Vie 05.12.2014

EL PAíS  › RAFAEL FOLLONIER RENUNCIA A SU PUESTO EN LA CASA ROSADA

Una salida sin crisis ni portazo

Coordinador de la Unidad Presidente con rango de secretario de Estado, asesor de Néstor Kirchner y luego de Cristina Kirchner, Follonier deja su cargo pero seguirá dedicado a Sudamérica. Actualmente es el puente de Daniel Scioli con la región.

› Por Martín Granovsky

Será una salida sin crisis ni portazo, según dijeron a Página/12 funcionarios del Gobierno. Rafael Follonier presentó la renuncia a su cargo de coordinador de la Unidad Presidente y dejará su oficina en el primer piso de la Casa Rosada. Sin embargo, no abandonará el único vicio que lo pierde más que mirar Fórmula Uno y comer cocina vasca: Sudamérica.

Designado por Cristina Fernández de Kirchner hace siete años, al comienzo de su primer mandato, Follonier ya había estado en la Casa Rosada con Néstor Kirchner de presidente. En los primeros tiempos de gobierno fue secretario de Provincias y participó de un equipo de solución de emergencias encargado de desarmar y prevenir conflictos sociales en una gestión que había decidido negociar y escuchar en lugar de reprimir. Otros integrantes eran Héctor Metón y un Sergio Berni que aún no se engolosinaba con los discursos punitivos.

También en los comienzos del kirchnerismo Follonier puso sus contactos de sus tiempos de militancia en la izquierda a disposición del gobierno. No eran pocos. Había sido miembro del Ejército Revolucionario del Pueblo. Muchos de los nuevos funcionarios de Sudamérica habían pertenecido en los ’60 y los ’70 a formas distintas de lo que entonces se llamaba “nueva izquierda”, en algunos casos armada y en otros no. La agenda personal de Follonier incluía por ejemplo a Fidel Castro, a Alí Rodríguez, multifuncionario de Hugo Chávez al punto de llegar a ser la cabeza de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, y a Pepe Mujica. Entre los viejos conocidos y los nuevos que agregó en el Gobierno, Follonier se convirtió en una vía directa de interlocución de Néstor Kirchner y luego de Cristina Kirchner con Michelle Bachelet, con los venezolanos, con los brasileños Marco Aurélio García, Luiz Dulci, Lula y Dilma Rou-sseff, con los uruguayos Tabaré Vázquez y Raúl Sendic, con el ecuatoriano Rafael Correa y con el boliviano Evo Morales.

Cuando Kirchner fue designado secretario ejecutivo de Unasur, Follonier fue su jefe de gabinete. Autoridad con rango de secretario de Estado, en sus discursos se emociona cuando habla de San Martín y dice “suramericanos” en lugar de “sudamericanos”. En los últimos tiempos fue el puente elegido también por Daniel Scioli con la región. Acaba de acompañar al gobernador y precandidato a la presidencia a una entrevista con Bachelet en el Palacio de la Moneda y a otra con Tabaré después del aplastante triunfo del Frente Amplio en segunda vuelta.

Su relación con Scioli es antigua. Cuando el motonauta se lanzó a la política, como candidato a diputado nacional en 1997, compitió con Miguel Angel Toma en el Partido Justicialista porteño. Follonier ya se había hecho peronista en el exilio en España, cuenta que como homenaje a sus hermanos desaparecidos. Fue uno de los encargados de develarle a Scioli las mañas, la historia y la liturgia que a todo recién llegado al peronismo le conviene saber. Su corazón estaba con Scioli y no con Toma.

El vínculo de Follonier con Scioli es natural y, por otra parte, no interfiere con uno de los planteos que el coordinador renunciante venía haciendo en sus charlas ante militantes del Partido Justicialista en todo el país o frente a alumnos universitarios. “A pesar de los pesimistas, la integración suramericana llegó a su mejor momento en 200 años y los últimos resultados electorales en Uruguay, Chile, Brasil y Bolivia confirman que seguirá habiendo un ciclo de gobiernos comprometidos con esa construcción”, dijo a la vuelta de Uruguay, el domingo.

Por eso no suena ni a portazo ni a crisis la salida de la Casa Rosada de un viejo militante de izquierda y peronista veterano que fue funcionario de Kirchner desde la primera hora y ya empezó a tender redes sudamericanas para el precandidato del Frente para la Victoria que hoy está mejor situado en las encuestas. “Me voy por voluntad propia y con un buen recuerdo de este tiempo maravilloso”, según pudo saber este diario que dijo a sus amigos.

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