EL PAíS › COMPARACION ENTRE EL FAU Y LA COALICION ENCABEZADA POR DE LA RUA
Comparten protagonistas y partidos. Sin embargo, el nuevo frente tiene un caudal electoral, un despliegue territorial y un control ejecutivo menor al que tenía la Alianza en el ’97.
› Por Sebastian Abrevaya
En las últimas semanas, tanto sectores del oficialismo como de la oposición se encargaron de trazar las similitudes entre el recientemente lanzado Frente Amplio Unen (FAU) y la experiencia de la Alianza, encabezada por Fernando de la Rúa y Carlos “Chacho” Alvarez. Varios de sus dirigentes y de sus partidos, como la UCR y el socialismo, integran ahora el nuevo frente, que nace con el objetivo de derrotar al peronismo, igual que en los ‘90. Sin embargo, existen otros puntos que permiten poner en cuestión ese paralelismo y, en buena medida, las posibilidades de un triunfo electoral en 2015. En un artículo publicado en su blog, el politólogo Andy Tow advierte que tomando como base la experiencia de las elecciones legislativas de 1997, previas a las presidenciales de 1999, el escenario es bastante diferente del que se plantea de cara a las próximas presidenciales. “En caudal electoral, control ejecutivo y despliegue territorial, el FAU está bastante lejos de ser la Alianza”, concluye Tow.
Ya sea por la intencionalidad política de quienes buscan asociar a la nueva alianza con el fracaso de la vieja Alianza, así como por las similitudes concretas entre ambas experiencias, desde el Frente Amplio Unen se vieron obligados a salir a desmarcarse de aquel fantasma. El propio Fernando de la Rúa y también Graciela Fernández Meijide aseguraron que el nuevo armado “no es lo mismo que la Alianza”, por lo que pronosticaron un futuro promisorio para el proyecto político. También es cierto que tanto el Frente para la Victoria, así como el PRO tienen entre sus filas a ex funcionarios e integrantes de aquella frustrada experiencia política.
Para Ernesto Calvo, politólogo y profesor de la Universidad de Maryland, la comparación entre ambos espacios se produce, por un lado, porque se repite la necesidad de combinar el desarrollo territorial de partidos como la UCR con una experiencia competitiva en áreas metropolitanas, como el Frepaso. Y por el otro, porque se genera a partir de la convicción de que un partido solo no puede derrotar al peronismo, ya sea en su versión oficialista (Frente para la Victoria) u opositora (Frente Renovador). Pero una vez que se saca del medio el clivaje federal y la necesidad de vencer al PJ, aparecen las diferencias, que no son menores.
En su blog www.andytow.com, Tow advierte que en cuanto al desempeño electoral, las fuerzas que componen el FAU obtuvieron en 2013 una victoria en sólo 6 de los 24 distritos, mientras que la Alianza en el ’97 había triunfado en 11. Y a nivel nacional, podría computarse casi un 25 por ciento de los votos para el FAU en octubre, contra el 47 por ciento de la Alianza en el ’97; el resultado en la última elección fue más flojo que el del acuerdo radical-frepasista. En aquellos años, la UCR controlaba ejecutivos de peso como Córdoba y la Ciudad de Buenos Aires, junto a otros menos potentes como Río Negro, Chaco, Catamarca y Chubut. Hoy, el FAU gobierna las provincias de Corrientes y Santa Fe. “Los desafíos que enfrenta el FAU para alcanzar la presidencia de la Nación son formidables. El principal apoyo electoral de la Alianza fueron las gobernaciones, y el FAU sólo cuenta con dos y en el nivel municipal el radicalismo ha mostrado una lógica de la supervivencia política mucho más prosaica, como la de varios de sus intendentes sumados al Frente Renovador bonaerense”, detalla Tow. Otra diferencia se encuentra en la distribución del voto. Mientras la Alianza acumulaba sus mejores desempeños relativos en los distritos más grandes como Buenos Aires, Capital Federal y Córdoba, el FAU obtuvo su mayor cantidad de votos en los distritos más pequeños. Como dato saliente, Tow destaca que en tierra bonaerense el FAU obtuvo el 12 por ciento en comparación con el 48 que obtuviera la Alianza en ’97.
Según Calvo, también se debe tener en cuenta que la Alianza combinó sólo dos fuerzas nacionales, mientras que el FAU es un armado de 8 partidos políticos, entre nacionales y de distrito.
Por último, el Frente Amplio Unen no contiene una pata peronista de centroizquierda como podía calificarse al Frepaso, ni tampoco, al menos por el momento, una opción como el PRO de Mauricio Macri, análogo a Acción por la República, de Domingo Cavallo, que terminó formando parte del gabinete aliancista. Retomando la hipótesis del politólogo Juan Carlos Torre en el texto Los huérfanos de la política de partidos, el rol de las opciones electorales de centroizquierda o de centroderecha es clave en la suerte del espacio no peronista.
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