Mié 13.08.2014

EL PAíS  › DECLARAN TESTIGOS QUE ESCUCHARON A JULIO POCH DECIR QUE HABíA PARTICIPADO DE LOS VUELOS DE LA MUERTE

El piloto que se jactaba de los crímenes

El juicio oral por los delitos cometidos en la ESMA entra en un tramo dedicado a los vuelos de la muerte. Hoy está previsto que declaren dos pilotos holandeses a quienes Poch les contó en 2003 cómo habían arrojado personas con vida desde aviones.

La empresa Transavia es la compañía aérea franco-holandesa en la que trabajó el piloto y teniente de fragata retirado Julio Poch desde el 1º de marzo de 1988. En noviembre de 2003, un grupo de empleados de la compañía viajó a Indonesia por cuestiones de trabajo. En el grupo estaban Poch y su esposa Grethe, junto a pilotos y tripulantes: Tim Eisso Weert, Edwin Reijnhoudt Brouwer, Christiaan Duijker y Frederik Van Heukelom, entre otros. Como una parte del grupo debía irse antes de tiempo, el día 2 de diciembre se organizó una cena con todas las personas de Transavia y de otra empresa. La cena se hizo en el restaurante Gado-Gado, de Bali. Los invitados, miembros de la tripulación y del equipo técnico, se encontraban distribuidos en tres mesas largas y rotaron sus ubicaciones a medida que transcurría la velada. En aquella cena, reconstruida en la “elevación a juicio” de la megacausa ESMA, Poch se jactó ante sus compañeros de haber intervenido en los vuelos de la muerte durante la dictadura: los asesinatos masivos de personas que eran arrojadas con vida desde aviones, al mar o al Río de la Plata.

A partir de hoy, una parte de aquellos compañeros de Bali comenzarán a declarar en Comodoro Py, en el contexto del juicio oral y público por los crímenes de lesa humanidad cometidos en la ESMA. El proceso ingresa de esta manera en el tramo de los vuelos de la muerte, entre cuyos acusados se encuentra Julio Poch. En total, está previsto que declaren siete holandeses durante las próximas dos semanas. Todos son pilotos, algunos citados por la defensa. Hoy es el turno de dos de ellos: Tim Eisso Weert y Edwin Reijnhoudt Brouwer, que aquel día compartieron la mesa con Poch.

“Más que nada a la fiscalía le interesa que los testigos sean sinceros con el relato de lo que han escuchado”, dijeron a este diario los fiscales del juicio, Mercedes Soiza Reilly y Guillermo Friele. “Nos interesa que cuenten qué escucharon, después la fiscalía alegará y evaluará cómo hará la acusación sobre el testigo.”

Este es el núcleo de lo que esperan quienes acusan, tanto fiscales como querellas. Durante estos años, los testigos más importantes de aquella cena fueron sometidos a distintas presiones. Recibieron correos electrónicos en los que les pedían que se retractaran de sus declaraciones. Y el tema fue silenciado en los primeros años dentro de la compañía. Poch impulsó una campaña pública en Holanda, donde consideran el asunto como una especie de causa nacional: cada vez que habla provoca revuelo. Y en su indagatoria, en la sala del juicio, estuvo presente el embajador de Holanda.

En este momento, Poch está detenido en Marcos Paz y acusado por privación ilegal de la libertad, aplicación de violencia y coautoría de homicidios en el caso de 30 víctimas de esta causa, entre los que están los casos de la Santa Cruz. En la acusación, la confesión de Bali es sólo uno de los elementos en juego. Sin embargo, Poch construyó buena parte de su defensa sobre ese punto. Negó haber dicho lo que los testigos escucharon, asegura que se trató de un malentendido, construyó una defensa técnica en la que sostiene que no condujo aviones de pasajeros, sino de caza y ataque y en su indagatoria intentó más bien mejorar su perfil más político: “Por supuesto que, como a la mayoría de los que vivimos ese período –dijo– (saber de los vuelos) me provocó incredulidad y rechazo”.

En este contexto, para quienes acusan en este juicio uno de los aspectos más importantes de las próximas declaraciones será reconstruir no sólo la escena de Bali, sino reconstruir quién era el piloto dentro de la línea aérea antes de aquella confesión. En ese sentido, se esperan varios aportes de algunos testigos. Hay quienes presenciaron distintos episodios en los que Poch aparece embanderado con la dictadura. Aunque eso no sirve directamente como prueba, permitiría poner en duda el supuesto perfil de demócrata. Uno de los ejemplos que citan es que tan conocido era ese perfil que dentro de la aerolínea había comenzado a circular como un chiste que, cuando él piloteaba un avión, las azafatas decían: “Hoy maneja Poch, no se acerquen a las puertas”.

Hoy declararán dos de los testigos más importantes del caso. Tim Eisso Weert y Edwin Reijnhoudt Brouwer estuvieron en Bali y se sentaron en la mesa con Poch. Weert quiso hacer público rápidamente todo lo que había escuchado, pero a poco de empezar se encontró con presiones de la compañía. Brouwer volvió de Bali y a la vuelta denunció el hecho ante el jefe del servicio aéreo, pero nadie le preguntó nada más. Pasaron dos años o tres, y recién entonces un jefe piloto se enteró por comentarios en los pasillos e hizo la denuncia. Además, se espera que Brouwer relate un episodio con Poch y otro piloto que ocurrió en la casa de Aldo Ingmar Knip, un piloto jubilado de esa misma línea aérea.

El resto de los testigos va a declarar la semana siguiente. El miércoles 20 también será otro día importante: está previsto que declaren Knip y Geert Jeroen Engelkes. Knip hoy es un testigo convocado por los defensores de Poch y es la persona que escribió e-mails a otros testigos. Engelkes podrá dar cuenta en forma indirecta de lo que sucedió en Bali, porque dijo haber escuchado el relato de los pilotos holandeses cuando hablaban de la confesión de Bali.

Otro testigo relevante por los datos que puede aportar sobre Poch es Geronimus Johannes Weidenhoff, que no estuvo presente en la cena pero tuvo una conversación con Poch en la cabina de un avión el 18 de abril de 2005.

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