EL PAíS › LA PRESIDENTA HABLó EN LA CENA DE CAMARADERíA DE LAS FUERZAS ARMADAS
CFK recordó a los miembros de la Armada que “estuvieron retenidos en Ghana como rehenes de los fondos buitre” y dijo que “tuvieron una actitud de dignidad que hace honor a las mejores tradiciones de las Fuerzas Armadas que nos dieron la libertad”.
› Por Julián Bruschtein
“Cuando uno es soldado, a la Nación no solamente se la defiende con un fusil sino también cuando somos agredidos económicamente”, sostuvo ayer la presidenta Cristina Fernández de Kirchner frente a los representantes de las tres Fuerzas Armadas que, sentados a sus mesas, oían el mensaje presidencial. El paralelismo fue para hablar de la integración entre civiles y militares y a la vez criticar a quienes se oponen a la estrategia del Gobierno frente a los embates de los fondos buitre. “Este es un proyecto de Nación y no de un gobierno”, advirtió con la mirada firme hacia todos los presentes en el salón.
En la mesa principal se mezclaban los ministros de Defensa, Agustín Rossi; de Planificación, Julio De Vido, y de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, con los jefes de cada una de las fuerzas. Intercalados con los funcionarios a la espera de que la Presidenta se sumara, estaban el jefe del Estado Mayor Conjunto, Luis María Carena; el del Ejército, César Milani; de la Fuerza Aérea, Mario Callejo, y de la Armada, Gastón Erice.
Apenas la Presidenta ingresó al edificio fue acompañada por Rossi y se dirigió para el saludo de rigor a la cúpula de las tres fuerzas. Inmediatamente comenzó a sonar la canción “Ojos azules”, interpretada por la orquesta de la Armada junto a una orquesta juvenil conformada por chicos de la villa La Tablada, en Rosario, uno de los ejemplos que luego daría la Presidenta acerca de la necesidad de “terminar con la división entre militares y civiles”. Cuando finalizaron los aplausos y Fernández de Kirchner se dirigió hacia la zona donde la esperaban los comensales, se escuchó detrás de los hombres de seguridad un grito que pareció quedar fuera de lugar entre tanto uniforme: “Fuerza Cristina”, con algunos aplausos que lo siguieron tímidamente.
Vestida de gala en combinación con colores blanco y negro, la Presidenta comenzó a tocar el tema de los holdouts al recordar que los oficiales de la Armada “que estuvieron retenidos en Ghana como rehenes de los fondos buitre deben sentirse muy honrados, porque tuvieron una actitud de dignidad que hace honor a las mejores tradiciones de las Fuerzas Armadas que nos dieron la libertad”, y soltó un mensaje a “los que habían dicho que querían hacer una colecta para pagar lo que pedían. ¿Alguien vio un peso de eso?”, se preguntó apuntando a los sectores del establishment que presionaban para que el país pagara a los fondos buitre.
Sostuvo que “cuando uno es soldado, no solamente defiende al país con un fusil en el campo de batalla, sino también defiende la dignidad de la Nación en todos los frentes, también cuando somos agredidos económicamente y se nos quiere someter como si fuéramos una vieja colonia del virreinato”.
“Había planteado en el discurso de 2008 la necesidad de integrar definitivamente a nuestras Fuerzas Armadas al conjunto de la Nación, que ya no podía haber diferencias entre civiles y militares, más allá de la labor que le cabe a la Justicia en las cuestiones que ya todos conocemos”, destacó la Presidenta en su discurso, haciendo alusión a los juicios por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura.
Los funcionarios habían llegado cada uno por su lado y cerca del horario de arribo de la Presidenta. Uno a uno se reunieron en el hall de entrada al salón San Martín, donde se encontraban los integrantes de las tres Fuerzas Armadas. El grupo quedó conformado por los ministros de Relaciones Exteriores, Héctor Timerman; de Agricultura, Carlos Casamiquela; el de Turismo, Enrique Meyer; el titular de la Secretaría de Inteligencia, Héctor Icazuriaga, y el padre Carlos Molina, titular de la Sedronar. A ellos se sumaron pocos minutos después el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, que apenas se acercó hizo algún chiste por lo bajo que desató las risas de sus acompañantes. Poco después ingresó el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, que se saludó con Rossi antes de sumarse al grupo.
La espera fue matizada por los oficiales de las tres armas reunidos en grupos en los que se conversaba amablemente en general sobre ningún tema de importancia. El salón principal estaba impregnado del olor a colonias y perfumes que acompañaba la vestimenta de gala de los militares, peinados a la gomina o con el pelo bien corto. Desentonaba algún funcionario de gobierno al que, al igual que el traje de civil, lo delataba el pelo más largo e incluso alguna barba semidesprolija. La presencia de mujeres oficiales se destacó entre tantos hombres, un hecho inusual hasta no hace tantos años, que Fernández de Kirchner marcó en el inicio de su discurso. CFK enumeró los logros de la gestión en Defensa, fundamentalmente sobre “el rol” de las Fuerzas Armadas: “Se los sumó activamente a las situaciones de emergencias, hay una mayor integración con la sociedad civil y la participación comunitaria”. Habló del desarrollo tecnológico y dejó en claro cuál será una de las funciones a futuro, porque “la defensa de los recursos naturales” será la tónica.
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