EL PAíS › EL GOBERNADOR DE ENTRE RIOS, SERGIO URRIBARRI, Y SU CONFIANZA PARA LAS PRIMARIAS PRESIDENCIALES DE 2015
Urribarri marca que su fuerte es su gestión. “Todos los indicadores en Entre Ríos –destaca– están muy por encima de la media nacional.” Supone que en las primarias competirán “no más de tres o cuatro” postulantes del Frente para la Victoria.
› Por Fernando Cibeira
Sergio Urribarri ya recorre el país con el objetivo de promocionar su precandidatura. Reconoce que su desventaja frente a otros aspirantes a la presidencia del Frente para la Victoria es su nivel de desconocimiento, pero cree que conseguirá revertir la situación cuando se acerque el momento de las definiciones y se evalúen las gestiones, donde siente que cuenta con el respaldo de lo realizado como gobernador en Entre Ríos. “Veo que la semilla germina rápido”, asegura. Imagina que finalmente serán “tres o cuatro” los postulantes del Frente para la Victoria y que ahí puede sacar ventajas por su identificación con el Gobierno. “Creo ser la mejor expresión de las transformaciones de estos once años de kirchnerismo por los resultados de Entre Ríos”, sostiene.
–¿Cómo tomó la decisión del PJ de nombrar en siete vicepresidencias a los que aparecen con alguna posibilidad de convertirse en candidatos?
–Tiene que ver con el momento que vive el país y el proyecto nacional. Mientras que muchos vaticinaban que ese congreso iba a ser una riña de gallos, resultó todo lo contrario. Demostramos que más allá de los matices nos podemos respetar y eso se expresa en el lugar que ocupamos quienes, algunos tibiamente y otros no tanto, decimos que vamos a disputar las PASO. Es una muestra de madurez.
–¿Es bueno o es malo que haya tantos candidatos?
–No es malo. En mayor o menor medida, todos los que estamos expresando esta decisión tenemos gestión, sea de algo más chico como puede ser un ministerio o de algo más grande como una provincia. No es malo que los matices de los dirigentes aparezcan y la gente pueda sacar sus conclusiones. Pero no creo que lleguemos siete, vamos a ser no más de tres o cuatro.
–Una de las novedades de ese encuentro del PJ fue ver a dirigentes de La Cámpora ocupando lugares en la mesa de autoridades. ¿Cómo ve esa incorporación de referentes juveniles?
–El análisis debería ser un poco más amplio porque el fenómeno es la irrupción volcánica de la juventud durante estos años, producto de la iniciativa de Néstor Kirchner. Esa es la hermosa novedad en la Argentina. La Cámpora es una agrupación que tiene muchos integrantes que son cuadros profesionales, leales a este proyecto, y que no tienen miedo. Quizás esto moleste. Pero el fenómeno es la irrupción de la juventud en la política en general.
–Aparecieron encuestas en las que muestran a Florencio Randazzo en ascenso muy cerca de Daniel Scioli. ¿Usted maneja esos datos?
–Fue una gran operación periodística de alguno o algunos, porque creo que fue más de uno el que hizo esa operación. No son esos los números. Si bien soy consciente de que mi principal desafío es ganarle al desconocimiento, y por eso soy el que más recorre, sé que estoy mucho mejor de lo que ahí aparece. No sólo en la provincia de Buenos Aires, sino que en la Capital estoy muy bien. Y eso que todavía no hice ninguna actividad importante.
–¿Le parece que Randazzo aprovecha su situación como ministro para fortalecer su candidatura?
–El tiene el manejo de un área específica. Es más bravo para aquellos que tenemos varias cosas como en una provincia. La verdad es que lo está haciendo responsablemente, pero está acotado a una cosa muy específica.
–El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, manifestó hace unos días que no será candidato. ¿Tuvo oportunidad de hablar del tema con él?
–No. Me llamó el otro día, tengo una relación excelente con él, y me invitó para ir el primer fin de semana de junio a Chaco para compartir una actividad en el Partido Justicialista. No me dijo nada sobre su decisión.
