Mañana arrancará en el Senado el debate sobre el proyecto del Gobierno que propone cambiar la ruta del pago a los bonistas que ingresaron a los canjes y que acepten que los futuros vencimientos se liquiden a través del Banco de la Nación Argentina en Buenos Aires y ya no por el Banco de Nueva York en jurisdicción los Estados Unidos. Está previsto que el ministro de Economía, Axel Kicillof; el secretario de Legal y Técnica de la Presidencia, Carlos Zannini; y la procuradora del Tesoro, Angelina Abbona, expongan ante el plenario de las comisiones de Presupuesto y de Relaciones Exteriores. El oficialismo confía en emitir dictamen favorable a la iniciativa del Ejecutivo ese mismo día para llevarlo al recinto de la Cámara alta la próxima semana, donde cuenta con los votos necesarios para aprobarla, pese a que la mayoría de las bancadas opositoras ya se pronunció en contra del proyecto mientras otras dudan entre el voto en contra y el abstencionismo. En Diputados, con el mismo panorama opositor, el kirchnerismo –con un margen más ajustado en los números, pero con las manos suficientes como para convertirlo en ley–, dispuso el estado de alerta a su tropa y la de sus aliados más fieles para abordar el proyecto una vez que salga del Senado, ya que el 30 de septiembre vence otro pago a los bonistas reestructurados.

Aunque esperaba un clima algo más distendido y cierto acompañamiento de la oposición (que en el mejor de los casos será con la abstención y de forma absolutamente minoritaria), el oficialismo trabaja en el Congreso con el objetivo de no dejar nada librado al azar.

Los funcionarios –Kicillof, Zannini y Abbona– serán los encargados de defender el proyecto oficial en el plenario de las comisiones del Senado ante el embate opositor. En tanto, desde la bancada kirchnerista se encargarán de apuntalar a los funcionarios, pero fundamentalmente de conseguir el dictamen de mayoría ese mismo día (cosa que descuentan) y consolidar el número de votos para aprobarlo en el recinto.

El bloque del Frente para la Victoria cuenta con 32 senadores propios y 7 aliados, que lo acompañan en la mayoría de las votaciones. Un número suficiente –mientras procura sumar otros– para superar los 37 necesarios (la mitad más uno) para abrir el debate, darle media sanción al proyecto y girarlo a la Cámara baja.

Enfrente tendrán la resistencia de la UCR, del PRO y la mayoría del interbloque FAP-Unen-CC, aunque dentro de este diversificado espacio hay quienes podrían optar por la abstención. Una posibilidad que también evalúa parte del PJ opositor.

Los diputados oficialistas confían en que sus pares del Senado cumplirán sin problemas su parte y se preparan para afrontar su turno. Con el grueso de la oposición en contra de la iniciativa y con un número propio más ajustado –bajo amenaza de fluctuación–, el Frente para la Victoria ya tomó recaudos. Entre ellos, garantizarse que hasta la aprobación del Presupuesto para 2016 (que llegará los primeros días de septiembre a la Cámara baja) sus integrantes no planifiquen nada que les impida cumplir sus tareas legislativas, ni mucho menos que los aleje del país.

Ayer, la buena noticia para el oficialismo fue que los dos diputados del Frente Grande rionegrino que responden al gobernador Alberto Weretilneck no seguirán el mismo camino que el mandatario provincial, quien decidió romper con el gobierno nacional y coquetear con su pase al massismo. Herman Avoscan y Luis Bardeggia se quedarán en el bloque del FpV y adelantaron públicamente su voto a favor de la ley de pago soberano.

De esta manera, el FpV conserva sus 118 miembros, a los que suma un grupo de aliados que –entre los fieles y los más cercanos– fluctúa entre 12 y 14 diputados. Un número muy ajustado para conseguir el quórum (129) e imponerse en la votación. Del otro lado, el intento del massista Frente Renovador de “consensuar” un proyecto propio con el resto de la oposición está en stand by, aunque continúan las negociaciones, mientras otros bloques y diputados de un amplio abanico ideológico optarían por la abstención.