Vie 22.08.2014

EL PAíS  › DECLARACION DEL GRUPO DE CURAS EN LA OPCION POR LOS POBRES

“Contra la usura internacional”

En el texto se señala el respaldo al Gobierno por la Ley de Abastecimiento y se celebra la recuperación de la identidad de Ignacio Guido Montoya Carlotto. Critican las “posturas eclesiásticas que simpatizan con políticas en favor de los poderosos”.

› Por Washington Uranga

El grupo nacional de Curas en Opción por los Pobres emitió, al finalizar ayer su 27º encuentro anual, una declaración titulada “Hay que seguir andando, nomás” en la que expresan su rechazo a “la imposición global del capitalismo liberal que multiplica la desigualdad y la pobreza y acelera la concentración inmoral de la riqueza en manos de pocos”, condenan la “usura internacional de los fondos buitre” y critican también “posturas eclesiásticas que simpatizan con políticas en favor de los poderosos y en contra de los pobres”.

En el mismo texto ofrecen su respaldo al gobierno nacional en temas tales como la Ley de Abastecimiento, celebran la recuperación de la identidad de Ignacio Guido Montoya Carlotto y manifiestan su pedido para que, con independencia del resultado electoral, quien resulte triunfador respete los derechos que los sectores populares han venido incorporando en los años precedentes.

Mirando a las próximas elecciones, los sacerdotes subrayan que “celebramos los derechos tan variados que se han ido adquiriendo y ampliando en todos estos tiempos recientes” y manifiestan que “tenemos la esperanza de que, cualquiera sea el resultado de las futuras elecciones, estos derechos sean ratificados y el pueblo pueda sentirse feliz poseedor de lo que legítimamente le pertenece”.

El grupo de Curas en Opción por los Pobres, entre cuyos coordinadores se cuenta el sacerdote Eduardo de la Serna, se ha convertido en el referente de los sacerdotes católicos que, desde su compromiso de fe, manifiestan de manera constante su adhesión a las causas populares y el acompañamiento de las iniciativas y la situación de los sectores pobres y excluidos de la sociedad. La mayoría de estos curas realiza labores pastorales en barrios y villas de todo el país. Muchas de sus posiciones discrepan con las del Episcopado católico y así lo expresan públicamente, pese a lo cual la mayoría de ellos sigue manteniendo el diálogo con sus superiores eclesiásticos.

Respecto de los fondos buitre los curas señalaron ahora que en la acción de tales grupos ven “un rechazo a la acción del Espíritu” y que por tal motivo “no podemos callar”, porque “mientras el patrón económico sea la acumulación de capital y las reglas del sistema estén sólo en función de eso, no habrá salida para las situaciones más críticas que vivimos en el mundo y en nuestra patria”.

Denuncian también “la presión de la usura internacional, de los fondos buitre y sus cómplices en nuestra tierra, que responden genuflexos ante las voces imperiales, siendo responsables de políticas que en nuestro país nos condujeron a la debacle, a la crisis más grave de nuestra historia, al hambre y la desocupación”.

Sin hacer ninguna referencia específica, los curas dicen que no pueden silenciar su voz ante “posturas eclesiásticas que simpatizan con políticas en favor de los poderosos y en contra de los pobres, que son indiferentes al neoliberalismo, y que se resisten a la continuidad de los juicios por los crímenes de lesa humanidad”. Y en el mismo sentido agregan que “ante las condenas a los responsables del asesinato del obispo de La Rioja Enrique Angelelli, seguimos aguardando una palabra episcopal, omitida y negada por 40 años” en lo que sí implica un claro señalamiento a la Conferencia Episcopal como cuerpo colegiado.

En su declaración, los curas católicos celebran que el gobierno nacional confronte “con los sectores poderosos que se niegan al necesario protagonismo regulador del Estado en favor del bien común con herramientas como la Ley de Abastecimiento, habituados como están a hacer siempre lo que quieren, en su propio beneficio y en perjuicio de la población entera”.

Expresan además su alegría por “la aparición de cada nieto restituido, en este caso –por todo su valor simbólico– la recuperación de la identidad tanto tiempo robada de Ignacio Guido Montoya Carlotto”.

Entre otros motivos de celebración y de alegría, los Curas en la Opción por los Pobres señalan “la democracia, que con todas sus –y nuestras– limitaciones, nos permite vivir en libertad y celebrando la vida, a pesar de tantas sombras que tantos quieren arrojar en las calles de nuestra patria”, la unidad latinoamericana manifiesta en el respaldo que el país recibió en los últimos tiempos y la “experiencia creyente” del pueblo a la que, dicen, “queremos seguir acompañando”.

En otro orden y refiriéndose a acontecimientos internacionales, los sacerdotes católicos advierten que “no podemos callar frente a los dolores de los pobres, como la amenaza del virus del Ebola, cuyo tratamiento fue priorizado sólo cuando se convirtió en amenazante para los países desarrollados; cuando miles y miles de inocentes son asesinados en la Franja de Gaza desarmados e inertes ante el silencio cómplice y aberrante, especialmente de las grandes potencias occidentales”. Porque –subrayan– “para este sistema injusto la vida de los pobres no vale nada”.

Respecto de la propia Iglesia, los curas dicen que “las figuras de nuestros mártires –entre quienes destacan a Carlos Mugica, Enrique Angelelli, Carlos Ponce de León, Jaime de Nevares, Alberto Devoto y Oscar Romero– y en su testimonio Dios nos marcan un camino, nos señalan un rumbo y nos hablan de la Iglesia que debiéramos ser y vivir”.

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