EL PAíS › UN DESAYUNO CON AGUSTíN ROSSI, MINISTRO DE DEFENSA
› Por Fernando Cibeira
Agustín Rossi no es de los candidatos que sostienen que es necesario plantear una “nueva etapa” del modelo kirchnerista. “¿Qué es el modelo? Es una mirada, una matriz ideológica. No hay una medida que haya tomado este gobierno que no tenga una mirada sobre la equidad, así fuimos absorbiendo las demandas crecientes de la sociedad. Por ejemplo, el plan Pro.Cre.Ar es de 2012. Eso es el modelo: nunca retrocedimos, siempre avanzamos, y hay que seguir así”, reflexiona. Rossi asegura no estar preocupado por su ubicación en las encuestas hoy, que se tomó el trabajo de mirar diarios de 2002 a esta altura y ninguno mencionaba a Néstor Kirchner. “Pensar que el escenario está cristalizado hoy es no conocer la historia argentina reciente. Hay que esperar hasta mediados del año que viene”, define.
El desayuno es en la Fragata Sarmiento, el histórico buque escuela de la Armada que hoy funciona como museo y también se utiliza para algunas actividades protocolares. Está anclado en Puerto Madero, justo detrás del Edificio Libertador, sede del Ministerio de Defensa. Rossi recibe junto al capitán Carlos Zavalla, quien hace una breve descripción de las actividades del barco, que incluyen misa a bordo dos domingos por mes. Es una fresca y muy celeste mañana, y el desayuno es en la cámara principal, donde hay fotos antiguas y cuadros de barcos en las paredes.
Agustín Rossi ya lleva más de un año como ministro de Defensa. Asegura que no extraña su antiguo puesto de jefe de bloque de diputados del Frente para la Victoria y sólo tiene elogios para su sucesora, Juliana Di Tullio. Sin embargo, anuncia que está próximo a aparecer Un hombre de palabra, el libro que le editará Planeta con los principales discursos que pronunció durante los siete años y medio que estuvo en la Cámara baja. “De la 125 a la recuperación de YPF” será la bajada del libro, como para dar una idea del tono. Cada capítulo incluirá la versión taquigráfica del discurso, cómo lo estructuró y un marco general sobre el contexto de la discusión.
Una de las tareas que se encomendó cuando asumió el ministerio fue la de afianzar los vínculos entre las Fuerzas Armadas y la sociedad civil, el gran desafío que dejaron como lastre las atrocidades de la dictadura. Así, comenta, buscó fortalecer la participación militar en situaciones de emergencia y de ayuda a la comunidad, viajó para acompañar a los efectivos que forman parte de las misiones de paz en Chipre y Haití, y acompañando emprendimientos de tipo industrial como la fábrica de explosivos de Fabricaciones Militares que la presidenta Cristina Kirchner inauguró días atrás. “Hoy, las Fuerzas Armadas están fuertemente comprometidas con la democracia y los derechos humanos”, asegura, y pone como ejemplo que fue el jefe de la Fuerza Aérea, brigadier Mario Callejo, quien en octubre pasado lo puso en conocimiento de las actas secretas de la dictadura que había encontrado en el subsuelo del Edificio Cóndor. Rossi realizó una edición encuadernada de esas actas, que hoy reparte en sus visitas a diferentes personalidades e instituciones. Su lectura es impactante. “Y la orden que di es que intensifiquen la búsqueda de ese tipo de archivos, y algunas cosas fueron apareciendo”, comenta. Aunque, claro, nada todavía del volumen de aquellas actas.
Está la cuestión del jefe del Ejército, César Milani, con la que le tocó lidiar desde su cargo. Ya ha respondido que, cuando lo designaron, sobre Milani no pesaba ninguna causa, que luego aparecieron dos denuncias y que el jefe del Ejército siempre se presentó cada vez que lo citaron. “Diría que las últimas novedades lo han favorecido, porque desestimaron pruebas y la causa se comenzó a investigar de cero”, responde Rossi ahora. Milani tuvo un rol muy participativo en un acto reciente en un barrio carenciado de Florencio Varela, donde también estuvieron dirigentes de La Cámpora. “Estamos haciendo tareas de apoyo a la comunidad”, explica el ministro, que en el caso de Florencio Varela consiste en las conexiones de agua y las cloacas. “Es algo por los sectores humildes de la sociedad, parece extraño que alguien pueda criticar eso”, agrega.
Luego de tomar un té, Rossi pide un café mientras asegura que la decisión de ser candidato a presidente está tomada, tanto como el reconocimiento de la conducción única de Cristina Kirchner. “Su liderazgo se va a mantener, lo que está en juego en 2015 es la candidatura a presidente”, define. “Es un liderazgo que tiene trascendencia histórica, difícil de analizar para las páginas de opinión de los diarios de los domingos”, agrega, con un poco de ironía. Los candidatos del kirchnerismo son muchos. Para algunos, demasiados. Pero, según Rossi, es señal de buena salud del espacio. Días atrás compartió un acto con el ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, pero se resiste a hablar de afinidades y a dar alguna definición sobre quiénes serán sus rivales en las PASO. “Respondo que son todos buenos tipos. Me planteé el desafío de transitar esta campaña electoral sin definirme a partir de mis opiniones sobre terceros. Sobre todo si se trata de compañeros”, explica.
Más se anima con la oposición, a la que ve con “la tentación permanente de reflejar la agenda del poder corporativo de la Argentina”. Y continúa: “Las corporaciones asfixian, te alejan del pueblo y nos privan de tener una oposición política independiente. Las corporaciones atienden sólo sus propios intereses. Al acercarse a esos intereses, la oposición se acerca peligrosamente a las políticas de los ’90 y estoy convencido de que la Argentina no va a dar ese paso”, concluye mientras mira con disimulo el reloj. Es que es precandidato, pero también es ministro y la próxima actividad lo espera en la Base Aérea de Morón. Ya es momento de soltar amarras.
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