EL PAíS › LOS ANALISTAS DESCRIBEN EL POSICIONAMIENTO DE OFICIALISMO Y OPOSICION PARA 2015
Falta mucho, pero la competencia empezó, con todas las preguntas que eso implica. Las opciones para la sucesión en el kirchnerismo, los escenarios posibles de la oposición, las ventajas y los lastres de cada uno.
› Por Raúl Kollmann
Los principales analistas políticos y encuestadores coinciden ante la consulta de Página/12 en que la campaña electoral de 2015 ya está lanzada. Algunos sostienen que Sergio Massa parte adelante; otros creen que el que lleva la delantera es Daniel Scioli, y están los que piensan que el Frente para la Victoria, con un piso electoral alto, será difícil de doblegar, pero que la tiene más difícil si no consigue ganar en primera vuelta. Por detrás de los protagonistas más instalados, se abre una cantidad asombrosa de interrogantes que pueden influir decisivamente en la carrera: la forma en la que el FpV elegirá su candidato, con Sergio Urribarri, Florencio Randazzo y tal vez Jorge Capitanich en la línea de largada, y el papel que jugará Cristina Fernández de Kirchner; si en la oposición Massa podrá o no extender el Frente Renovador a zonas en las que por ahora no tiene presencia; las dificultades de Unen con tantos dirigentes pero sin un liderazgo claro y, además, la alternativa de aliarse con el PRO de Mauricio Macri; los obstáculos del jefe de Gobierno porteño para romper el corralito y poner pies electorales fuera de la Ciudad de Buenos Aires.
Dialogaron con Página/12 Manuel Mora y Araujo, uno de los padres de la sociología política argentina; Roberto Bacman, titular del Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP); Eduardo Fidanza, de Poliarquía; Hugo Haime, de Haime y Asociados; Artemio López, de Equis; Ignacio Ramírez, director de Ibarómetro; Enrique Zuleta Puceiro, de Opinión Pública Servicios y Mercados (OPSM); Ricardo Rouvier, de Rouvier y Asociados, y Analía Del Franco, de Analogías.
Artemio López elige concentrarse en el sistema de partidos a la hora de encarar su visión del escenario. “La hegemonía electoral del oficialismo es un dato central para evaluar las condiciones iniciales de la carrera electoral –asegura–. El FpV posee un piso de 35 por ciento al que ninguna fuerza opositora logra hoy superar y ni siquiera acercarse a menos de diez puntos. La fortaleza del candidato del FpV es la gestión iniciada en mayo de 2003 que permitió el mayor ciclo de crecimiento económico con generación de empleo y descenso de pobreza, marcando un notable record en la historia nacional. El punto débil es la polarización que induce el kirchnerismo, lo que ofrece restricciones en caso de acceder a la segunda vuelta.”
Para Manuel Mora y Araujo, la largada “tiene una tabla de posiciones en la que casi todas las encuestas coinciden: puntos más, puntos menos, Massa, Scioli, Macri, Binner, Cobos, Altamira”.
Enrique Zuleta Puceiro, en cambio, plantea sus dudas. “La ventaja actual de Massa sobre Scioli es relativa. En los monitoreos nacionales que hacemos los principales encuestadores –basados casi todos en muestras nacionales de 1000 o 2000 casos–, Massa se beneficia por el hecho de que la proporción de encuestados en la provincia de Buenos Aires alcanza a la mitad de los casos. La incidencia muestral de Massa en el territorio bonaerense le otorga una ventaja de cinco o siete puntos. En encuestas más amplias y elaboradas, referidas a todos los distritos, como las que hacemos para estrategias más exigentes, la ventaja es para Scioli, mejor conocido y con mejor distribución de sus apoyos en todo el electorado nacional.”
