquerías que operan sobre especies altamente migratorias, cuya distribución se solapa con aguas internacionales”.
El banco Burdwood-Namuncurá es “una mesa submarina ubicada a unos 150 kilómetros al este de la isla de los Estados”, cuyas aguas, con una profundidad mínima de 50 metros, “constituyen un área de alimentación de predadores” como albatros, petreles, pingüinos, lobos y elefantes marinos. Además, en las aguas adyacentes hay “sitios de reproducción de peces, como la polaca y la merluza negra, y de desove de la sardina fueguina”. En 2008, el Consejo Federal Pesquero estableció un “área de veda total y permanente para la pesca” en el banco, y en agosto del año pasado la ley 26.785 la declaró área marina protegida.
La tercera de las áreas definidas como prioritarias, el Golfo San Jorge, contiene “la pesquería más redituable del Mar Argentino”, principalmente especializada en el langostino. Allí, señaló el ministerio de Ciencia, la gestión sustentable del ecosistema “depende de la aplicación de criterios de manejo basados en la comprensión de los procesos que lo rigen y de los posibles impactos de origen antopogénico”.
La cuarta área, la definida por los espacios marítimos de las islas Georgias del Sur y Sandwich del Sur, se encuentra contemplada en la Convención para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos. Allí, el proyecto “Pampa Azul” investigará el efecto de las islas, que se encuentran en el paso de la Corriente Circumpolar Antártica, sobre la productividad biológica.
Finalmente, el proyecto abordará también el estuario del Río de la Plata, que es “uno de los más importantes del Hemisferio Sur y el segundo en importancia luego del Amazonas”. En este estuario, “la descarga subterránea de aguas continentales (por debajo de los estuarios propiamente dichos) aporta un volumen de agua con características físicas y químicas propias.
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