EL PAíS › OPINION
› Por Claudia Sbdar *
El histórico proceso de reafirmación y fortalecimiento de nuestra democracia y su continuidad en las generaciones futuras tendrá a Carmen Argibay como una de sus más grandes referentes. La Dra. Argibay fue serena tempestad de franqueza en la palabra como en la disposición de instalar sin concesiones las cuestiones de derechos humanos con especial referencia a la defensa de los derechos de las mujeres, en una lucha inclaudicable contra la discriminación. Una mujer convencida e indoblegable a decir lo que parecía indecible como a visibilizar y revelar lo que nuestras prácticas han naturalizado. Así, sus acciones como ministra de la Corte Suprema de Justicia de la Nación marcaron un punto de inflexión al promover e instalar, como cuestión de Estado, la problemática de la violencia de género en cualquiera de sus manifestaciones.
Comprometida con la erradicación de la trata de personas, la más cruel expresión de la violencia de género al someter especialmente a mujeres y niñas a la esclavitud sexual, desde la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Carmen Argibay desarrolló novedosos y eficientes procesos de sensibilización y capacitación para combatir ese grave delito, tanto en el ámbito del Poder Judicial de la Nación y de los Poderes Judiciales de las provincias argentinas a través de un plan de articulación permanente con las Cortes o Superiores Tribunales como por medio de convenios interinstitucionales con la Organización de las Naciones Unidas, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, el Ministerio de Seguridad, el Ministerio Público Fiscal, el Ministerio de la Defensa, el Honorable Senado de la Nación, la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Nacional, la Junta Federal de Cortes y Superiores Tribunales de la Argentina y Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la Federación Argentina de la Magistratura, entre otros. Ferviente luchadora, hizo punta en enfrentar la trata, marcando que no avanzar o no dar un paso más es lo mismo que retroceder. Instó en cada una de sus intervenciones públicas a desterrar las “excusas” que de una u otra manera hacen posible la esclavitud sexual.
Fue “la primera mujer” en integrar la Corte Suprema de Justicia de la Nación en democracia. Con su incorporación, definitivamente puso fin a la “sustancial trivialidad” de esa identificación, todo un símbolo de su proficua tarea de introducir la perspectiva de género como factor de eficacia en la protección de los derechos de las mujeres.
Por estas, entre tantas otras razones, la pérdida de Carmen Argibay es tan grande como nuestra deuda.
* Jueza de la Corte Suprema de Tucumán.
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