En la Argentina se tramitan varias denuncias por la comisión de delitos de lesa humanidad perpetrados por las autoridades españolas durante la dictadura franquista. Las víctimas no eligieron esta jurisdicción. Llegaron a ella luego de que la Justicia del Reino de España dijera que no se podía ocupar de atenderlas dada la vigencia de ley de amnistía, que en 1977 consagró la impunidad para sus autores.

A esta altura de la evolución del derecho internacional, no hay dudas de que los delitos de lesa humanidad –aquellos que por magnitud y gravedad ofenden a la conciencia jurídica mundial– no son amnistiables y que rige el principio de jurisdicción universal para su investigación y castigo. lo que permite tramitar los juicios en cualquier país cuando el Estado en el que ocurrieron los hechos se niega a hacerlo.

El dos veces gobernador bonaerense en la triste década del ‘90 y titular interino del Poder Ejecutivo Nacional entre 2001 y 2003, Eduardo Duhalde, acaba de repudiar enérgicamente ese avance civilizatorio y aseguró que nada hay que investigar y que los argentinos somos ajenos “a los conflictos que tiene una parte de los españoles”.

Si estuviera convencido de lo que transmite, Duhalde no solo estaría negando la vigencia del derecho sino también manifestándose contrario al requerimiento de justicia de numerosísimas víctimas de delitos atroces y solidario con los victimarios. Ello, luego de la experiencia argentina, es grave porque importa el retroceso a los tiempos en que reinó la impunidad para todos los criminales, el olvido de la historia y el ocultamiento de la memoria colectiva.

Quizá no crea sinceramente en lo que dice, pero igual arriesga la expresión como un último, desesperado, intento de llamar la atención en un tiempo que ya no tiene nada para ofrecerle.

* De la mesa nacional de Socialistas para la Victoria.