Desde Washington

“Bueno, Martín, en un rato nos vemos. No te escapes porque te salimos a buscar”, se despide en broma el organizador de la visita, Julián Domínguez, de Martín Lousteau. Es que la presencia del ex ministro en la comitiva es significativa por su conocimiento en materia económica y porque suena como uno de los candidatos del FA-Unen para 2015. Pero Lousteau no sólo no se escapó sino que participó activamente de las reuniones de ayer.

–¿Por qué decidió sumarse a la delegación de parlamentarios?

–Unen tomó la decisión de escribir una carta, que les hicimos llegar al presidente de la Cámara de Diputados y a la Embajada de Estados Unidos, para transmitir el apoyo a la posición argentina de apelar ante la Corte Suprema. Después, Julián Domínguez me preguntó si podía venir personalmente y tomé la decisión de acompañar.

–¿Consultó en Unen su viaje?

–No, tuvimos una discusión primero en general, en la que salió esa nota de apoyo. Después, ésta fue una invitación más a título personal y a mí me pareció que, dada la importancia que reviste el tema, tenemos que estar todos del mismo lado.

–¿Qué es lo que se está jugando el país en la decisión que pueda tomar la Corte de EE.UU.?

–Lo describo como un meteorito que está por colisionar a Argentina o no, porque la verdad que tal como fallaron las instancias previas a Argentina no sólo se le exige que pague sino que pague de determinada manera. Y si hacés eso tenés en principio un default técnico o la alternativa de tener que pagar a los holdouts que te hicieron juicio 1300 millones de dólares y a los que todavía no entraron en el canje otros 20 mil millones. Ahí aparece otra vez un tema de solvencia importante.

–¿Le resultó inevitable a Argentina llegar a esta situación?

–Hay una mezcla de cosas. Si uno mira el fondo de la cuestión, Argentina tiene razón. Pero también es cierto que muchas veces existe una verdad de sentido común y otra verdad jurídica que está en los contratos. La posición del sentido común y la posición argentina están muy claras y tenemos la razón. También hubo cierta impericia en la forma en que el Gobierno manejó el tema, pero eso es parte del pasado. Toda contribución de todo el arco político que permita revertir la situación a la que hemos llegado me parece sumamente importante.

–En las reuniones se lo vio participar activamente, se nota que existe un interés personal también de su parte.

–No es personal, nosotros podemos tener un montón de discusiones en cuanto a la política doméstica. Pero este tema es muy grande en los dos sentidos. Si sale mal, nos trae complicaciones groseras. Si lo terminamos de resolver bien, es el último punto que necesitamos aclarar en las relaciones financieras con el resto del mundo. Si se desata esto, me parece que Argentina tiene perspectivas muy buenas.

–¿Cómo resultó la recepción del mensaje en las primeras reuniones que mantuvieron aquí?

–Lo más importante es la contundencia de un mensaje donde está casi todo el arco político. Hay una buena predisposición tanto de los congresistas como del gobierno de los Estados Unidos para contribuir a resolver el problema. Ellos tienen un diagnóstico parecido al que tenemos nosotros en la Argentina. Tanto en los riesgos que implica, con el potencial precedente muy malo para cualquier reestructuración futura de deuda de otros países, como también porque es terminar de limpiar el camino para que se desarrolle el potencial de Argentina.