Los funcionarios que encabezaron la misión argentina en Guayana hablaron sobre las ventajas que aportará Arsat-1, los nuevos satélites que van a construirse, y respondieron a las críticas de sectores de la oposición.
› Por Javier Lewkowicz
Desde Kourou
“Este es el primer paso autónomo y soberano que da el país en materia de telecomunicaciones”, señaló ayer el ministro de Planificación, Julio De Vido, en relación con el lanzamiento al espacio del satélite argentino Arsat-1. Desde Kourou, en la Guayana Francesa, el funcionario, junto al secretario de Comunicaciones, Norberto Berner, y el presidente de Arsat, Matías Bianchi, dialogaron con Página/12 y otros medios sobre la trascendencia del evento y dieron pistas sobre los próximos pasos que se tomarán en materia satelital. De Vido adelantó además que la central nuclear de Atucha II ya está operando al 70 por ciento y que en noviembre va a funcionar al tope de su capacidad, de 734 megavatios.
–¿Qué consecuencias concretas tendrá en términos de calidad de los servicios el lanzamiento del satélite Arsat-1?
Julio De Vido: –Hay zonas de la Argentina que no estaban cubiertas por ningún servicio satelital, al igual que más de 4 mil escuelas, conectadas hasta ahora a la red. Esas regiones y grupos sociales van a ver reforzado el servicio. Hoy allí no tenemos cobertura porque a las empresas de telecomunicaciones no les cierra económicamente la prestación del servicio. Eso va a cambiar. Pero, además, esto representa un salto en términos de soberanía, porque implicó el desarrollo de una tecnología propia que manejamos nosotros, para la cual no dependemos de las importaciones. Es algo que se diseña y se labura en pesos, con nuestros técnicos y nuestra tecnología, y con la perspectiva de desarrollar el servicio para toda la región.
–¿Qué regiones van a ver mejorado el servicio?
Norberto Berner: –En las zonas más densamente pobladas del país, la competencia es natural: hay 3, 4 o 5 operadores que se disputan el mercado. Pero en los pueblos hay menos competencia, y allí el Estado debe brindar igualdad de acceso a las telecomunicaciones, atendiendo la extensión geográfica y la desigualdad demográfica de la Argentina. Entre el tendido de más de 30 mil kilómetros de fibra óptica y la coordinación con los planes en materia satelital, se va a potenciar y a facilitar el acceso en zonas como la Puna, la Patagonia, el Impenetrable y la Cordillera.
–Muchas veces se caracteriza a este tipo de proyectos como un gasto no del todo necesario.
J. D. V.: –Esto es tecnología nacional, es un enorme trabajo de profesionales argentinos. Se incorporaron tres mil técnicos, pusimos en valor a los que han vuelto y también a los que se quedaron en el país. Es el primer paso autónomo y soberano que da el país en materia de telecomunicaciones. Y la Argentina ahora va a formar parte del selecto grupo de los ocho países del mundo que tienen desa-rrollo propio de este tipo, porque el satélite se lanza desde aquí, pero se pone en órbita desde la Argentina. Vamos a ser el primer país de América latina en tener un satélite de diseño propio y de fabricación propia.
–Políticos de la oposición, como Mauricio Macri, lo pintan de despilfarro.
J. D. V.: –Me parece bien que los políticos de la oposición digan lo que piensan, así la gente puede elegir. Creo que si ellos u otros con ese pensamiento llegan al gobierno, va a ser todavía mucho peor que cerrar el Invap. Acá corre riesgo la Asignación Universal por Hijo, por ejemplo. Este proyecto del satélite nacional nace en abril de 2006, cuando Néstor Kirchner funda la empresa Arsat. Está claro que su idea era estratégica, y el mejor homenaje para él es este lanzamiento y puesta en órbita. Y la Presidenta, en vez de hacer lo que dicen propios y extraños, los exegetas del liberalismo que hablan de la necesidad del ajuste, consolidó una inversión tecnológica virtuosa.
–¿Cómo continúa el plan satelital?
J. D. V.: –Estamos trabajando en el Arsat-2, el Arsat-3 y también analizamos avanzar en el Arsat-4. El Arsat-1 va a cubrir la Argentina y el Arsat-2, que tenemos la expectativa de lanzar en julio del año que viene desde este mismo lugar, va a cubrir todo el continente sudamericano. Estamos procurando reunir a todos los países latinoamericanos que tengan intereses satelitales, para defender los intereses comunes de la región y ofrecer los servicios del satélite argentino.
Matías Bianchi: –Estamos trabajando en Arsat, junto a la Conae y el Invap, para asegurar que la sala limpia del Invap –donde se realizan los tests para los satélites– permanezca llena por muchos años, porque no podemos perder el aprendizaje que se hizo, la capacitación de técnicos, ingenieros y científicos. Tenemos que darle continuidad a eso. Y para asegurarlo, también tenemos que dar servicios con los satélites en el extranjero.
–¿Cómo se puede competir en esta área?
M. B.: –Tenemos la idea de conseguir mayor desarrollo, de ser más competitivos. Para eso, la apuesta sería modificar la relación entre el peso y la potencia. El peso es el costo y la potencia es la cantidad de servicio que el satélite puede dar. La idea es mejorar la potencia conservando el peso, y eso se consigue con una mejora en la propulsión. Además, el aprendizaje que realizamos con los satélites debe poder ser aprovechado por otros sectores de la economía nacional.
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