EL PAíS › LOS DIRIGENTES DE LA CGT SE REUNIERON CON CAPITANICH Y TOMADA Y LLEVARON SUS PRINCIPALES RECLAMOS
En la Casa Rosada, Caló y otros referentes de la central obrera pidieron una modificación del Impuesto a las Ganancias y expresaron preocupación por las suspensiones en la industria automotriz. Según trascendió, podría haber otro encuentro a la brevedad.
Los dirigentes de la CGT oficial dejaron la Casa Rosada ayer por la tarde-noche sin hacer declaraciones. Hasta allí habían llegado el secretario general de la central, el metalúrgico Antonio Caló; el estatal Andrés Rodríguez (UPCN), el taxista Omar Viviani y el mecánico Mario Manrique (Smata) para una reunión con el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, de la que también participó el ministro de Trabajo, Carlos Tomada. Los sindicalistas llevaron una lista de reclamos al Gobierno, que incluyó la modificación del Impuesto a las Ganancias –tributado por los trabajadores en relación de dependencia con sueldos de más de 15 mil pesos brutos– y su preocupación por las suspensiones en industrias ligadas a la producción automotriz. Capitanich había anticipado por la mañana que primero quería conocer el petitorio gremial antes de formular respuestas. El silencio de los sindicalistas al abandonar la Casa de Gobierno permitió suponer que, al menos ayer, no recibieron propuestas satisfactorias a sus demandas, más allá de la promesa de contestarles “a la brevedad” en un nuevo encuentro a confirmar.
Caló, Viviani y Rodríguez –la mesa chica de la CGT– ingresaron a la Casa Rosada pasadas las 18 y se dirigieron directamente al despacho de Capitanich, en el primer piso. En el encuentro también estuvo el titular de la cartera de Trabajo, quien saludó afectuosamente a los sindicalistas. Tras poco más de una hora y media de reunión, los gremialistas se retiraron como llegaron: sin hacer declaraciones.
Capitanich había acordado telefónicamente el encuentro de ayer con Caló, después de que el metalúrgico hiciera público un pedido de audiencia con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Caló había anticipado que llevaría al encuentro “una agenda bastante completa”, que incluía como prioridades la modificación del Impuesto a las Ganancias y la preocupación por las suspensiones que generó en distintas industrias la merma en la producción de las automotrices.
La solicitud de una audiencia con la Presidenta surgió tras un plenario reducido de la CGT oficial. El propio Caló dio cuenta del malhumor que hubo en el encuentro sindical. Los gremialistas estaban “preocupados y algunos enojados”, sostuvo el metalúrgico para referirse al descuento que sufrieron los trabajadores de muchos gremios por el tributo de Ganancias.
“A los compañeros les sacaron casi el aguinaldo completo, una injusticia; no estamos de acuerdo con ese impuesto mal llamado a las Ganancias, porque es al trabajo. Se está cometiendo una injusticia”, precisó entonces Caló. De ese plenario también surgió la propuesta cegetista no sólo de subir el piso de la cuarta categoría del impuesto –que abarca a los trabajadores en relación de dependencia– y eximir del impuesto al medio aguinaldo, sino también de modificar todo el esquema de categorías del tributo.
La presencia de Manrique, el segundo del Smata, marcó el otro punto importante de la agenda cegetista: las suspensiones en la industria automotriz, un problema que también repercutió en la industria metalúrgica, ligada a las autopartes, donde Caló reconoció que habría unos 15 mil trabajadores suspendidos.
Que la delegación sindical se haya retirado de Casa de Gobierno sin hacer declaraciones implica que no había nada para comunicar tras el encuentro. Capitanich había dicho que escucharía las preocupaciones de los dirigentes sindicales para trasladarlas a la Presidenta. Los gremialistas también sabían de ese paso previo, por eso habían solicitado la audiencia directamente con Cristina Fernández. Algunas versiones coincidieron en que los sindicalistas sólo se llevaron la promesa de que les responderían “a la brevedad” en un nuevo encuentro “a confirmar”.
De todas maneras, los tiempos no parecen elásticos ahora dentro de la CGT oficial. Uno de sus integrantes, el secretario general de la Unión de Docentes Argentinos (UDA), Sergio Romero, había advertido sobre el plazo que se habrían impuesto: “Caló tiene diez días para informar sobre el resultado del contacto que logre con el Gobierno y, si la respuesta no es satisfactoria, se van a endurecer las relaciones”, había sentenciado en las últimas horas.
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