EL PAíS › EDGARDO MOCCA, DIRECTOR DE LA NUEVA REVISTA HORIZONTES DEL SUR
El politólogo y profesor de la UBA adelanta el primer número de la revista, que busca abrir un debate sobre la situación nacional e internacional. Se presenta el martes en la Biblioteca Nacional.
Los procesos políticos en el mundo, la región y en Argentina constituyen la temática central de Horizontes del Sur, la revista que este martes presentará el politólogo Edgardo Mocca en la Biblioteca Nacional, junto a su director, Horacio González, el economista Ricardo Aronskind y el titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual, Martín Sabbatella. El nuevo proyecto editorial buscará intervenir en los debates de la coyuntura política nacional y “compartir algunas experiencias que tienen un hilo común en dirección a la integración regional y al ejercicio de soberanía”.
Mocca viene de dirigir la revista Umbrales, una publicación más analítica y con una menor definición política que Horizontes del Sur. En este proyecto, todos los números traerán un esquema de tres planos: el mundo, la región y el país. El primer número dedica la primera sección a mirar la crisis internacional, sobre todo en Europa y a analizar la evolución de los sistemas políticos en ese continente, con artículos como los reportajes a los integrantes del partido español Podemos, Iñigo Errejón y Juan Carlos Monedero y al ex juez Baltasar Garzón. En el caso del análisis regional, sostiene Mocca, la revista no es “una mera línea de agitación, sino de percepción de los problemas”, mientras que en Argentina, la mirada está puesta sobre la situación de la época y las perspectivas para las elecciones presidenciales de 2015. González, Aronskind, Sabbatella, Aldo Ferrer, Alvaro García Linera y Eduardo Rinesi son algunos de los nombres que aparecen en este primer número dedicado a los procesos transformadores de Sudamérica.
–¿Quiénes integran esta revista y a quiénes se busca convocar?
–Nos proponemos convocar a figuras del ámbito político e intelectual. No hablamos solo de un intelectual distanciado del compromiso público, sino que es un grupo de personas que tienen formas de participación académica y de participación política. La revista no tiene pretensiones de ser un órgano de análisis neutral sino que tiene un compromiso con un proyecto y un horizonte. No presupone tampoco un acatamiento ni una cerrazón a una mirada crítica, sino que es un compromiso político.
–¿Por qué sacar ahora una publicación así?
–La idea apareció primero en el nivel de graduados de Ciencia Política, después la extendimos. En el ámbito político, nuestra relación más estrecha es con Martín Sabbatella. Quisimos hacer un primer número lo más general y lo más representativo de hacia dónde va la revista. Para nosotros era muy importante sacarla ahora porque creemos que es una etapa fundamental del proceso político argentino y regional, como lo están mostrando las tensiones en la disputa electoral de los países que recientemente hicieron elecciones, Brasil, Bolivia y Uruguay.
–¿Qué evaluación hacen de esos resultados?
–Decidimos no incluir a Brasil y a Uruguay porque hablar de esa realidad sin tener el dato de los resultados de la elección quedábamos en un compromiso con el lector, pero las elecciones son un momento de verdad política que se instala en un contexto de muchas tensiones. Parece que hay un nivel de confrontación que amenaza con desestabilizar todo el sistema, pero cuando se va a los resultados de las elecciones uno se da cuenta de que las tensiones son minoritarias, muy fuertes y con mucho peso económico y mediático pero con poca consistencia popular. En Uruguay fue una sorpresa la elección, toda la crónica previa hablaba de una elección más reñida y de una elección con un alto nivel de incertidumbre para el ballottage, pero lo más importante es lo de Brasil.
–¿Qué representa ese triunfo de Dilma Rousseff?
–Se da por sentado que ganó Dilma, pero la verdad es que hubo momentos de mucha zozobra. No es una zozobra cualquiera, Brasil es el país cuyo rumbo decide a dónde va la región. Aécio Neves desarrolló una campaña con una retórica contra el Mercosur, a favor de un acercamiento a Estados Unidos. Un triunfo en esas condiciones, donde la oposición no hace simulación sino que dice claramente qué va a hacer, nos permite dar cuenta de cuán cerca estuvimos de otro resultado que hubiese afectado mucho el proceso argentino. Brasil es un jugador global. Es un resultado extraordinariamente importante que lo vamos a valorar en el curso de los tiempos que siguen.
–¿Cuál es la influencia de esos resultados en Argentina?
–Son muy influyentes, pero eso no quiere decir que sean determinantes. Pero sin duda influyen porque hay fenómenos de clima político. Si uno lee el diario La Nación, el más doctrinario de la derecha argentina, en los últimos días de la campaña se hace un llamado desesperado a respaldar la candidatura de Neves. Todos los actores del drama político argentino son conscientes de la influencia de los resultados electorales de nuestros vecinos, particularmente de Brasil.
–¿Cuáles son esos fenómenos de clima político?
–En Argentina, desde el verano hasta esta primavera hay un gradual y moderado cambio de clima, de una situación de exasperación límite a otro donde las encuestas dicen que la imagen del Gobierno es buena, que mejora. Las encuestas no muestran una candidatura opositora que a esta altura pueda despuntar como una alternativa, la oposición está en una situación vacilante y de deterioro interno. Está todo en un limbo identitario donde no se entienden bien las alianzas y las diferencias. A mí me gustaría tener una oposición mejor, escuchar argumentos, gente con capacidad de hablar. Hay un campo de intervención política crítica que además obligaría a las fuerzas favorables al Gobierno a tener un nivel de mayor exigencia. Esto no existe en Argentina.
–¿Un ejemplo de oposición crítica es el de Podemos en España que aparece en la revista?
–Podemos sería Evo Morales en la oposición. Hay un proyecto claro en Europa funcionando en España que es el del neoliberalismo. Había una ilusión en España de prosperidad general basada en el flujo de capitales internacionales, en la deuda, en la especulación con las hipotecas. Podemos es claro porque también es claro lo que pasa en el gobierno y que quienes lo cuestionan tienen un proyecto alternativo. En el reportaje, Errejón y Monedero miran mucho lo que está pasando en esta región. Podemos viene en un crecimiento en los sondeos de opinión muy alto. Hay mucho desencanto con el PSOE. La gente que históricamente siguió a los socialistas va viendo que las cosas van más o menos igual gobierne el PSOE o el Partido Popular. Una promesa por fuera de ese sistema madura.
–Respecto del escenario argentino, ¿la revista también es un ámbito para plantear y pensar desafíos de cara a 2015?
–Creo que un proyecto político como el argentino tiene que aprender mejor a construir y defender el poder. Todos estos procesos regionales se han caracterizado por hacer camino al andar. Muchas de las decisiones que se han tomado han tenido más que ver con el conflicto y con el modo de sostener un rumbo y un poder que con una planificación previa. Hay que pensar cómo ampliar el poder el proyecto, cómo afirmarlo más, cómo comunicarlo mejor, cómo tener más sensibilidad ante los problemas. Nunca es suficiente porque en esta confrontación está en juego cómo se distribuye la torta. El mensaje de la revista está para las cabezas que creen que ya está y se cambió. En cierta medida estamos en otro lugar, pero si se mira, hay problemas como la propiedad de la tierra, la salud de la tierra como proveedora de alimentos, como territorio de terrible especulación financiera. Acá en esta revista no cargamos esto sobre el Gobierno, pero no podemos decir que eso está solucionado. O el caso de la informalidad laboral. También se hacen muchas cosas, se fortalecen organismos de control, pero no podemos decir que la hemos superado.
Informe: Aldana Vales
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