–Algunos integrantes de Carta Abierta plantearon en el encuentro del fin de semana pasado que se oponían a que Daniel Scioli se convirtiera en el heredero del modelo del kirchnerismo. ¿Usted comparte esa visión?
–No sólo el kirchnerismo sino que los argentinos van a tener más de una opción entre los candidatos del proyecto nacional. Yo soy una opción que también está dentro de este proyecto nacional como Daniel pero diferenciado, con matices marcados, y ahí cada uno podrá expresar sus preferencias. Creo ser la mejor expresión de las transformaciones de estos once años de kirchnerismo por los resultados de Entre Ríos. Hoy todos los indicadores –en producción, industria, turismo, educación, salud, seguridad– en Entre Ríos están muy por encima de la media nacional. Lo mismo en crecimiento, búsqueda de igualdad. No pasa lo mismo en todas las provincias, aunque es cierto que otras son más complejas. Yo garantizo que no va a haber borrón y cuenta nueva, todo lo contrario. Va a haber continuidad en crecimiento, desarrollo, inversión más inclusión. Soy garantía de eso y de lealtad.
–¿Y Scioli qué representa?
–Su fortaleza es la imagen. Ha sufrido muy poco desgaste, incluso en momentos bravos de la Argentina. Daniel es más mediático, yo me siento más gestor. Pero, con diferencias, él también está dentro del proyecto y competiremos. Yo doy muestras de lealtad, de continuidad con crecimiento, pero también muestro resultados de gestión. El miércoles el presidente de la UIA (Héctor Méndez), que no ha sido muy complaciente con las políticas del kirchnerismo, elogió muchísimo la política industrial en Entre Ríos y dijo que era el ejemplo en materia de desarrollo y crecimiento en estos años. Eso podemos mostrarlo también en lo social y en áreas como la agropecuaria, donde hubo una cooperación inédita durante estos años.
–La Presidenta lo llevó en su comitiva en varios viajes al exterior. ¿Qué sacó de esos viajes?
–En muchas de esas misiones comerciales iban también empresarios entrerrianos y no es lo mismo cuando van sólo con el gobernador que cuando van con el gobernador y la Presidenta. Concretan muchísimas operaciones más. También se aprende mucho. Yo fui, salvo a una, a todas las reuniones del G-20.
Me acuerdo de la primera, en Washington, cuando hacía poco había caído Lehman Brothers. Aprendí de nuestra Presidenta que, además de prepararse mucho y estudiar, el ser coherente da réditos. En ese primer G-20 la Presidenta advierte lo que va a pasar en el mundo si los países no tomaban alguna decisión respecto de los mercados. Y después pasó lo que pasó. Lo mismo que dijo en Washington la escuché decir en el último G-20, y hoy la respetan mucho por su coherencia, además de por su inteligencia.
–¿Habló con la Presidenta sobre su candidatura?
–No, no lo hablé pero, lo mismo que la decisión de otros compañeros, no ha caído mal. Mientras no se desatienda la gestión, que es la principal responsabilidad, y yo no la desatiendo.
–¿Qué posición cree que tomará la Presidenta respecto de quién será el candidato presidencial?
–Sinceramente, no sé. Hoy la veo equidistante, pero faltan 15 meses para las PASO. Hay que ver cómo llegamos cada uno de los precandidatos. Hoy no imagino una actitud o un rol de la Presidenta. Lo que no tengo dudas es que va a lograr muchas cosas todavía. Imagino los próximos meses de mucha producción legislativa con iniciativas del Poder Ejecutivo. La veo en ese rol: ejecutando y muy activa.
–El comienzo del año estuvo complicado para el Gobierno respecto de algunas variables económicas como inflación, dólar y reservas. ¿Para usted esas preocupaciones ya quedaron definitivamente atrás?
