EL PAíS › ENTREVISTA A SERGIO URRIBARRI
El gobernador de Entre Ríos y precandidato presidencial del oficialismo les apuntó a los opositores por su rechazo al proyecto de pago soberano de la deuda. También destacó la solidez de la economía y advirtió que “algunos quieren generar expectativas de pesimismo”.
› Por Santiago Rodríguez
Sergio Urribarri fue de los primeros en anotarse en la carrera para 2015 y lleva ya varios meses de una campaña que no distingue días laborales de sábados, domingos y feriados. Este fin de semana, sin embargo, decidió parar para reponerse de tanta gira por el país y arrancó su pausa el viernes a la noche haciendo una de las cosas que más le gustan: cocinar. “Hice unas batatitas doraditas en una olla de fierro en el horno de barro con unos bifes a la criolla”, detalla el menú que preparó para su familia. El gusto por la cocina lo heredó de su madre. “Una tana, hija de italianos, que nos metió a todos eso de cocinar; a mis hijos también y mi señora, súper contenta”, cuenta el gobernador de Entre Ríos, que para despejarse también sale tres veces a la semana a correr diez kilómetros.
Político al fin, Urribarri nunca logra desconectarse del todo de la política y por eso accede a hacer un alto en su descanso para hablar con Página/12 de los fondos buitre, de la economía, de la oposición, de sus adversarios en la interna del Frente para la Victoria y de sus aspiraciones presidenciales.
–¿Qué expectativas tiene en relación con el proyecto de la Presidenta de cambiar el lugar de pago de los bonistas que entraron en el canje?
–Como la mayoría de los hombres que pertenecemos a este proyecto, estoy orgulloso de tener una presidenta que se planta ante los capitales especulativos y le demuestra al mundo que se puede resistir ante la presión de los fondos buitre. Apoyamos el cambio del lugar de pago de los bonos. No hay otra alternativa porque nos quieren ver de rodillas y no vamos a hipotecar el futuro de los argentinos. La Argentina propone el cambio del lugar de pago sin desconocer sus obligaciones.
–¿Qué opina del rechazo de la oposición a la iniciativa?
–Es muy revelador lo que pasó con la oposición. Macri ni leyó el proyecto y se opuso por si acaso. Massa tampoco, pero fue más audaz al decir que tiene una alternativa. De la UCR, FA-Unen o como quieran llamarse ya nada sorprende; da pena ver al partido de Yrigoyen, de Alfonsín, caer tan bajo. Es una oposición muy amarreta, que mira las encuestas para ver qué hace.
–Hay quienes dicen que la apertura de un nuevo canje podría dar lugar a la aparición de nuevos buitres.
–Eso es parte de la improvisación de dirigentes políticos y de supuestos economistas que históricamente han estado al servicio de las corporaciones y de los poderes económicos, que no soportan que desde hace once años sea la política y el Estado la herramienta que transforma la sociedad. Por eso salen a decir estas cosas que no tienen el más mínimo fundamento.
–¿Se podría haber hecho algo diferente en el tema de los holdouts?
–No. Suscribo totalmente el desempeño de nuestro gobierno. En la historia, después de Perón la política había abdicado frente a la economía y Néstor y Cristina le devolvieron a la sociedad argentina la primacía de la política sobre la omnipotencia de la economía.
–¿En qué medida la prolongación del enfrentamiento con los fondos buitre puede impactar en la economía?
–La situación macroeconómica de la Argentina es muy sólida. Tenemos un PBI de 500 mil millones de dólares, un sector privado desendeudado, un Estado también desendeudado, salvo esta circunstancia de los holdouts. Si tuviéramos que pagar lo que nos reclaman los fondos buitre más su actualización, estaríamos en el 2 o 3 por ciento del PBI. Hoy Brasil, entre servicios de la deuda y capital, está pagando más del 15 por ciento de su PBI. Algunos sectores quieren generar expectativas de pesimismo.
–De todos modos, hay algunos indicadores que marcan que la economía no marcha como venía marchando.
–La economía mundial empezó a crujir en 2008, a partir de la caída de Lehman Brothers, y las consecuencias se ven en todo el mundo. La Argentina no podía estar exenta de esta situación; en Brasil pasa lo mismo.
–¿Cuál es la situación en Entre Ríos?
–La virtud de Entre Ríos es tener una economía muy diversa. En Entre Ríos lideramos 12 o 13 cadenas de valor a nivel nacional. Hemos cuidado mucho los puestos de trabajo y tuvimos la linda noticia de que Paraná fue donde más bajó la desocupación en todo el país; en la última medición del Indec pasó del 10 al 3,7 por ciento. De todos modos, estamos día a día monitoreando la situación. La presencia del Estado en la economía en Entre Ríos desde hace 6 o 7 años es una realidad; hay financiamiento, promoción impositiva, acompañamiento para lograr nuevos mercados en el mundo. Desde 2007 a la fecha hemos duplicado destinos de nuestros productos y en el mismo período que las exportaciones argentinas crecieron un 141 por ciento en Entre Ríos crecieron un 377 por ciento y no tenemos ni hidrocarburos ni minería.
