Fueron miles las personas que se movilizaron en La Plata y Capital Federal para reclamar “contra la impunidad y el encubrimiento” en la desaparición del testigo Jorge Julio López, de la que se cumplieron ayer ocho años. En la ciudad de Buenos Aires hubo una manifestación a Plaza de Mayo convocada por el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia (EMVJ). En tanto, la Multisectorial La Plata, Berisso y Ensenada marchó desde Plaza Moreno bajo la consigna “Ocho años de impunidad sin Julio”. En sendas manifestaciones, militancia y gente de a pie confluyeron para rescatar la memoria del sobreviviente que acusó al genocida Miguel Etchecolatz y su patota en el juicio oral que culminó con la segunda sentencia, a prisión perpetua, por delitos de lesa humanidad.

“¿Quién es Julio López?”, preguntó Mica a su mamá. “¿Viste el video que puse ayer en la compu, del señor mayor que hablaba frente a un micrófono, con una campera roja? Bueno, estaba acusando a los que lo habían lastimado algunos años antes para que sean castigados”, le responde Lali, empleada estatal y militante sindical. Mica asiente y mira de reojo a un grupo de nenes que juegan sobre el asfalto de Avenida de Mayo, frente al Congreso. La marcha está por empezar, con algunos de los dirigentes del EMVJ a la cabeza: Carla Lacorte, Gabriel Solano, Myriam Bregman, Carlos Chile, Claudia Ferrero, Elia Espen y Mirta Baravalle (Madres de Plaza de Mayo), Carlos Lordkipanidse, Diana Kordon y Laura Ginsberg, entre otros. Entre las banderas se distinguen las de la Correpi (Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional), Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), Partido Obrero (PO), Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST), Izquierda Socialista (IS), Asociación de Ex Detenidos-Desaparecidos (AEDD), Tendencia Piquetera Revolucionaria (TPR), Corriente Clasista y Combativa (CCC), Movimiento Territorial de Liberación (MTL), Asambleas del Pueblo, Movimiento Teresa Rodríguez (MTR) y Patria Grande. La bandera que encabeza la marcha dice: “No olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos, fuera (César) Milani y (Sergio) Berni”.

Mica sigue preguntando. Ahora quiere saber si los bombos son para “bailar murga”. Su papá, Guille, le dice que no, que son “para que se escuche más fuerte lo que pedimos”. Y le explica que López es el único caso de un sobreviviente de la dictadura que volvió a desaparecer en democracia. “Como él se salvó la primera vez, pudo contar todo el sistema que el gobierno de los genocidas había armado para hacerlos desaparecer, para que no siguieran luchando por esas cosas que mami y papi te contamos que pedimos para mejorar nuestra vida y nuestro trabajo”, precisó. En ese momento pasan al lado de una pareja de turistas colombianos que se saca una foto con la marcha de fondo y el puño izquierdo en alto.

Los tamborilleros del MTR suenan fuerte, mientras algunas mujeres circulan con los cochecitos y ceban mate, y los militantes del Encuentro Nacional Antirrepresivo reparten volantes. “Aparición con vida de Luciano Arruga, libertad de los presos wichí y de Corral de Bustos, absolución de los petroleros de Las Heras y cierre de las causas a los cinco mil procesados por luchar, por el derecho universal a la identidad y contra el vaciamiento del Banco Nacional de Datos Genéticos, no a la manipulación de los sitios de memoria, a la persecución de los trabajadores de Lear y al desafuero de los delegados del Sarmiento” son algunas de las consignas que ya se escuchan desde el escenario. Los manifestantes corean “ahora, ahora, resulta indispensable, aparición con vida, el Gobierno es responsable”. Mica está cansada, ya llegaron a Plaza de Mayo y aprovecha los bancos que rodean las fuentes. “Y entonces tenemos que hacer algo para que no vuelva a pasar, ¿no?”, dice. Guille la abraza y le responde: “Eso estamos haciendo acá hoy, y para que nadie se olvide de López”.