Un fondo de inversión llamado Owl Creek indicó, a través de la agencia Bloomberg, que está conversando con otros acreedores de la deuda argentina para reclamar la “aceleración” de alguna de las series de bonos emitidos durante el canje. Su operación va en línea con el intento de los fondos buitre de sumar tensión en el berenjenal judicial armado por el juez Thomas Griesa. A partir de mañana, cuando haya concluido el plazo de gracia para que los acreedores reciban los pagos del 30 de septiembre, estará abierta la posibilidad de que los tenedores de títulos reestructurados consideren que la deuda está en default. Si así lo hicieran podrían intentar cobrar de forma adelantada todo el capital adeudado hasta la fecha de la cancelación definitiva de ese papel particular. Para eso, necesitan sumar el visto bueno del 25 por ciento de los dueños de un tipo de bonos.

La medida no le garantiza que Owl Creek y sus socios potenciales (contrató a un estudio de abogados para sumar voluntades) cobren lo que reclaman. El proceso de aceleración no es automático. Por el contrario, abriría un nuevo debate legal. Pero, incluso si avanza el reclamo, tampoco presenta una situación irreversible. El único resultado asegurado es la profundización de las presiones financieras y políticas vinculadas a la disputa con los buitres. En paralelo, Nación Fideicomisos, el nuevo agente de pago de los bonos dispuesto por la Ley de Pago Soberano de la Deuda Externa, está trabajando con distintos fondos de inversión que participaron del canje para aceitar el mecanismo de pago de los fondos.

A pesar de los anuncios anticipados de hedge-funds y buitres, el precio de los bonos se mantiene al alza. Las diferentes series de títulos Par emitidas con legislación extranjera –los papeles cuyos pagos todavía no llegaron a sus acreedores– registraron ayer alzas por hasta 2,8 por ciento en la plaza de Nueva York. El fondo de riesgo Owl Creek, fundado por Jeffrey Altman en 2001, opera como un “carroñero financiero”. Además de la movida contra Argentina, especuló este mes contra los gigantes del crédito inmobiliario estadounidense Fannie Mac y Freddie Mac. También apostó a la ocurrencia de una crisis en Dinamarca que, por ahora, no sucedió.