–¿Qué medidas habría que tomar para seguir asegurando el empleo y el consumo interno?
–Hay un problema que origina otros, como la inflación, que es la expansión de la producción de bienes. El consumo en los sectores medios y bajos ha crecido como nunca, pero no creció proporcionalmente la producción de bienes para satisfacer esa demanda. Desde mi equipo estamos trabajando para plantear alguna idea innovadora. Yo le he planteado a la Presidenta crear una comercializadora de granos estatal, que intervenga como un operador más en la compra y exportación de granos. Ahora estamos estudiando la factibilidad de un instituto federal de garantías para facilitar el acceso de las empresas al crédito.
–¿Piensa que el tipo de cambio está atrasado, como sostienen algunos?
–Hace dos meses estuve con Joseph Stiglitz, el Nobel de Economía, y me decía que las recetas ortodoxas no sirven y que había que ocuparse del empleo, el crecimiento y la distribución del ingreso, que es lo que ha hecho este gobierno. La competitividad no pasa sólo por el tipo de cambio. Además, tocar el tipo de cambio perjudica a los sectores más bajos.
–¿Coincide con los cambios a la Ley de Abastecimiento?
–Sí. Los sectores concentrados se ponen nerviosos porque el Estado quiere transparentar en no pocos casos los escandalosos márgenes de ganancia con que remarcan.
–¿Cree que todos los oficialistas que hoy se anotan como precandidatos llegarán a las primarias?
–No. Hoy hay un grupo de dirigentes que se está posicionando. Es difícil saber hoy quiénes van a ser al final los candidatos de cada fuerza. Hay dirigentes en el oficialismo y la oposición que sólo son conocidos, que se conoce su nombre y su cara, pero no lo que han hecho cuando les tocó gobernar. Eso es lo que va a medir la gente y lo que va a hacer que la cosa vaya decantando para quedar, al menos en el Frente para la Victoria, no más de dos candidatos. Por supuesto, uno de esos voy a ser yo porque me siento respaldado por la militancia más afín a este proyecto y veo que eso crece día a día. El accionar del Estado y la política en Entre Ríos expresa la continuidad de este proyecto político.
–¿En ese proceso de decantación, pueden llegar a darse acuerdos entre algunos precandidatos para coincidir en una misma fórmula?
–Yo estoy totalmente decidido a competir como precandidato a presidente, pero me siento muy bien con dirigentes con los que podemos llegar a converger, como Agustín Rossi, Julián Domínguez, Aníbal Fernández o Jorge Taiana.
–No nombró a Daniel Scioli ni a Florencio Randazzo.
–Simplemente porque tengo más afinidad con los otros dirigentes. Tengo afecto personal y respeto por ellos.
–Usted marcó claras diferencias con Scioli y dijo que son “distintos”. ¿Y Randazzo?
–Randazzo y Scioli son parecidos entre sí y los dos son distintos a mí.
–Sergio Massa parece encaminado a un acuerdo con José Manuel de la Sota y Adolfo Rodríguez Saá. ¿Diría que son una expresión del peronismo?
–A Massa yo lo conocí hace bastantes años, cuando la UCeDé pesaba fuerte en el peronismo. Hoy expresa el ideario de la derecha. Se esfuerza por aparecer como una derecha edulcorada pero no creo que lo pueda disimular mucho tiempo más; todos nos damos cuenta de que a su manual de filosofía barata le faltan algunas hojas.
–¿Si Massa expresa el ideario de la derecha quiere decir entonces que es lo mismo que Macri?
–Macri es bastante parecido a Massa, pero es más sincero; dice lo que piensa sin especular mucho en cuánto lo beneficia y cuánto lo perjudica. Massa quiere quedar bien con Dios y con el diablo.
–¿Qué chances electorales le asigna al Frente Amplio Unen?
–La dispersión de ese espacio es tan grande que no son competitivos.
–¿Qué rol supone que tendrá Cristina Kirchner tras dejar el gobierno?
–Sergio Urribarri, como presidente, garantiza la continuidad del liderazgo de Cristina donde ella lo desee. Se lo tiene muy bien ganado y ese liderazgo político se necesita a nivel nacional y también en el mundo, donde se ha ganado un respeto enorme por su coherencia y su inteligencia, que la ha llevado a convertirse en una líder.
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