Desde Nueva York

Atascado en medio del caótico tránsito de Manhattan, en Nueva York, un taxista norteamericano escucha por radio el inicio del partido de la Selección Argentina. “Acaba de empezar, por ahora van 0 a 0”, cuenta en inglés. Por la calle se ven las pizarras y carteles de los bares invitando a ver los distintos “matchs” de la Copa del Mundo. Al llegar a la esquina Nelson Mandela, en el cruce de la 2ª Avenida y la calle 42, comienza a escucharse el murmullo de unos comensales, que se tomaron un recreo de la oficina para vivir la pasión mundialista. Se trataba de la delegación argentina ante las Naciones Unidas, que decidió cambiar por un momento la tensión con los fondos buitre y el juez Thomas Griesa por el enfrentamiento con el equipo suizo. Unos pocos en el bar hinchaban tímidamente por el equipo de camiseta roja, mientras una mayoría argentina se enardecía ante cada situación de gol.

Como una de las ciudades más cosmopolitas del mundo, Manhattan no podía quedar al margen del espíritu mundialista. Los televisores sintonizan siempre algún partido en vivo o una síntesis con lo mejor de la copa. “Uruguay vs. Colombia”, promocionaba días atrás un bar. Pero el aire futbolero no sólo se respira en la calle. El edificio de Naciones Unidas instaló en el segundo piso un lounge con camisetas de todos los países que juegan el mundial y con lugar para poder ver los partidos.

La delegación argentina prefirió no depender de la inestable transmisión online en sus oficinas y se concentró en el bar irlandés de la esquina Mandela. Contaban con la autorización de la embajadora ante la ONU, Marita Perceval, quien se quedó en su oficina y escuchó la transmisión por radio. Con el partido empatado hasta el alargue, las escasas jugadas de peligro servían para descargar la tensión con gritos y aplausos. El gol de Angel Di María sobre la hora convirtió al bar en una pequeña fiesta. Sin que se definiera aún si el próximo rival sería Bélgica o Estados Unidos, algunos argentinos se entusiasmaban en tomarse una pequeña revancha deportiva frente al país cuyo juez mantiene en vilo a la economía argentina.