EL PAíS › OPINIóN
› Por Gabriel Fuks *
Son múltiples los encuentros de trabajo que el kirchnerismo viene desarrollando en este período y todos ellos cuentan con la riqueza de la experiencia acumulada y la calidad de sus dirigentes. La decisión de reglamentar el sistema de Primarias Abiertas por parte del gobierno de Mauricio Macri, además de ser una herramienta para resolver su propia interna, abre la posibilidad cierta de ampliar la base política del Frente para la Victoria en la Ciudad de Buenos Aires.
La política desarrollada por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner favoreció –sin lugar a dudas– la calidad de vida de los porteños. Superior poder adquisitivo del salario, ampliación exponencial de la base jubilatoria y disminución extraordinaria de la desocupación en los últimos 12 años –entre otras medidas de gestión–, cambiaron la cara a las familias porteñas y crearon una amplia base material para nuestra propuesta. La realidad indica que no pudimos arribar electoralmente a buena parte de esa totalidad, aunque contamos con un piso electoral alto.
Percibimos, y también las encuestas marcan, un importante acompañamiento de muchos porteños a las medidas que aplica el gobierno nacional. Aunque estos sectores de la ciudad decididamente expresan su negativa con la vuelta al pasado, a la hora de pronunciar sus voluntades en las urnas, aparece cierta reticencia para acompañarnos con el voto.
Esta debilidad política se debe a múltiples factores y se manifiesta en la presentación de la propuesta, impidiendo la construcción de una fuerza más capaz y amplia. En un punto, se empantana la consecuente captación de voluntades mayoritarias y nos encierra en el corralito de la retórica. Esta realidad recorre todas las comunas y no es atributo de un solo sector social. Después de distintos intentos por ganar en la Ciudad –siempre un hueso duro de roer–, frente a una nueva contienda electoral debemos imaginar escenarios más complejos que excedan la mera búsqueda de buenos candidatos que desigualan electoralmente –que sí los hubo–, y de una simple consigna de turno.
Tal vez sea necesario replantear los vínculos políticos y sociales en la Ciudad. Las primarias abiertas deben permitir horizontes de crecimiento electoral más importantes. El sector de los porteños que es crítico y colindante a la vez y que no nos vota, alcanza un 25 por ciento de los vecinos. En función de la opción PRO, la alternativa del Frente para la Victoria es la más consolidada por sus ideas y sus propuestas. En cambio, desde Unen oscilan entre ser “un vagón de cola de Mauricio Macri” a una opción de una izquierda disociada de las transformaciones. Las PASO, creadas por nuestro gobierno, como instrumento de participación en la selección de candidatos, pueden ser el catalizador para abrir la oferta, plantar la disyuntiva y retomar las ideas primogénitas del Frente Nacional y Popular que parió Néstor Kirchner después del 2003.
Romper el encierro en la Ciudad es el desafío para ubicarnos en una frontera más cercana al triunfo, que aporte a la estrategia electoral del 2015, en el momento que Cristina lo decida desde su rol de jefa del Frente para la Victoria. En estos años demostramos valentía para enfrentar las dificultades, consistencia en las medidas y un liderazgo indiscutido. Hoy, los tiempos ayudan para discutir propuestas y la factibilidad frentista que, por encima de nombres, represente por su volumen político y por sus miembros a franjas más extensas de la sociedad porteña.
* Legislador porteño. Frente para la Victoria.
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