Hugo Haime discrepa. “Hoy Massa gana en todos los escenarios e incluso en el ballottage. Lo siguen Daniel Scioli y a mayor distancia Macri, Binner y Cobos. Le doy un anticipo: según una encuesta que acabo de terminar, las formulas del estilo Binner-Cobos o Macri-Cobos no sólo no suman, sino que debilitan las candidaturas del PRO y Unen, reduciendo la carrera electoral a una competencia entre Massa y Scioli”.
Por último, Analía Del Franco afirma que todavía no hay ventajas decisivas. “La foto de la carrera electoral muestra por lo menos diez candidatos de los cuales seis cuentan con más del 85 por ciento de conocimiento entre el público. Sin embargo son sólo dos, Scioli y Macri, los que presentan mayor nivel de ‘familiaridad’ con el electorado a nivel nacional. Massa y Binner presentan este rasgo, pero focalizado en sus provincias de origen, y en las grandes ciudades. Así las cosas, ¿cómo se presenta el electorado? Expectante, y con cierta atención sobre 2015. Como consecuencia ninguno de los candidatos presidenciales presenta una diferencia significativamente mayor que el resto. Siendo los mejores posicionados Scioli y Massa, y con más distancia, Macri”.
Eduardo Fidanza piensa que no habrá definición en la primera vuelta electoral, es decir que nadie sacará la suficiente distancia. “La campaña comienza con tres candidaturas definidas, las de Massa, Scioli y Macri, y la conformación reciente de una coalición –Unen– cuyo candidato depende de una interna que genera hoy interrogantes, porque podría formar parte de ella Macri, lo que constituiría una novedad significativa en los modos de construcción política en la Argentina, ya que implicaría el intento de convergencia entre la centroizquierda y la centroderecha. Por otra parte, es claro que la elección de 2015 se definirá en una segunda vuelta.” Existen elementos que para otros analistas obligan a poner condicionales a semejante afirmación. En primer lugar la experiencia histórica del último período democrático, que muestra triunfos en primera vuelta en casi todas las elecciones presidenciales. En segundo término, todo apunta a que las PASO jugarán esta vez un rol preponderante, lo que puede también hacerlas funcionar como una primera vuelta real que ordena el voto para la real.
Roberto Bacman sostiene que la de 2015 es una elección peculiar, en esencia porque no hay un Kirchner como candidato presidencial. “La carrera electoral se lanzó muy temprano. Basta decir que faltan aún quince meses para las PASO y de allí tres meses más para las elecciones generales. Pero se justifica: el oficialismo por primera vez en once años no tiene un candidato definido (o sobreentendido), y los dirigentes de los partidos opositores son conscientes de que deben poner inteligencia y esfuerzo para evitar que se repitan las condiciones que les dieron formato y estructura a los escenarios electorales de 2007 y 2011: una oposición dispersa, heterogénea y sin un claro y definido proyecto de gobernabilidad alternativo al oficialismo. Los resultados de aquellos comicios, en especial la gran diferencia entre el Frente para la Victoria y los restantes partidos, es un desafío que hoy han decidido asumir, desde distintas tácticas y estrategias, con el principal propósito de evitar a toda costa que se repita la estructura de voto de 2007 y 2011 en las próximas presidenciales.”
Ricardo Rouvier cree que un punto decisivo estará en las cuestiones de fondo: “Es una campaña que será sobre continuidad o diferenciación. En estos momentos ya hay instalaciones de precampaña que van en ese sentido. Dentro del oficialismo, la gama mostrará candidatos que se presentarán como más genuinamente continuadores y otros que expresen algo de distanciamiento. Las fuerzas de oposición se plantarán fuertemente de modo adversativo, anunciando el desmonte de la mayoría de los caminos emprendidos hasta ahora. Pero habrá alguno que será más prudente. Hay dos aspirantes que picaron en punta, pero falta mucho y la carrera no está definida”, redondea Rouvier.
Desde otro ángulo, Hugo Haime presenta una mirada compatible. “La población hoy está temerosa por la inseguridad, angustiada por la inflación y con incertidumbre en el futuro. Mira entonces a dirigentes que se estén ocupando de sus problemas y no de cuestiones electorales. Los resultados de 2013 adelantan que las próximas elecciones son sobre continuidad o sobre cambio. Las de 2013 fueron sobre cambio y creo que lo mismo ocurrirá en 2015.”