–Desde el punto de vista macroeconómico el país está más sólido que nunca. Me parece que hay tantos candidatos porque van a recibir un país como nunca antes recibió un presidente. Un PBI de 500 mil millones de dólares, un Estado desendeudado, un sector privado también desendeudado y con ahorros. Por supuesto, estamos pasando algo que es la foto no la película, que tiene que ver con la escasez de divisas. Esto es provocado por un deficitario intercambio comercial con Brasil, estamos afrontando la importación de varios miles de millones de energía y pagando los servicios de la deuda que contrajeron otros gobiernos. Eso provocó la escasez de divisas, pero el Gobierno no se quedó quieto. Utilizó partes de la reservas del Banco Central que habían generado Néstor y Cristina, se está regularizando financieramente con el sector externo para destrabar lo que está bloqueando Estados Unidos en materia de créditos con el Banco Mundial y el BID, lo del Club de París para lograr financiamiento para bienes de capital, la negociación con Repsol justamente para habilitar un flujo de recursos para YPF, se está recomponiendo con Brasil para achicar la brecha. Repito, la economía de este país nunca estuvo tan sólida como ahora. Hay una coyuntura que es lógica. Y también hay actitudes de especulación, como los exportadores de granos que presionaron hace unos meses y eso fue un intento de debilitar al Gobierno. Por eso digo que el Estado también tiene que intervenir ahí.
–Eduardo Duhalde reapareció en escena esta semana para pedir que Scioli y Sergio Massa vayan juntos. ¿Le parece posible eso?
–También lo ligó a Randazzo, habló de los tres. Ya me llamaron otros periodistas para pedir que hable de Duhalde y la verdad es que no tengo ganas. Duhalde es el pasado. Sería darle entidad a alguien que no la tiene.
–Más allá de la opinión de Duhalde, ¿ve a Massa con alguna posibilidad de volver al PJ a disputar una interna o cree que está definitivamente afuera?
–Está afuera. Massa es el catalizador de muchos dirigentes fracasados y otros con poca autoridad moral del peronismo.
–¿De la Sota se irá con él?
–Está muy cerca de Duhalde en lo generacional, son lo mismo. Son parte del pasado de la dirigencia política. Que se queden donde están, quietos. No veo que esos dirigentes puedan hacer ningún aporte importante para el presente, y mucho menos para el futuro.
–¿Le ve posibilidades de éxito al armado que intenta Ma-ssa con intendentes de distintas partes del país?
–Massa está percibiendo que su piso es su techo y no encuentra una estrategia de crecimiento más allá de lo que tiene. Entonces un día le escriben un guión muy liviano sobre la reforma del Código Penal y sale a hablar del Código Penal, al otro día le escriben un guión con dos o tres frases sobre la reelección de intendentes y no se dio cuenta de que está rodeado por intendentes que llevan 20 o 25 años en el cargo. Está desesperado por aparecer con algo y no lo encuentra. Leí que cambió de asesor de imagen. El es eso, un producto mediático. Cuando invertís tanto en asesor de imagen es porque no tenés materia. Y gestión, cero. Creo que no alcanza el 20 por ciento de servicios de cloacas en Tigre, y eso que tiene un 70 u 80 por ciento de barrios privados que se prestan servicios solos. Por eso, insisto en que es bueno comparar las gestiones.
–¿Cómo lo definiría ideológicamente a Massa?
–Me cuesta definirlo porque es muy vacío. No hay en él un tema o un perfil que lo identifique. Lo de él es muy pobre. Un montaje mediático, un guión que le escriben, pero rascás y no aparece nada.
–El Frente Amplio Unen se lanzó como una opción de centroizquierda, ¿piensa que le puede disputar ese lugar al kirchnerismo?
–Algunos que se autodenominan izquierda se han ido tan a la izquierda que aparecen por la derecha. Para mí es más centroderecha que centroizquierda. Es una melange bastante especial que me hace acordar a mezclas que se hicieron en otras épocas en la Argentina sólo para ganarle a alguien. Pero, sinceramente, entre ellos no se ven afinidades salvo la intención de llegar con posibilidades a una segunda vuelta.
–¿Le parece posible que sumen al PRO como propusieron algunos dirigentes como Elisa Carrió y Martín Lousteau?
–No me sorprendería para nada que lo sumen a Macri. Para mí ese espacio es mucho más centroderecha que centroizquierda. Pero, hoy por hoy, lo único que puede verse como su sustento es unirse para ser competitivos. No hay coincidencias programáticas ni objetivos comunes.
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