EL PAíS › PEDIDO DE LA IGLESIA POR LOS CHICOS APROPIADOS
La Comisión Episcopal de Pastoral Social difundió un documento en el que exhorta a los católicos a dar los datos que tengan del robo de bebés durante la dictadura.
La Comisión Episcopal de Pastoral Social pidió a los católicos que aporten datos e información sobre hijos sustraídos a madres desaparecidas durante la última dictadura. “Hay cerca de 400 familias que buscan a sus nietos apropiados durante la época del terrorismo de Estado”, señaló el presidente de la comisión, el obispo de Gualeguaychú, Jorge Lozano, en un escrito que se dio a conocer ayer.
“Ha habido una red de silencio y complicidad que ha mantenido amordazada la verdad acerca de los bebés, ahora jóvenes adultos”, señaló el prelado en la carta que fue difundida por la comisión episcopal. La difusión del mensaje de la Iglesia en el que se pide a las personas que profesen la religión católica y tengan algún dato acerca de apropiaciones ilegales durante la dictadura que lo revelen coincidió con el 37º aniversario de las Abuelas de Plaza de Mayo.
En los últimos años, la Iglesia fue modificando su actitud respecto de su actuación en la última dictadura. No hace muchos años que la Iglesia habilitó la posibilidad de repasar sus acciones durante la dictadura, que está plagada de testimonios en los que se vincula a sacerdotes con la represión en centros clandestinos de detención. Hubo pedidos de perdón pero no sanciones para integrantes de la Iglesia, como el caso del cura Cristian Von Wernich, condenado a cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad, y ninguna reacción de parte de las autoridades eclesiásticas.
La carta firmada por Lozano se titula “Hijos sustraídos de madres desaparecidas” y le extiende directamente la mano a la lucha de Abuelas de Plaza de Mayo. “Se nos mantiene escondida una verdad que nos merecemos como comunidad nacional. No fueron niños abandonados al nacer o sin parientes. Fueron sustraídos, podemos decir arrancados, a su mamá y al resto de la familia”, apuntó el obispo de Gualeguaychú y agregó enfáticamente: “Dos vidas robadas, dos aberraciones”.
El acercamiento de las Abuelas para pedir ayuda en la recuperación de nietos todavía desaparecidos tuvo consecuencias en noviembre de 2012, cuando la Conferencia Episcopal Argentina realizó una solicitud parecida a quienes tuvieran datos sobre el paradero de niños robados o conozcan lugares de sepultura clandestina para que los llevaran ante las autoridades. En julio se firmó una carta compromiso acerca de la búsqueda de datos que puedan ayudar a establecer la identidad de niños que fueron robados.
“Ese desprecio por la vida joven no se animó a llegar también a la muerte de la vida pequeña y se aprovecharon de la impunidad que da el poder para cumplir con el deseo de adopción que tenían ciertas personas amigas ideológicamente hablando”, apuntó el sacerdote, mostrando en parte la forma en la que operaba comúnmente la apropiación de bebés y niños entre 1976 y 1983. Por ello, Lozano denunció que “parte de esa red de silencio está formada por vecinos, parientes adoptivos, pediatras, sacerdotes, religiosas”, y apuntó a quienes creen “erróneamente que es mejor que no conozcan su verdadera identidad”.
“No podemos y no queremos ser indiferentes ante una realidad que nos duele a todos”, sostuvo el representante de la Iglesia y agregó que “la moral no es solamente mentir; esconder la verdad o callarla también es inmoral”. Finalmente, Lozano apeló directamente a las personas con dudas sobre su identidad al señalar que “si tenés datos, los aportes. Si dudás de tu identidad podés dar algunos pasos”, a la vez que recomendó a los jóvenes “comenzar por leer historias de otros que recorrieron ese camino” o comunicarse “con alguno de estos jóvenes, varones o mujeres, que compartieron situaciones semejantes a la tuya”.
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