Pero Zuleta pone el acento en las diferencias entre esas dos elecciones. “No olvidemos que en 2015 se vota poder y no oposición. La inmensa mayoría de los ciudadanos votará a quien juzgue más capaz de gobernar y no a quien juzgue más capaz de oponerse o vetar al Gobierno. Por el momento, la candidatura más sólida es la de Daniel Scioli. Con más de veinte años de protagonismo en los primeros planos, es la figura más conocida, con menores rechazos y con atributos personales y funcionales casi ideales para una política de concertación nacional como la que deberá representar y conducir el próximo presidente. Scioli cuenta además con la adhesión, explícita o no, de la casi totalidad de los gobernadores. Sergio Massa es el candidato hoy por hoy con mayores posibilidades de disputarle la presidencia a Daniel Scioli.”
Para muchos, los comicios –en especial, los presidenciales– se definen por las características de los candidatos. El ciudadano va a poner en manos de una persona –el futuro presidente– buena parte del destino del país y el votante también cree que le da responsabilidades a ese candidato que influyen en su vida personal.
“Massa es lo nuevo –señala Mora y Araujo–; Scioli es lo conocido y confiable, cercano a la gente; Macri es la gestión; Binner es gestión con sensibilidad social; Cobos es el que se jugó una vez y eso no se olvida; Altamira es el ideológico en carrera y, además, honesto. Así arrancan.”
“Respecto de las fortalezas y debilidades –señala Fidanza–, observo que Massa cuenta con mayor apoyo en la opinión pública, pero debe mantener la delantera en la agenda, lo que no es fácil; Scioli, por su parte, mantiene buena imagen e intención de voto pero su suerte está atada a que CFK termine relativamente bien su gobierno. Macri posee buen desempeño nacional y un fuerte reconocimiento por su gestión en la ciudad, pero carece aún de estructura territorial suficiente para apoyar una candidatura presidencial.”
“Del lado del kirchnerismo –analiza Ignacio Ramírez–, hay una propuesta política más densa: intervención del Estado, inclusión social, épica reparadora. Eso le asegura competitividad. No obstante, tiene distintos desafíos por delante: revertir las inquietudes económicas, relanzar el sentido hacia el futuro del proceso político en curso y transitar un proceso de internas donde el ganador pueda encolumnar detrás de sí a todos los matices del oficialismo. En el universo opositor creo que persiste una mala interpretación de los resultados legislativos del año pasado en función de lo cual se articulan discursos similares para interpelar o pedir un voto presidencial, cuya anatomía motivacional es muy distinta a la del voto de medio término. El voto presidencial está más anclado en factores de mediano y largo plazo y no es un subproducto del humor circunstancial. En entornos globales de incertidumbre, la oposición aún no consigue superar la etapa de emisión de mensajes demasiado pegados a las encuestas o agendas mediáticas epidérmicas.”
Bacman lo redondea de esta manera: “El oficialista Frente para la Victoria tiene la ventaja comparativa del proyecto de gobernabilidad. Viene gestionando desde 2003, lo realizado es su bien más preciado para mostrar. El desafío: encontrar el mejor candidato para asegurar esa ventaja inicial y desde allí potenciarla. El resto, tiene el mismo desafío de los últimos años: demostrar que son capaces de construir un proyecto concreto y contundente de gobernabilidad para la Argentina”.
En la línea de largada –y más teniendo en cuenta lo que falta–, las alternativas están abiertas. En el oficialismo piensan que el ciudadano común no querrá perder las conquistas de estos años y que el votante es poco proclive a arriesgar en una elección presidencial. En la oposición creen que la elección va a tener un signo de cambio y que eso pone la pelota en su cancha.
Es cierto que la carrera es larga, pero también es cierto que todos ya empezaron a correr.
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